Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

20 oct 2011

Encuestas ¡ar!

DAVID TRUEBA

Las encuestas son coercitivas.
Te fuerzan a darles la razón.
 Cuando eras joven tenías que ser aficionado a deportes extremos y asiduo de las discotecas.
Aunque no lo fueras, ahí estaba la encuesta para recordarte que el equivocado eras tú. Los votantes parecen dispuestos a cumplir con las encuestas, en algo hay que creer.
 Quizá lo más chocante del estudio publicado el domingo era ver que el 95% de la gente califica la situación económica de muy mala, pero el 40% reconoce, en el apartado siguiente, que su situación económica particular es muy buena.
Saquen sus conclusiones.








En ambiente de brazos caídos, es preciso observar tres progresiones políticas.
Mariano Rajoy ha impuesto su calma.
En anteriores elecciones perdió por la urgencia de los más extremistas, que le empujaron a una propuesta basada en la antiintelectualidad, la confrontación en temas de terrorismo y la teoría conspirativa.
 Sofocó todos los incendios de su partido con una misma manguera y aguardó los errores del contrario.





En el caso de Gallardón, la trayectoria es tan larga que parece contemporáneo de Romanones.
Siendo joven aprendió, bajo el rigor de la batuta de Manuel Fraga, que la resistencia tiene premio.
Aunque la dinámica crecida de algunos compañeros de partido, por llamarlos con ese eufemismo, despreció su bagaje y buena imagen, ha sabido imponerse como valor seguro.
 Con una ejemplar falta de sectarismo para lo que se estila, es el conservador que menos inquina despierta en los votantes de la otra acera.
Llegará al gobierno de los recortes, pese a presentar una tremenda deuda municipal y una dolorosa presión recaudatoria sobre los vecinos de Madrid, que en plena crisis han recibido bofetones por cobro de basuras o la revisión al alza del catastro mientras los bancos valoraban la misma propiedad a la baja.





Y la llegada de Ana Botella a la alcaldía de Madrid ejemplificaría las nuevas sagas de poder, algo distintas a digamos los Kennedy.
 Pero es más sólido su andamio que el de muchas carreras esforzadas.
 Todo ello si la gente obedece a las encuestas en una campaña donde habrá un solo cara a cara televisado, al que se empeñan en llamar debate, pero que en realidad es un monólogo alternativo de los candidatos, con un moderador encargado del minutero.

Carla Bruni da a luz a una niña

La primera dama francesa, que ingresó ayer por la mañana en la clínica de La Muette, tuvo a su hija Dalia sobre las ocho de la tarde.-
El presidente regresó rápidamente desde Fráncfort para estar con ellas .
París'







Se ha hecho esperar, pero al fin el primer bebé de Carla Bruni y Nicolas Sarkozy está aquí. Y se llama Dalia.
La primera dama ingresó ayer para dar a luz en la ya famosa clínica parisiense de La Muette, tomada por las fuerzas de seguridad y por la prensa.
 A las 20.00 horas Bruni tuvo a su hija, la primera de su matrimonio con el presidente francés, pero el segundo de sus hijos.
En línea con el secretismo que ha impuesto el Elíseo, el nacimiento fue anunciado por varios medios de comunicación franceses que citaron fuentes médicas.
El palacio guarda silencio por deseo de los padres, que han decidido no "exponer al bebé" ante los focos mediáticos.







Sarkozy: "Nuestra hija es una alegría profunda y privada"


Unas figuras de cera representan al presidente francés Nicolas Sarkozy y su esposa, Carla Bruni, con su bebé recién nacido.
Las estatuillas son obra del artista napolitano Gennaro di Virgilio.-




Cuando se produjo el alumbramiento, Sarkozy no se encontraba junto a su esposa.
El deber obligó al papá a ausentarse pese al inminente parto: Sarkozy visitó solo fugazmente durante la tarde a su esposa, ingresada desde media mañana en la clínica del elegante barrio residencial del XVIeme arrondissement, a poca distancia de la casa de Carla Bruni.
El mandatario llegó sobre las cuatro de la tarde y salió media hora después para poner rumbo a Fráncfort y entrevistarse por la noche con Angela Merkel, con la que debía preparar la cumbre europea del domingo.
Y eso que la niña es el primer bebé que nace siendo su padre presidente de la república francesa.
Por ello, el flamante padre regresó desde la ciudad alemana para estar junto a su esposa.



El ingreso de Carla Bruni se desarrolló entre grandes medidas de seguridad. La primera dama fue llegó al hospital a media mañana.
Sin embargo, desde principios de mes, los alrededores de la clínica de La Muette, donde han dado a luz entre otras la exministra de Justicia Rachida Dati y la actriz Charlotte Gainsbourg, está blindada.
Decenas de policías, algunos de civil, custodian el centro, y desplazaron a los numerosos periodistas y fotógrafos que hacían guardia hasta unos 200 metros de distancia de la entrada.
 La pareja incluso ha reservado toda una planta para alojar al personal de seguridad, según la televisión BFMTV. Al igual que lo hizo en 2001 con su hijo Aurélien, fruto de su relación con el filósofo Raphaël Enthoven, Carla Bruni ha recurrido al ginecólogo Bernard Fonty para que la atienda.



Además de ser el único que bebé nacido en el Elíseo, es el primero de la pareja presidencial, casada desde febrero de 2008.
La pequeña es también la primera del clan Sarkozy-Bruni, en el que abundan los varones.
El mandatario es ya padre de tres hijos, Pierre, de 26 años, y Jean, de 24, a los que tuvo con su primera esposa, y Louis, de 14 años, fruto de su segundo matrimonio con Cecilia Attias.
Desde enero del año pasado, el mandatario de 56 años es también abuelo del pequeño Solal, hijo de Jean y de su esposa Jessica Sebaoun-Darty.
Para Bruni es su segundo hijo, después de Aurélien, de 10 años, fruto de su relación con el filósofo Raphaël Enthoven.






La pareja ha repetido por activa y por pasiva que alejará los focos de la recién nacida, y la propia Bruni no ha confirmado el embarazo hasta finales de mayo, al dejarse fotografiar sin disimular lo evidente al margen de una cumbre del G-8.
Y no ha sido hasta principios de septiembre que ha hablado abiertamente del tema, pero desde entonces ha multiplicado las entrevistas a los medios.
El lunes por la noche, incluso, recibió en el Elíseo al periodista Benoît Duquesne, responsable del programa Complément d'enquête, que emitirá esa entrevista el próximo jueves dentro de un reportaje que analiza las posibilidades del presidente de revalidar el cargo, a seis meses de las elecciones presidenciales.
"Tiene la impresión de tener un embarazo de elefante, visto que todo el mundo anuncia el parto desde hace 15 días", comentó el presentador de France 2, no sin precisar que el encuentro que mantuvo con ella se centró exclusivamente en asuntos políticos y no personales.





La semana pasada, en pleno debate de los dos principales candidatos a las primarias socialistas, se dejó ver cenando con su marido en un restaurante parisiense.
Las malas lenguas no han dudado en ver en ello una maniobra para eclipsar estas primarias, cuya gran mediatización ha irritado fuertemente al Gobierno conservador de Sarkozy.






Y es que la buena noticia llega en un momento especialmente complicado para el presidente francés, en caída libre en los sondeos.
 El último, realizado por el Instituto CSA y hecho público ayer, es contundente y confirma la tendencia de los últimos meses: Hollande llegaría en cabeza, con el 35% de los votos, y Sarkozy quedaría relegado al segundo lugar, con el 25%, por delante de la candidata de la extrema derecha, el Frente Nacional, Marine Le Pen, con un 16%.
En la segunda vuelta, el socialista ganaría con una amplia mayoría del 63%.

Leonard Cohen canta por señas

Nacho Vegas, Duquende, Javier Mas y Laura García Lorca homenajean al artista en un vibrante acto en Gijón .
"Tú cantas bien hasta por señas", suelen decirle los flamencos a los cantaores a los que falla la voz.
Y eso, cantar por señas, es lo que hizo anoche Leonard Cohen desde uno de los palcos del Teatro Jovellanos de Gijón.
 Estos van a ser los 50.000 euros más fáciles de su carrera si pensamos en la dotación del Premio Príncipe de Asturias de las Letras que recibe mañana viernes en Oviedo, donde pronunciará uno de los discursos de la ceremonia.




Laura García Lorca le agradeció todo lo que ha hecho por la difusión de la obra de su tío






Javier Mas: "Siempre le ha interesado mucho que yo llevara sus canciones a la guitarra española"






Un coro juvenil cerró el homenaje cantando 'Hallelujah'

Dicen que ver hacer el paseíllo a Curro Romero valía el precio de la entrada a la Maestranza, y el público que abarrotaba el teatro -y que había agotado las invitaciones gratuitas a la hora y media de ser distribuidas- rompió a aplaudir puesto en pie cuando apareció el artista canadiense.
Mezcla de sabio, torero y monje budista -nada estrella del rock-, él saludaba alternativamente con el sombrero y con las manos juntas, bajando la cabeza. Desde lejos, pareció enjugarse las lágrimas.



Los músicos del músico. Minutos antes se había proyectado el documental que su hija Lorca rodó en el backstage de la última gira. Minutos después, tres de los protagonistas de la película estaban sobre el escenario: el guitarrista aragonés Javier Mas y las dos hermanas Webb, que acompañan a Cohen en los coros.



Lorca vive en Nueva York. Mas fue el director de la parte musical de una noche impecable en la que solo faltó que cantara Cohen.
 La literatura la puso uno de los miembros del jurado que le otorgó el premio en junio, el catedrático Andrés Amorós, que estuvo tal vez demasiado "catedrático" para la ocasión. Él fue el encargado de analizar las claves de la poesía del cantante y de leer algunos de sus versos que, en su voz, nunca terminaron de sonar naturales.






Justo lo contrario de lo que sucedió durante las breves y brillantes palabras de Laura García Lorca, que quiso agradecer a Cohen la amorosa divulgación que ha dado a la obra de su tío, para el que, dijo, ha conseguido lectores que sin él nunca hubiera tenido: "La vida de un poema se prolonga en cada traducción". No digamos en cada canción. Laura García Lorca habló del viaje que va del poema Pequeño vals vienés del escritor a la canción Take This Waltz y de este, ida y vuelta, a la versión flamenca de Enrique Morente. Terminó leyendo en su impecable inglés y en un español rimado con muchísima gracia el poema de Leonard Cohen Lorca vive en Nueva York.
 En sus versos, irónicos pero desgarradores, su admirador de Montreal imagina vivo al genio español, harto de los gitanos y de su guitarra, informado de su propia muerte pero a salvo en la Gran Manzana... una ciudad que no le gusta.






Un flamenco de Montreal. El guitarrista Javier Mas acompaña a Leonard Cohen con su laúd desde que en 2007 este lo escuchó tocar en un disco homenaje a su obra en el que participaban varios músicos españoles. Desde entonces es uno de los puntales de su directo: en la canción Who By Fire el solo del español dura tanto como la intervención del canadiense. Horas antes del concierto de Gijón, Mas explicaba a este periódico la conexión musical entre ambos: "Siempre le ha interesado mucho que yo llevara sus canciones a la guitarra española. Ahí nos hemos encontrado, en el Mediterráneo, porque él tiene parte de sus raíces en Grecia. Allí nacieron canciones como So Long, Marianne.





So Long, Mr. Cohen. So Long, Marianne fue precisamente el tema que cerró en el escenario una velada en la que, efectivamente, hasta el irlandés Glen Hansard sonó flamenco interpretando Famous Blue Raincoat.
Fue el toque Mas, su virtuosismo y el de los músicos que le acompañaron: una guitarra, un violín y un cajón.
 A ellos se sumaron las hermanas Webb, que abrieron con Dance Me To The End Of Love y cerraron con la sobrecogedora y salmódica If It Be Your Will. Por el escenario pasó también el cantaor Duquende, que interpretó su particular versión de My Gypsy's Wife y la Nana del caballo grande, de Lorca.





El hombre que no canta El resto del homenaje español de la noche corrió a cargo del gijonés Nacho Vegas, acompañado por Montse Álvarez (de Nosoträsh) y Mar Álvarez (de Pauline en la playa). Vegas interpretó Ocho y medio, un tema propio; una versión en asturiano de El partisano -también versionada por Cohen- y su adaptación de The Stranger Song, habitual en su propio repertorio.
Antes habló de su devoción por alguien que, confesó, no le gustó nada cuando, en 1988, con 13 años, lo escuchó por primera vez: "Estaba serio, iba con traje negro y no cantaba, hablaba". Luego llegaría el descubrimiento de su primer disco en una vieja cinta de casete y el interés por Leonard Cohen de grupos que a él le interesaban como REM o Pixies.





¿Literato o cantante? Un día antes del concierto, Vegas ponderaba el valor literario de la obra de Cohen -"sus letras funcionan perfectamente como poemas"- a la vez que matizaba: "Las canciones son un género en sí mismo.
Cohen toma un tema tradicional francés, como El partisano, y lo hace muy suyo, pero es que los suyos tienen algo que solo está en la tradición: son canciones puras, esenciales, como si no estuvieran escritas para ser tocadas sobre un escenario sino que hubieran nacido en la fiesta, en el trabajo o en la guerra". En medio de un ensayo, el propio Javier Mas daba su opinión: "Trabajando con él te das cuenta de que controla mucho lo que hace. Ese es su método.
Es lento. Repite y repite. Cada acorde, cada palabra". ¿Literato, cantante? "Es un poeta extraordinario, pero además, un gran músico.
Solo hay que pensar en la maravillosa melodía que puso al poema del vals de Lorca, otro poeta atravesado por la música".





¡Aleluya! Cuando se apagó el último acorde de So Long Marianne, Leonard Cohen se puso en pie en el palco para aplaudir a los músicos.
 La duda de si cantaría o diría al menos unas palabras atravesó la sala, entregada.
 La resolvió él retirándose, aunque al instante tuvo que volver: el Joven Coro de la Fundación Príncipe de Asturias estaba interpretando su Hallelujah, una de las canciones con más versiones de la historia de la música moderna pero que ayer pareció escrita, si no para un príncipe asturiano, sí para la lira del rey David.
O para un coro de ángeles.

19 oct 2011

En mí todo lo que vengo sintiendo últimamente se va al silencio.

CADA vez siento más pudor de escribir aquí. No sé si me pasaría lo mismo de hacerlo en cualquiera de las libretas que hay sobre la mesa.
Apretadamente las letras, en un rincón de la cuadrícula, como si les diera vergüenza no la idea de unos lectores sin rostro, sino los demás elementos de la frase. Pues de eso se trata: de la inhibición de unas palabras frente a otras. La cohibición de un sentimiento ante otros, ya expresados o por decir aún.




En mí todo lo que vengo sintiendo últimamente se va al silencio. Es un silencio rutinario, sin trascendencia. No es místico. No se trata de grandes infalibilidades. Más bien tiene la volubilidad de las nubes o la presencia cansina de las frondas de los árboles. Toda esa chatura rodada del día a día.



No es trágico; no es amargo. No tiene la mayor importancia. Es un gran cansancio desprovisto del significado de un gran cansancio que aspira a darse la vuelta y dar el golpe. Es como esos días sin color, pero amables, que se suceden porque alguien, fuera del mundo probablemente, sostiene el almanaque y va pasando las hojas.

Publicado por José Carlos Cataño