NO ERA CON PRECISIÓN TARDE DESNUDA
No era, con precisión, tarde desnuda,
ni era tampoco una rotunda noche
la que albergó aquel sueño desbrozado,
aquel acontecer de las cenizas,
aquella inesperada lluvia insomne
cayendo en las fronteras de la casa.
No sé si el tiempo estaba en condiciones
de afrontar aquel reto de titanes
en medio de un silencio que insinuaba
distancias que no eran.
Pudo acabarse todo y los aullidos
quedar como testigos solitarios
de una historia absorbida por la rabia.
Pudo crecer el odio como musgo
pegado a las paredes de la sala
adornando la escena.
Pudimos no ser más que dos cadáveres,
inmunes al dolor, que desfilaban
hacia sus respectivos laberintos.
No era, con precisión, tarde desnuda.
Allí quedaron para siempre expuestas
las máscaras de rostros que perdieron
su envidiable tersura, sus contornos.
No era tampoco una rotunda noche.
(La Pájara Pinta 27, 2007)