Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

6 abr 2011

El amor es una rifa Javier Marías presenta 'Los enamoramientos', su nueva novela

Sé que lo leeré, sé que no me va a gustar, hace tiempo ya que no puedo con uno de sus libros, y sé que la fama le precede. Lo leí buscando ese autor nuevo que nos marcaba y maraca para siempre, esos libros con los que embebimos nuestro tiempo, y que me dejaron un regusto amargo y a superficial, uniendo letras y frases complejas quería que en la batalla pensará en él, y no podía pensar o si, pero no lo soportaba, oia como uno a otro se decían, bla bla bla, y yo quería sentir eso de sus novelas, hasta que harta ya lo mandé a paseo y puedo decir NO ME GUSTA Javier Marias, es admirado por gente nueva, y quizás antiguos lectores de todo, como suelo serlo, pero puedo permitirme elegir y decir No me gusta esa ampulancia de sus frases, baboso de sus letras, refinado postizo, que quizás se tome el Té en el Palace, con su amigo Reverte, que no le pega nada, pero como no estoy en la vida de ellos allá cada cual con las amistades. Reverte, Arturo habla con veneración de Marías y Arturo es mucho Arturo y no quiere contricantes, asi que le gustará la compañía de alguien al que admira. No voy a decir lo contrario. Pero sigo en mi estancia para ver que considera enamoramiento Javier Marias porque creo que está enamorado de sí mismo, esa cara que ha debido ensayar en los espejos, esa mirada arreglada como los labios, ese ese, bueno ese él que mira sin ver salvo así mismo, y que poco le importará que yo diga, uffff es que no puedo seguir tanto empalago es como nata con miel y azucar morena.
En Fin nadie me obliga, solo yo para ver si rescato ese autor, ando escasa de autores y ahora todo el mundo se cree con espirítu divino de la ciencia de escribir, como no hacen daño salvo así mismos es una manera de entretenerse.
Miraré si encuentro algo que no sea novela de Templarios de masones o lo que ahora llaman novela negra, es que el panorama anda muy oscuro.
Ultimamente no me gusta ningún libro por muy atrayente que sea el título y a Vargas Llosa ahora tb me niego a leerle.
No espero ya como lo hacía la última novela de Arturo, no el de la tabla redonda sino el de piratas y guerras, ya me ha cansado de que hable como su personaje Alatriste Pardiez, dando mandobles a todos que no sean los que se inclinan en autentica reverencia del S. XII o XVIII, o XIX.Si escribe algo como la Reina del Sur igual pruebo, pero tantos piratas, soldados sin sueldo pero con honra, me está aburriendo y eso que dice el año pasado salió de su madriguera para firmar por lo de la Crisis y entonces la fería parecía un dia de rebajas sin crisis de ese Corte Inglés que al fin y a la postre sirve bien lo que el liente pide.

Y Kafka en la piscina.

Trabajando desde las seis. En la imágenes que acompañarán a Rastros y encantes y en la corrección de los diarios.


Unos comienzan, todavía, a mantener un blog. Otros continúan con el aburrido despacho en el zócalo, la rutina de mentar los títulos recibidos y el toma y daca de la vida social literaria. Debo de ser el único que lleva un tiempo haciendo lo contrario, borrando las entradas conforme se alarga la estela de los días y bajándolas al texto escrito, lejos de la curiosidad.

Después, y por la tarde, en el trajine de la librería de viejo; catalogación, ordenamiento, cita en la Librería El Astillero, envíos postales.



La morena de la oficina de Correos; la morena del supermercado. La luz en los ojos desde la barrera, y los cielos muy altos, con la luminosidad extendida. El olor de las corredoras a través de la Diagonal.
 Crece su número al caer la noche, como esos pajarillos cuyo nombre sigo ignorando, muy pequeños y veloces, que buscan frenéticos la sombra de los aleros.

Todavía no he abierto los dibujos que al fin me devolvió la galería Artizar. Los libros que esperan para ser desbarbados; los que aguardan a que les aplique los primeros auxilios en la lomera.

Bronce de la bayas y el verde tierno de los brotes en el sapindo, en contraste con su tronco oscuro, como se observa también en el cinamono.
 Las estelas de los aviones que buscan el resplandor del ocaso y la de los otros que se arquean y se dirigen a lo azulmarino, la luna creciendo desde su ínfimo principio. La guerra en Abiyán y la vergüenza de Libia; y el silencio de lo que no es noticia.
 Y Kafka en la piscina.

Tiendo la ropa y se distinguen tres, cuatro estrellas.

Publicado por José Carlos Cataño

Nosotros ELVIRA LINDO

.Los escándalos de corrupción acabaron con la era socialista de Felipe González.
Él mismo lo ha admitido con el tiempo, como también ha admitido (cosa que creo) que su tendencia a delegar en otros contribuyó a formar a grandes políticos pero también a que se cometieran muchas tropelías que no estaban sometidas al necesario sistema de control. De cualquier manera, una sociedad civil que aún tenía por costumbre reaccionar ante los malos usos de una joven democracia castigó al jefe, que es, al fin y al cabo, el último responsable.





Los años han demostrado que de aquella experiencia no se obtuvo ninguna enseñanza. Desde entonces, la corrupción ha tocado prácticamente a todos los partidos que han tenido algún tipo de responsabilidad.
 De la local a la autonómica, los casos no han dejado de sucederse.
 Cierto es que hemos visto entrar y salir de los juzgados a más de un alcalde o un presidente autonómico, pero el triste resultado es que a día de hoy la corrupción, que a mi entender incluye cualquier aprovechamiento que se haga de un cargo público, ha llegado a normalizarse de tal manera que nadie piensa que pueda afectar en el curso de unas elecciones generales.






Los ciudadanos tenemos derecho a señalar que a la práctica de la corrupción se añade la sinvergonzonería con la que los políticos la aceptan, a sabiendas de que no les va a costar un voto.
Pero ¿y nosotros? Los votantes nos hemos contagiado de tal manera del partidismo obtuso que pocas veces castigamos en las urnas a los nuestros.
A ellos se les paga por tener una responsabilidad, pero ¿y la nuestra?



Si la sociedad civil ha limitado su activismo a votar cuando toca y vota sin ningún sentido crítico, para qué reclamar transparencia.
Los ciudadanos se merecen una democracia limpia, pero este sistema imperfecto solo funciona si tiene ciudadanos que asumen su papel correctivo.

Sabina y amigos, de fiesta en Buenos Aires

La embajada de España premió al cantante, en un acto al que asistieron Cecilia Roth, Imanol Arias o Federico Luppi .
Joaquín Sabina, invitado de honor, y sus amigos Cecilia Roth, Imanol Arias, Federico Luppi y Charly García protagonizaron en Buenos Aires la noche del lunes la nueva edición de la Fiesta Cultural del Equinoccio, que organiza la embajada de España en Argentina, y que pretende reunir y premiar a los referentes del mundo artístico que contribuyen a acercar a los dos países.
 El grupo de amigos bromeó, bailó, habló con los más de 200 asistentes a la fiesta y demostró sin ningún esfuerzo que las relaciones artísticas entre España y Argentina son formidables y están basadas en un mutuo afecto y reconocimiento.
 Entre los participantes se encontraban también el ministro de Economía, Amado Boudou, y el secretario de Cultura, Jorge Coscia.




Uruguay multará a un hotel por permitir que Sabina fumara



El embajador, Rafael Estrella, citó en varias ocasiones al escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, objeto de una reciente polémica en medios culturales argentinos, y recordó que la patria de los creadores literarios, como dijo en su día Ernesto Sábato, es la lengua. El Nobel concedido a Vargas Llosa, explicó Estrella, es un premio a la literatura en español y debe proporcionarnos alegría y orgullo.



La fiesta del Equinoccio, resaltó Estrella, celebra el cambio de estaciones, no un hecho único ni histórico, sino algo que recuerda el latido de la vida.
 "Nosotros queremos celebrar aquí el latido cultural que une a los dos países", aseguró. Joaquín Sabina es el primer premiado español, ya que en las tres ediciones anteriores fueron objeto de homenajes el bailarín Julio Bocca, el actor Ricardo Darin y la actriz Norma Aleandro.
"Sabina representa seguramente mejor que nadie lo que supone esta fiesta porque para los argentinos es ya uno más de la familia y porque Joaquín se mueve en Buenos Aires en pantuflas y en pijama.
Si se descuidan, acabará montando su jaima en Luna Park".



"Quien me iba a decir a mi que me encontraría en una embajada como en casa", bromeó el cantautor español.
 "Los dos países han tenido pasados borrascosos y demasiadas veces la embajada era el enemigo", explicó y recordó su paso juvenil por Granada donde conoció a Estrella, el ahora embajador.



Sabina, que ha tenido que prolongar sus actuaciones en Buenos Aires, dentro de su gira El penúltimo tren , ha sido también objeto de un homenaje por parte de la ciudad de Buenos Aires, que le dedicó una baldosa en la céntrica plaza Rodríguez Peña, donde ya existen otras con letras de canciones de artistas argentinos y españoles.
"Me encanta que me pisen las minas porteñas", se rió Sabina.