Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

6 abr 2011

Y Kafka en la piscina.

Trabajando desde las seis. En la imágenes que acompañarán a Rastros y encantes y en la corrección de los diarios.


Unos comienzan, todavía, a mantener un blog. Otros continúan con el aburrido despacho en el zócalo, la rutina de mentar los títulos recibidos y el toma y daca de la vida social literaria. Debo de ser el único que lleva un tiempo haciendo lo contrario, borrando las entradas conforme se alarga la estela de los días y bajándolas al texto escrito, lejos de la curiosidad.

Después, y por la tarde, en el trajine de la librería de viejo; catalogación, ordenamiento, cita en la Librería El Astillero, envíos postales.



La morena de la oficina de Correos; la morena del supermercado. La luz en los ojos desde la barrera, y los cielos muy altos, con la luminosidad extendida. El olor de las corredoras a través de la Diagonal.
 Crece su número al caer la noche, como esos pajarillos cuyo nombre sigo ignorando, muy pequeños y veloces, que buscan frenéticos la sombra de los aleros.

Todavía no he abierto los dibujos que al fin me devolvió la galería Artizar. Los libros que esperan para ser desbarbados; los que aguardan a que les aplique los primeros auxilios en la lomera.

Bronce de la bayas y el verde tierno de los brotes en el sapindo, en contraste con su tronco oscuro, como se observa también en el cinamono.
 Las estelas de los aviones que buscan el resplandor del ocaso y la de los otros que se arquean y se dirigen a lo azulmarino, la luna creciendo desde su ínfimo principio. La guerra en Abiyán y la vergüenza de Libia; y el silencio de lo que no es noticia.
 Y Kafka en la piscina.

Tiendo la ropa y se distinguen tres, cuatro estrellas.

Publicado por José Carlos Cataño

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