Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

4 ene 2011

Salvemos la casa de Ringo Starr

El Ayuntamiento de Liverpool pretende demoler 445 viviendas, entre ellas en la que nació el batería de The Beatles .



Todo aquello que en su día envolvió a los Fab Four es objeto de culto o lugar de peregrinación. En Liverpool, un movimiento ciudadano trata de salvar el primer hogar del batería de The Beatles, Ringo Starr, que el Ayuntamiento planea derribar para sanear la zona. Los fanáticos del cuarteto han puesto el grito en el cielo y acusan al consistorio de vandalismo cultural, ya que, a su juicio, tirarla abajo equivaldría a destruir la casa del mismísimo William Shakespeare. No sería un hecho insólito que el Gobierno del país tomara cartas en el asunto, ya que las casas de John Lennon y Paul McCartney están protegidas y los estudios Abbey Road y el paso de cebra de la portada del disco fueron declarados de interés turístico nacional.



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Esa misma protección la que buscan los seguidores de los Beatles y la asociación Save Britain's Heritage para una modesta casa de estilo victoriano situada en la calle Madryn de Liverpool. La vivienda se encuentra en un barrio pobre del noroeste de la ciudad en el que el gobierno local pretende demoler unas 445 propiedades para remodelar y renovar la zona. El problema es que, en una de las modestas casas o más bien barracones de dos plantas que pretenden echar abajo, en concreto en el número 9, nació el 7 de julio de 1940 Richard Starkey, verdadero nombre de Ringo Starr. Y poco más, porque el músico apenas vivió allí primeros meses, sus tres primeros meses, antes de que su familia se mudara a una calle cercana. Esos tres meses otorgan al lugar un incontestable interés cultural y turístico en opinión de muchos.



"Ha vivido en otras casas, pero sólo ha nacido en una"



El Ayuntamiento de Liverpool aprobó en 2005 el plan de demolición de estas viviendas, pese a las protestas de los seguidores de The Beatles. El concejo falló que la casa no tiene ningún interés histórico.
El propio Starr, de 66 años, ha criticado el plan argumentando que las casas deberían ser restauradas, no demolidas.
 Años después, y ante la inminencia del derribo, los fans de The Beatles en Liverpool se han movilizado para evitarlo -página en Facebook incluida-y cuentan para ello con el apoyo del ministro de Vivienda, según informa Contact Music. Grant Shapps ha escrito al Ayuntamiento de Liverpool para pedir una prórroga a la demolición de parte del barrio, construido antes de 1919. "Cualquier proyecto de regeneración provoca grandes sentimientos. Pero cuando lo que mucha gente considera es un edificio culturalmente importante -como el lugar de nacimiento del batería de la banda más famosa del mundo- está en riesgo, los sentimientos van a ser mucho más fuertes", alega Shapps en su escrito.



"Por ello, antes de que un bulldozer recorra Madryn Street, quiero asegurarme de que todas las opciones ha sido consideradas", añade el ministro. "Estamos encantados con este resquicio de esperanza que se abre para salvar la casa natal de Ringo Starr", ha dicho un portavoz de la plataforma ciudadana opuesta a la demolición.
Una de las propuestas para preservar la casa de Ringo y apaciguar los ánimos es desmantelar el edificio ladrillo a ladrillo y reconstruirlo en el Museo de la Vida de Liverpool, que se inaugurará el próximo año en la ciudad. Sin embargo, los seguidores del grupo entonan el no nos moverán y consideran el traslado un "insulto" a uno de los hijos más famosos de Liverpool. A su juicio, desplazando la casa de su lugar de origen, la visita perdería todo su sentido. En este sentido, el guía oficial del tour de los Beatles, Philip Coppell, ha declarado a The Daily Telegraph: "Ringo Starr ha vivido en otras casas, pero sólo ha nacido en una. Si la derriban, incluso si la mueven, los fans de todo el mundo van a levantarse en armas".



Las casas natales de John Lennon y Paul McCartney son propiedad del Patrimonio Nacional del estado, están administradas por el organismo de protección cultural National Trust y están abiertas al público, lo que las ha convertido en importantes atracciones turísticas. Sin embargo, la casa donde vivió su infancia George Harrison está habitada por particulares, mientras que el club donde el grupo comenzó su carrera artística, Cavern Club, fue demolido en los años setenta.

Viajar al infierno sin pisarlo Una monumental edición discográfica rememora la guerra de Vietnam

Woodstock 1969. El rockero psicodélico Country Joe McDonald canta el estribillo de I-feel-like-I'm-fixin'-to-die [Me siento como si me estuviera preparando para morir]: "¿Para qué luchamos? No hay tiempo para preguntas porque, ¡hurra!, todos vamos a morir...". Poco a poco, el público se une a la mordaz crítica a la guerra de Vietnam, envuelta en una melodía de variété, hasta que miles gritan "Fuck" [Joder] junto al artista, conciso resumen de su rabia por una lucha absurda en un país en el que sentían que EE UU no tenía nada que hacer.




El renacer de Vietnam tras la guerra

Fallece el arquitecto de la guerra de Vietnam, Robert McNamara

El fotógrafo Eddie Adams, testigo del horror de la guerra de Vietnam, muere a los 71 años

El 'agente naranja' de Vietnam sigue vivo

"Mataban a todo el que veían"



'Next stop is Vietnam' contiene 13 discos y un libro de 300 páginas

"Fue de las primeras canciones que trataban la guerra de manera sarcástica. Y choca porque la letra carece de simbolismo", explica McDonald desde California. Tanto es así que frases como "no dudéis en mandar a vuestros hijos a Vietnam porque podéis ser los primeros de la manzana en verlos volver a casa en una caja" siguen impidiendo que salga por la radio en el país de la libertad. "La gente se siente ofendida aunque es humor negro. Desde el 11-S reina la misma corrección política que en 1960", opina el cantante.



8.774.000 soldados estadounidenses sirvieron -de los cuales 58.220 dejaron su vida- en la guerra de Vietnam (1964-1973), cuya sombra persigue no solo a los supervivientes. Next stop is Vietnam. The war on record 1961-2008, una colección de 13 discos completada por un libro de más de 300 páginas con cientos de fotos y numerosos ensayos, explora aquel trauma que polarizó a la sociedad estadounidense a través de su impacto en la música popular. El equipo de la discográfica alemana Bear Family Records, famosa por sus cuidadas reediciones, seleccionó más de 300 canciones, algunas atemorizantes, otras casposas y muchas capaces de provocar un nudo en la garganta.



"Queríamos abarcar todo el espectro, de la izquierda a la derecha más profundas. Lo que me importa es la documentación", explica Richard Weize, fundador de Bear Family. Escuchar las más de 17 horas de material es como viajar al infierno sin tener que pisarlo. Desde la furia hirviente de Eve of destruction, de Barry McGuire, una de las primeras canciones antiguerra en convertirse en éxito comercial, pasando por la horrible Christmas wish, de Becky Lamb, que pide a Santa Claus que para Navidad mande a casa a su hermano muerto en Vietnam, hasta Universal soldier, de Buffy Sainte-Marie, que llama a los soldados a rebelarse, y la recalcitrante respuesta de Jan Berry, Universal coward, que acusa de cobardía a los disidentes.



No faltan grabaciones de los presidentes Johnson y Nixon, ni de la actriz y activista pacifista Jane Fonda o de Hanoi Hannah, la voz en inglés de la propaganda de los Vietcong, que con sus burlas debía desmoralizar a las tropas enemigas. Están los éxitos de The Doors, Bob Dylan, Marvin Gaye o Yoko Ono, aunque conseguir los derechos fue imposible en el caso de Ohio de Crosby, Stills, Nash and Young, sobre el asesinato de cuatro estudiantes por parte de la Guardia Nacional en Ohio.



Único es el material que los mismos soldados grabaron en los campamentos -allá donde fueran, incluida la jungla, los yanquis se llevaban su música, en vinilo y cinta magnética-, y luego como veteranos, que se estrena en dos discos de la antología. Aunque algunas canciones hablan de conflictos recientes, como Don't give us a reason, de Hank Williams Jr., que después de la invasión de Kuwait por Sadam Husein en 1990 advierte a este que el desierto no es Vietnam, la mayoría de los temas de la posguerra giran alrededor de los viejos fantasmas.
Vietnam foreign correspondent, de The Peacemakers Band (2004), recuerda el fotoperiodismo de revistas como Life, Look y Time Magazine, cuyos fotógrafos intentaban "salvar vidas con una Leica en lugar de un M-16". Nunca más los periodistas tendrían ese acceso casi ilimitado a las guerras. "La gente entonces luchaba con armas y guitarras.
No escribiría una canción sobre Irak o Afganistán incluso si fueran las últimas guerras en esta tierra. No tienen nada romántico", apunta Tim Otto, cantante de The Peacemakers Band, que era un niño cuando las tropas estadounidenses despejaban el terreno Vietcong con Agent Orange.



EE UU ha vuelto a la polarización, pero no solo sus guerras son distintas. "Nuestra música era rock and roll y eléctrica, controvertida en sí misma: la gente la odiaba", cuenta McDonald, cuya famosa canción, por cierto, es una de las favoritas de los veteranos de Vietnam.

Las revistas despiden 2010

Arantxa Sánchez Vicario brinda en su casa con su familia e Isabel Preysler celebra el fin de año con Clive Owen en casa de Carlos de Gales .
Como todos los años, Isabel Preysler se despide en diciembre asistiendo a la lujosa fiesta de Porcelanosa, que en 2010 le ha tocado celebrar nada menos que al príncipe Carlos de Gales. La ex de Julio Iglesias viajó con su hija menor, Ana Boyer, a Escocia, para visitar la lujosa mansión de Dumfries House, donde coincidió nada menos que con el actor Clive Owen, con quien posa en la portada de ¡Hola!, y con Carlos Baute y su novia, la venezolana Astrid Klisans, que también estaban invitados.




Paulina Rubio presenta a su hijo

Las famosas abren sus casas en Navidad

Princesas y otras que lo intentan

¿Intercambio de ex esposas entre toreros?

Lo mejor, en el interior

De reinas y príncipes

Letizia, una princesa rockera


Lecturas, mientras tanto, elige una exclusiva con Arantxa Sánchez Vicario y su marido, el empresario Josep Santacana, quienes, junto a su pequeña hija Arantxa, de dos años, abren las puertas de su hogar para brindar por Nochevieja y, de paso, contar que encargarán un hermanito para la niña a los Reyes Magos. Además, la revista muestra unas fotografías de las infantas Elena y Cristina con sus hijos e Iñaki Urdangarín en Baqueira, esquiando felices tras celebrar la Navidad en Madrid.



Todos los demás temas de las revistas de esta semana son comunes, además de los típicos y esperables especiales de fin de año. Diez Minutos y Semana recogen los nacimientos de 2010, al igual que las bodas, las rupturas y, en general, todos los momentos estelares del año. Lecturas hace además un resumen de los idilios que se confirmaron en el año y Diez Minutos recuerda también a los famosos que nos dejaron en estos últimos 12 meses.



La reina con sus ocho nietos en el partido solidario entre Nadal y Federer aparece en todas las cabeceras, igual que la celebración del centenario del nacimiento de la madre del rey, donde también asistió la familia real al completo. Claro que las hijas de los príncipes, según confirma Lecturas, no han seguido compartiendo con todos sus demás primos, que se encuetran esquiando en Baqueira. Los miembros de la corona británica y sus celebraciones navideñas también son denominador común, al mismo tiempo que Sara Carbonero apoyando a Iker Casillas en un partido benéfico, Penélope Cruz y Javier Bardem en el encuentro de los Lakers y no mucho más.



En definitiva, un 2010 que se despide esperando nuevas y frescas noticias del corazón para el próximo año.

Méritos DAVID TRUEBA

.El año comienza con una sacudida al concepto de partido político. Siempre se critica la férrea disciplina de los aparatos oficiales, la sumisión como único mérito para ascender en el escalafón. Pero cada vez que alguien se sale de la horma oficial de las siglas, entonces la lluvia de descalificaciones viene desde la óptica contraria: chaqueteros, traidores, aprovechados.
Una vez más se confirma que a ojos del escrutinio público la carrera política solo permite el viaje desde mal hacia peor. Como en un documental de la naturaleza, la vida dentro del partido es dura, pero la supervivencia fuera de él, imposible.






Las tertulias políticas están llenas de antiguos militantes o marginados de la dirección de turno que atacan con fiereza a sus partidos de toda la vida. A los profesionales de la política les sucede con respecto a su partido algo muy parecido a lo que le pasa a los ex fumadores: da igual que fueras el que más humo hacías, cuando lo dejas, te conviertes en un cruzado antitabaco.



La salida de Cascos, pasado el berrinche regado en sidra navideña, deja al PP, que tanto ridiculizó las primarias madrileñas, con un roto en el calcetín.
 Rajoy suele actuar por omisión y el calendario le resuelve los conflictos como el árbol deja caer sus hojas por el otoño. Álvarez-Cascos, en cambio, calculaba que los años de distancia con su penosa gestión como ministro le concedían una nueva primavera en la patria chica, pero los partidos, y más cuando huelen el poder, se cierran como club privado con un carísimo derecho de admisión o, en este caso, readmisión.



Artur Mas, al nombrar un consejero de cultura de raíz socialista, pone distancias entre la labor de gobierno y las fidelidades partidistas. Un acierto rotundo como imagen de inicio de mandato.
Ferran Mascarell abandona el barco del PSC. Sus comparecencias mediáticas aspiran a contrarrestar las sospechas morales, primando los valores de gestión sobre los límites ideológicos o la fidelidad a unas siglas.
Es bueno que los partidos sean zarandeados por dentro y por fuera, lo pedimos siempre y es hipócrita renegar ahora.
Cuanto más públicos sean los méritos que aúpan a los políticos, menos sospechosa para el consumidor será su tarea y los avatares de su carrera.