Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

10 nov 2010

Saharauis: cómo mantener la dignidad en el infierno

Hace unos años tuve la oportunidad de visitar los campos de refugiados saharauis en Tinduf. Acompañaba a una ONG asturiana formada por profesores para escribir un reportaje sobre las actividades que estaban llevando a cabo en varias escuelas de los campamentos. Era una de esas mini-ONG, con más voluntad que medios, cuya totalidad de afiliados cabía en un taxi. Habían conseguido que un ayuntamiento de una de las principales ciudades asturianas les donara un autobús urbano, viejo y descatalogado, y con él, viajando por carretera, pretendíamos llegar hasta Tinduf para entregarlo a las autoridades saharauis.




Pero el autobús era tan, tan viejo, que gastaba más aceite que gasoil y se rompía cada 100 kilómetros (me pregunté muchas veces por la hipocresía de las administraciones públicas que donan chatarra o humo, inservible luego para el fin buscado, pero que contribuye a engordar listados de ayuda solidaria en los informes anuales y a lavar así sus conciencias; pero esa es otra historia).



El caso el que el vehículo murió definitivamente en un punto intermedio del desierto argelino y nosotros tuvimos que refugiarnos dos días con una guarnición del ejército de ese país hasta que un par de Land-Rover del Polisario vinieron a buscarnos y con ellos, pero sin la ayuda solidaria, llegamos a Tinduf, donde los miembros de la ONG iban a desarrollar un programa de cooperación en escuelas durante un mes.



El primer sentimiento que te asalta al llegar a los campamentos es el horror. El horror de pensar que hay seres humanos obligados a vivir desde hace 35 años en un pedregal calcinado y desértico. La hamada, la zona más dura, inhóspita y estéril del desierto del Sahara. Un infierno donde nadie querría pasar más de 24 horas.



Luego otra palabra te sustituye a la anterior: dignidad. La dignidad de un pueblo para organizarse en semejantes circunstancias.



Aunque no es una Arcadia feliz y existen desigualdades sociales y problemas internos, los saharauis han logrado instalar granjas de pollos, servicios médicos, un sistema de distribución de los alimentos de la ayuda internacional, hospitales, escuelas, oftalmólogos, pequeños negocios de comestibles y tabaco y transporte público en un paisaje lunar donde nada levanta más de un palmo de la calcinada tierra. Un ejemplo de supervivencia en la nada más absoluta.



Marruecos es un gran país. Pero lamentablemente está en manos de una monarquía absolutista y medieval. Ya se que por desgracia la realpolitik juega a su favor. Pero ¿qué cantidad de veneno estamos obligados a tragar con tal de no irritar a una dictadura, por muy vecina y estratégica para nuestros intereses que sea?



Estas fotos pertenecen a aquel reportaje.



Antonio Banderas debuta como fotógrafo

El actor malagueño inaugura el jueves una exposición en el Instituto Cervantes de Madrid
Ya es actor y director, pero Antonio Banderas no se cansa de mostrar nuevas aristas de su talento. El jueves presentará e inaugurará en el Instituto Cervantes su primera exposición fotográfica, Secretos sobre negro, que ya ha sido presentada en Nueva York.




Antonio Banderas impulsa una fundación en Málaga

Antonio Banderas: "No hay nada imposible"

Antonio Banderas, Espiga de Honor en la Seminci

Antonio Banderas





En la muestra, el ahora fotógrafo expone 23 imágenes que giran en torno al tema de la mujer. En ellas, el actor malagueño aborda mitos y referencias españoles como las temáticas de las obras Carmen, Don Juan Tenorio, La maja desnuda y El barbero de Sevilla. Según sus propias palabras, las fotos reflejan conceptos de la mitología clásica española, que él quiso romper dando "un papel predominante a la mujer desde un punto de vista casi metafórico. Convirtiéndola, por ejemplo, en el hombre torero".



"Llevo haciendo fotos muchos años y nunca me había planteado sacarlas a la luz ni hacerlas públicas, pero me propusieron hacer una sesión especial de fotografía y el resultado está aquí", comentaba Antonio Banderas en mayo, durante la presentación de la muestra en el Cervantes de Nueva York.



La muestra, según ha informado el Cervantes, permanecerá abierta al público del 12 al 21 de noviembre y a continuación viajará para exponerse en Buenos Aires.

"Un españolito, sí que puede"

Hablamos con Sergio Pablos y Chris Meledandri, responsables del éxito internacional de Gru, mi villano favorito, una película de animación muy especial -
Hacer una película de animación digital que siendo comercial sea capaz de conservar un mínimo de personalidad, digamos en algún lugar del triángulo Pixar-Ghibli-Dreamworks, es, para muchos, objetivo de toda una carrera.
 Pues bien, el español Sergio Pablos puede estar contento porque lo ha logrado con Gru, mi villano favorito
. Una coproducción entre Estados Unidos, Francia y España que puede presumir de rentabilidad, su estreno en más de tres mil salas de Estados Unios el pasado julio pilló por sorpresa a la mismísima Origen de Christopher Nolan, creatividad, con un arriesgado despliegue en su diseño de producción, y, sobre todo, modelo productivo con un desenfadado uso de la coproducción internacional como punto de partida.
 Atención trabajadores oxidados en su escritorio: otro mundo es posible. Por lo menos, en el mundo de la animación.







¡Que viene el banco!





Lo pueden ver en sus pantallas a partir del día de hoy y, en breve, según anunció el propio Meladandri entusiasmado ante la recepción de crítica y público de Gru, también en una segunda parte.
 Eso mientras Sergio Pablos trabaja en un nuevo proyecto todavía top secret y rechaza ofertas venidas desde la India a Hollywood pasando por España. "Soy la prueba de que un españolito sí que puede". Con esfuerzo y talento, sí que puede en Hollywood.

La crisis llena de libros los almacenes

.Las devoluciones de obras no vendidas alcanzan cifras "históricas" - Entre las razones: caídas en las ventas de hasta el 34%, la piratería y la ausencia de 'best sellers' .
Ha llegado tarde, pero quizá por eso mismo el batacazo ha sido más contundente. Hasta agosto, el sector editorial no había notado seriamente los estragos de la crisis. Editores, libreros, distribuidores y autores capeaban el temporal sin grandes bajones de ventas, aunque con los dedos cruzados.
 Pero al fin llegó el verano de su descontento y las editoriales empezaron a recibir en sus almacenes la devolución masiva de ejemplares no vendidos en librerías.
En un volumen que fuentes del sector no dudan de calificar de "histórico".







El bajón, en datos





Hasta este verano el sector no había notado el revés en toda su crudeza






Este año no se ha producido aún ningún milagro de cifras millonarias






Toldado: "Hay un desequilibrio entre lo que se produce y lo que se vende"






Es posible que la rebaja del precio medio anime el sector en Navidad


Las cifras son tozudas. Las tiendas fueron las primeras en detectar el bajón (los síntomas más tempranos ya los sintieron los libreros hace un año). Las ventas han caído un 10% (de 945 millones facturados en 2009 a 845 en el mismo periodo de 2010).



El revés económico tiene relación directa con la cifra de las devoluciones, un inmejorable síntoma de lo que le sucede a un enfermo, el sector del libro, nada imaginario. Las editoriales dejan los ejemplares en depósito. Estos descansan tres meses en las mesas o estanterías. Y si no se les da salida, se devuelven. Los libreros cuentan con márgenes tan estrechos (de un 30% en el caso de los establecimientos tradicionales) que arriesgan poco. Cuando vence el plazo del depósito, los comerciantes acaban comprando, si lo consideran buena idea, unos ejemplares para dejar definitivamente en su fondo. Pero este verano nadie ha querido jugársela más de la cuenta y se ha producido una devolución masiva.




Aunque nadie lo ha medido, lo cierto es que la respuesta de los libreros ha sido "en gran parte psicológica", dicen los editores. Se impone la reorganización del almacén. ¿La razón? Un claro bajón en las ventas que oscila entre un 7% y un 34% para algunas editoriales, según fuentes del sector y el medidor del mercado utilizado por la mayoría, el Nielsen. Hay excepciones, como en todo, pero no son ninguno de los tres grandes grupos editoriales -Planeta, Santillana y Random House-. Las alarmas, no cuesta imaginarlo, se han encendido.






A las caídas de ingresos de editoriales y librerías, se suma la pertinaz piratería, que, lenta pero segura, hace mella en el sector del libro, como lo demuestran las cifras del segundo Observatorio de piratería y hábitos de consumo de contenidos digitales, elaborado por la consultora estadounidense IDC a instancias de la Coalición de Creadores de Industrias y Contenidos. Los datos hablan de descargas "ilegales" de contenidos que han hecho perder al sector 400 millones de euros (el doble que el año anterior).




"Hasta ahora, el mercado se había comportado de manera plana", afirma Armando Collazos, del Grupo Santillana. Algunos fenómenos editoriales habían salvado las cuentas. Muchos decían que el libro era un producto refugio para el ocio y que los estragos de Internet en otros sectores no afectaban dramáticamente al sector. Además, los lectores devoraban fenómenos como el Millenium (Destino) de Stieg Larsson o Crepúsculo (Alfaguara), de Stephenie Meyer.



Este año no se ha producido ningún milagro de ventas. Salvo por El tiempo entre costuras (Planeta), de María Dueñas, publicado por Temas de Hoy (Planeta). Un gran mérito editorial para una autora desconocida, pero que no llega a las cifras millonarias de los dos anteriores. Eso también ha enfriado el mercado, según el diagnóstico de Collazos o Nuria Cabutí, consejera delegada de Random House Mondadori. El vuelo remontará a buen seguro en el último tramo del año con lo nuevo del Nobel Vargas Llosa (Alfaguara), Almudena Grandes (Tusquets) y Ken Follett (Plaza y Janés). Pero el annus horribilis para el gremio parece sellado.



Es posible que la rebaja del precio medio de los libros -un euro en un año- también anime un poco el sector con vistas a la Navidad. Aunque hay hábitos que la crisis quizá haya cambiado para siempre: los lectores abandonan las librerías tradicionales (las ventas han decrecido un 16%) para comprar en las cadenas de supermercados (han aumentado sus ventas un 1%) y, en menor medida, en las grandes cadenas de ocio y libro (tipo Fnac), cuyas ventas solo han caído un 3%.



Ignacio Toldado, encargado de compras de la cadena francesa, cree que hay razones para la preocupación -"Los editores tienen motivos para estar inquietos"-, aunque ve cierta lógica en todo esto -"Existía un desequilibrio enorme entre lo que se produce y lo que se vende. Es normal que el mercado haya ajustado las cosas"-. Sea como sea, la norma que dice que el eslabón más débil se lleva la peor parte se cumple aquí también: "La tónica es de caída sobre caída. Desde 2008 hemos sufrido un 20%. Pero este año ha afectado psicológicamente más que nunca, aunque la moral del librero es de resistencia, la crisis ha calado", admite Fernando Valverde, presidente de la Cegal, la asociación que representa al sector comerciante.



A la hora de buscar consuelo, esta novela tampoco tiene un final feliz. Cuando la tormenta financiera comenzó a arreciar, el libro de bolsillo parecía un buen salvavidas. Pero no se contaba entonces con la difícil relación del lector español con el pequeño formato. Un medio cuyo mensaje nunca llegó a cuajar, a diferencia de los países anglosajones, Alemania o Francia.



Ni siquiera la necesidad de apretarse el cinturón lo ha hecho remontar ahora, para sorpresa del sector. El mercado de bolsillo ha caído un 7%, aseguran editores y libreros. "Creíamos seriamente que el bolsillo sería un refugio para la crisis, pero no ha sido así y nos ha sorprendido. Ahí vemos claramente que hay una crisis", asegura Nuria Cabutí, de la editorial Random House.