8 jun 2010
Recuerdos
Han pasado unas semanas y todavía recuerdo la sensación. La perfección del momento, la felicidad del placer sencillo. Me dije entonces que escribiría sobre ello y ahora, días después, lo hago:
Primera hora de la mañana, en el pueblo. Estoy solo, sentado en el merendero, frente a la ventana. Fuera, en el patio, hace frío. O no es exactamente frío, es fresco. Anoche llovió.
El merendero está caliente. Huele a la leña quemada anoche. En la enorme mesa de madera en la que me apoyo quedan restos de la celebración del cumpleaños de A. con sus amigas (globos, porciones de pizza, palomitas).
Hay también un frutero en el que relucen naranjas, manzanas y un solitario kiwi. Lo más importante es que el sol que entra por la ventana me da en la cara. Es un sol que no pica y sí acaricia. Brilla.
Arrimo un poco más la silla, para que no perder nada de su luz y calor. Tengo todavía en la boca el sabor del café recién tomado. Estoy releyendo las últimas páginas de los diarios de Cheever.
Son palabras tristes, descreídas. Le comprendo, comprendo lo que dice, porque sabe decirlo. Cierro el libro. Esto es admiración. Qué bien escribe. Las tapas del libro son preciosas. El sol sigue acariciando mi cara.
José Manuel Martín Peña
Autor de ZEPPELIN, XPremio Internacional de Cuento Manuel Llano, publicado por la editorial Pre-Textos.
7 jun 2010
Gabriel García Márquez por Daniel Mordzinski
Le pedí a Daniel Mordzinski, el gran fotógrafo de escritores, que me enviara la foto ahora célebre que le hizo a Gabriel García Márquez el último enero en Cartagena de Indias, en su casa. Me la envió, y luego me mandó por correo electrónico este mensaje que transcribo:
"´Gabo te espera a las doce`". El mensaje de Carmen Balcells era claro y rotundo. Sentí una conmoción íntima y paradójicamente seremna. Hace más de veinte años que lo fotografié por primera vez en Biarritz y hace mucho que soñaba con este nuevo encuentro. El Hay Festival de Cartagena de Indias, era, por muchos motivos, el marco idóneo para una sesión en la que estaba todo dicho.
Estas son las fotos de un silencio. Como en el abrazo con el que nos reencontramos, en estos retratos hay un velo de sabiduría (suya) que sólo se explica por la bondad, la inteligencia y el implacable humor de este genio de las letras y los afectos. DM".
Esta foto, y muchas otras, se podrán ver desde el miércoles en el Instituto Francés de Madrid (Calle Marqués de la Ensenada).
De algunas de esas fotografías (más bien, de sus prolegómenos, o de sus preparativos) fui privilegiado testigo. Esta de Gabo, sentado en su cama de Cartagena, es un retrato íntimo, en el sentido múltiple de la palabra: el escritor, que alguna vez se fotografió con los pies descalzos, agarrando su cabeza como si ésta le pesara más que una encicliopedia, está aquí en la soledad que quiere, como si estuviera tratando de reflexionar ante un espejo inexistente sobre las palabras que quedan, o sobre las que ya no hay.
En esta fotografía de Daniel hay mucho del retratado y mucho del propio fotógrafo, asustado ante la intimidad, y feliz de saber retratarla. Es una foto que conmueve y al mismo tiempo tiempo pregunta. las fotografías son como las personas, están llenas de preguntas, y por tanto de silencio.
Bendito fotógrafo, capaz de recoger del aire lo que nunca se escapa si lo sabes ver.
Sistema electoral: ¿gobernabilidad o fraude?GASPAR LLAMAZARES
Para preocupación y escándalo de los ciudadanos, la subcomisión parlamentaria para la Reforma Electoral -creada en 2008, pero con numerosas interrupciones en lo que debió ser su normal desarrollo- pretende dar carpetazo definitivo a la demanda de recuperar el principio democrático de una persona, un voto, histórica e infructuosamente reclamado desde hace más de dos décadas por Izquierda Unida (IU), incluso por Jordi Solé Tura durante la propia ponencia que redactó originalmente la ley.
Los objetivos últimos del vigente sistema electoral, con clara vocación bipartidista y conservadora, se han ido reforzando a través de factores internos y externos a lo largo de la experiencia democrática.
El repetido efecto de gota malaya en las sucesivas elecciones ya celebradas ha servido también para redirigir las consecuencias del voto útil como elemento disuasorio frente al apoyo de potenciales electores hacia otras fuerzas políticas de ámbito estatal, como es el caso de IU, más allá de los dos partidos mayoritarios.
Es un escándalo que la tercera fuerza política en votos sea la sexta en número de diputados
No hace falta una reforma constitucional para que el sistema sea más representativo
Cabe recordar brevemente que este modelo electoral tuvo su origen en las postrimerías del franquismo como uno de los condicionantes del consenso constitucional, junto al mantenimiento del Concordato con el Estado Vaticano en relación a los límites de la aconfesionalidad del Estado, y en consonancia con las limitaciones al federalismo y el blindaje de la forma de Estado como monarquía constitucional o parlamentaria.
Su finalidad principal fue desde el principio favorecer la gobernabilidad, aun a costa del principio representativo y de la proporcionalidad. Se prima mediante diversas fórmulas a dos formaciones mayoritarias en detrimento del resto de fuerzas estatales, aceptando de hecho un "bipartidismo imperfecto" que permite la convivencia con formaciones nacionalistas. Estas, si bien no se benefician directamente del sistema, tampoco se ven perjudicadas por él y perpetúan así su vocación de partidos bisagra de cara a la gobernabilidad.
Ciertos teóricos aplauden la eficacia de este modelo no solo por facilitar la formación de mayorías absolutas sino por hacerlo también a gobiernos en minoría que no necesitan de coaliciones estables.
La cuestión es que un sistema que prima de manera abusiva la gobernabilidad sobre la representatividad pasa a ser un sistema mayoritario (no proporcional) y reduce al mínimo el espacio del juego parlamentario en la configuración del Gobierno.
A menudo, estos teóricos son los mismos que tachan a las minorías de ámbito estatal como marginales, insultando así a sus votantes y despreciando uno de los principios del pluralismo político, del que demuestran tener una visión muy corta.
Determinados componentes técnicos en las reglas del nuevo juego democrático ya marcaban de antemano la búsqueda por perpetuar el predominio conservador. La atribución de dos escaños como mínimo por provincia, independientemente del número total de habitantes de cada una -priman las hectáreas, no los ciudadanos-, en la práctica impone una ventaja de partida a la derecha de más de una decena de escaños, incrementando la representatividad parcial de determinadas circunscripciones con una distribución sociopolítica del electorado muy definida.
Para responder a quienes creen que la no modificación del sistema electoral perpetúa unas reglas del juego que son neutras basta con que conozcan que el importante aumento en la última década del censo poblacional de algunas provincias por efecto de la inmigración -o que luego no se traslada en aumento de censo electoral- ha provocado un vuelco de la representación, reduciendo drásticamente
las posibilidades de fuerzas como IU, con clara implantación y mayor porcentaje de votos en zonas urbanas industrializadas -Asturias, Vizcaya o algunas capitales andaluzas-, que ven bajar su número de escaños a favor de otras zonas como Levante.
Se ha impuesto en la práctica un sistema mayoritario, no proporcional, que lleva a que mientras al PSOE o al PP les cuesta lograr un escaño una media de entre 60.000 y 65.000 votos, esta cifra se tenga que multiplicar por siete u ocho para cada diputado de IU, que necesita del apoyo de más de 465.000 electores para ocupar una plaza en el Congreso, eso sin contar con los posteriores problemas de porcentaje para poder formar grupo parlamentario propio.
Este bipartidismo inducido se ha ampliado geométricamente como consecuencia de la polarización política y del alineamiento mediático que han venido caracterizando a la política de consumo que se corresponde con el modelo económico neoliberal predominante, acentuándose este proceso en la última década.
La ofensiva de la derecha contra las conquistas del Estado social y democrático de derecho y la renuncia socialdemócrata a la defensa de sus principios, es decir, la convergencia política neoliberal, han venido acompañadas de la polarización y la sobreactuación en términos excluyentes a lo largo de la alternancia de gobiernos de PSOE y PP.
También se ha producido un cambio trascendental en buena parte de los medios de comunicación, con un predominio asfixiante del conservadurismo político, la concentración e internacionalización de sus accionistas y la pretensión de convertirse en algo más que el denominado Cuarto Poder, al alimón con el poder económico, como fuerzas determinantes de la sociedad de consumo de masas.
En suma, la anomalía que supone que la tercera fuerza política del Estado en número de votos se convierta en la sexta en número de diputados merced al carácter mayoritario y no proporcional del sistema electoral en la mayoría de circunscripciones se ha convertido en un escándalo democrático, no sin cierta hipocresía por parte de las fuerzas políticas directa o indirectamente beneficiadas.
Las elecciones de 2004 marcaron un punto de inflexión que motivó el compromiso del candidato del PSOE de promover, ya entonces, la reforma electoral.
Pero no fue posible emprenderla en esa legislatura debido al veto de la derecha y de los nacionalistas, contrarios a crear una subcomisión parlamentaria. La legislatura 2008-2012 comenzó de nuevo con la impresión de que la reforma electoral era inevitable.
Debido a las presiones de IU, entre otras razones, esta vez sí se pudo crear esa subcomisión, pero da la impresión de que la estrategia de los partidos mayoritarios, con el apoyo de los grupos nacionalistas, quiere dar de nuevo al traste con una prioridad de primer orden para acabar con el fraude democrático existente.
Lo que reclamamos simplemente es que se recupere el carácter proporcional y representativo de nuestro sistema político, en absoluto un sistema electoral a la carta como tratan algunos de hacer ver de forma interesada y torticera. Para lograrlo, dentro de las variadas propuestas que hemos presentado -la inmensa mayoría avaladas en el completo informe del Consejo de Estado hecho a petición del propio Gobierno- no sería necesaria siquiera la tan manida reforma constitucional.
Está claro que una reforma perfecta pasaría porque la circunscripción dejara de ser la provincia y lo pasara a ser la comunidad autónoma o que se incrementara, de acuerdo con la evolución demográfica, a 400 el número de diputados, algo que ya está contemplado por la Constitución.
Pero una reforma de la actual Ley Orgánica Electoral también puede contemplar pasar de dos a uno el número de diputados fijo por provincia, con lo que se liberarían 50 escaños. Estos servirían, o bien para repartirlos entre las circunscripciones con mayor población, en las que ahora se rompe la proporcionalidad al multiplicarse el número de votos necesario para lograr un diputado, o bien para crear un "fondo estatal de votos" -construido a partir de todos los sufragios sobrantes tras el reparto del último escaño en cada provincia- a través del cual asignar esos 50 escaños liberados.
Todo ello se completaría por la sustitución de la aplastante Ley D'Hondt, creada para primar a las dos opciones más votadas y crear mayorías estables a costa de las formaciones minoritarias, por otra forma de cálculo, y existen varias, que respete más la proporcionalidad de los votos.
Si prevalece este fraude electoral con argumentos como el de propiciar la gobernabilidad, no solo quedará cuestionada la representatividad de nuestro sistema democrático sino que se consagrará de hecho como un fraude a la Constitución.
.
Gaspar Llamazares es portavoz parlamentario de IU y ponente en la subcomisión parlamentaria para la Reforma Electoral
Los objetivos últimos del vigente sistema electoral, con clara vocación bipartidista y conservadora, se han ido reforzando a través de factores internos y externos a lo largo de la experiencia democrática.
El repetido efecto de gota malaya en las sucesivas elecciones ya celebradas ha servido también para redirigir las consecuencias del voto útil como elemento disuasorio frente al apoyo de potenciales electores hacia otras fuerzas políticas de ámbito estatal, como es el caso de IU, más allá de los dos partidos mayoritarios.
Es un escándalo que la tercera fuerza política en votos sea la sexta en número de diputados
No hace falta una reforma constitucional para que el sistema sea más representativo
Cabe recordar brevemente que este modelo electoral tuvo su origen en las postrimerías del franquismo como uno de los condicionantes del consenso constitucional, junto al mantenimiento del Concordato con el Estado Vaticano en relación a los límites de la aconfesionalidad del Estado, y en consonancia con las limitaciones al federalismo y el blindaje de la forma de Estado como monarquía constitucional o parlamentaria.
Su finalidad principal fue desde el principio favorecer la gobernabilidad, aun a costa del principio representativo y de la proporcionalidad. Se prima mediante diversas fórmulas a dos formaciones mayoritarias en detrimento del resto de fuerzas estatales, aceptando de hecho un "bipartidismo imperfecto" que permite la convivencia con formaciones nacionalistas. Estas, si bien no se benefician directamente del sistema, tampoco se ven perjudicadas por él y perpetúan así su vocación de partidos bisagra de cara a la gobernabilidad.
Ciertos teóricos aplauden la eficacia de este modelo no solo por facilitar la formación de mayorías absolutas sino por hacerlo también a gobiernos en minoría que no necesitan de coaliciones estables.
La cuestión es que un sistema que prima de manera abusiva la gobernabilidad sobre la representatividad pasa a ser un sistema mayoritario (no proporcional) y reduce al mínimo el espacio del juego parlamentario en la configuración del Gobierno.
A menudo, estos teóricos son los mismos que tachan a las minorías de ámbito estatal como marginales, insultando así a sus votantes y despreciando uno de los principios del pluralismo político, del que demuestran tener una visión muy corta.
Determinados componentes técnicos en las reglas del nuevo juego democrático ya marcaban de antemano la búsqueda por perpetuar el predominio conservador. La atribución de dos escaños como mínimo por provincia, independientemente del número total de habitantes de cada una -priman las hectáreas, no los ciudadanos-, en la práctica impone una ventaja de partida a la derecha de más de una decena de escaños, incrementando la representatividad parcial de determinadas circunscripciones con una distribución sociopolítica del electorado muy definida.
Para responder a quienes creen que la no modificación del sistema electoral perpetúa unas reglas del juego que son neutras basta con que conozcan que el importante aumento en la última década del censo poblacional de algunas provincias por efecto de la inmigración -o que luego no se traslada en aumento de censo electoral- ha provocado un vuelco de la representación, reduciendo drásticamente
las posibilidades de fuerzas como IU, con clara implantación y mayor porcentaje de votos en zonas urbanas industrializadas -Asturias, Vizcaya o algunas capitales andaluzas-, que ven bajar su número de escaños a favor de otras zonas como Levante.
Se ha impuesto en la práctica un sistema mayoritario, no proporcional, que lleva a que mientras al PSOE o al PP les cuesta lograr un escaño una media de entre 60.000 y 65.000 votos, esta cifra se tenga que multiplicar por siete u ocho para cada diputado de IU, que necesita del apoyo de más de 465.000 electores para ocupar una plaza en el Congreso, eso sin contar con los posteriores problemas de porcentaje para poder formar grupo parlamentario propio.
Este bipartidismo inducido se ha ampliado geométricamente como consecuencia de la polarización política y del alineamiento mediático que han venido caracterizando a la política de consumo que se corresponde con el modelo económico neoliberal predominante, acentuándose este proceso en la última década.
La ofensiva de la derecha contra las conquistas del Estado social y democrático de derecho y la renuncia socialdemócrata a la defensa de sus principios, es decir, la convergencia política neoliberal, han venido acompañadas de la polarización y la sobreactuación en términos excluyentes a lo largo de la alternancia de gobiernos de PSOE y PP.
También se ha producido un cambio trascendental en buena parte de los medios de comunicación, con un predominio asfixiante del conservadurismo político, la concentración e internacionalización de sus accionistas y la pretensión de convertirse en algo más que el denominado Cuarto Poder, al alimón con el poder económico, como fuerzas determinantes de la sociedad de consumo de masas.
En suma, la anomalía que supone que la tercera fuerza política del Estado en número de votos se convierta en la sexta en número de diputados merced al carácter mayoritario y no proporcional del sistema electoral en la mayoría de circunscripciones se ha convertido en un escándalo democrático, no sin cierta hipocresía por parte de las fuerzas políticas directa o indirectamente beneficiadas.
Las elecciones de 2004 marcaron un punto de inflexión que motivó el compromiso del candidato del PSOE de promover, ya entonces, la reforma electoral.
Pero no fue posible emprenderla en esa legislatura debido al veto de la derecha y de los nacionalistas, contrarios a crear una subcomisión parlamentaria. La legislatura 2008-2012 comenzó de nuevo con la impresión de que la reforma electoral era inevitable.
Debido a las presiones de IU, entre otras razones, esta vez sí se pudo crear esa subcomisión, pero da la impresión de que la estrategia de los partidos mayoritarios, con el apoyo de los grupos nacionalistas, quiere dar de nuevo al traste con una prioridad de primer orden para acabar con el fraude democrático existente.
Lo que reclamamos simplemente es que se recupere el carácter proporcional y representativo de nuestro sistema político, en absoluto un sistema electoral a la carta como tratan algunos de hacer ver de forma interesada y torticera. Para lograrlo, dentro de las variadas propuestas que hemos presentado -la inmensa mayoría avaladas en el completo informe del Consejo de Estado hecho a petición del propio Gobierno- no sería necesaria siquiera la tan manida reforma constitucional.
Está claro que una reforma perfecta pasaría porque la circunscripción dejara de ser la provincia y lo pasara a ser la comunidad autónoma o que se incrementara, de acuerdo con la evolución demográfica, a 400 el número de diputados, algo que ya está contemplado por la Constitución.
Pero una reforma de la actual Ley Orgánica Electoral también puede contemplar pasar de dos a uno el número de diputados fijo por provincia, con lo que se liberarían 50 escaños. Estos servirían, o bien para repartirlos entre las circunscripciones con mayor población, en las que ahora se rompe la proporcionalidad al multiplicarse el número de votos necesario para lograr un diputado, o bien para crear un "fondo estatal de votos" -construido a partir de todos los sufragios sobrantes tras el reparto del último escaño en cada provincia- a través del cual asignar esos 50 escaños liberados.
Todo ello se completaría por la sustitución de la aplastante Ley D'Hondt, creada para primar a las dos opciones más votadas y crear mayorías estables a costa de las formaciones minoritarias, por otra forma de cálculo, y existen varias, que respete más la proporcionalidad de los votos.
Si prevalece este fraude electoral con argumentos como el de propiciar la gobernabilidad, no solo quedará cuestionada la representatividad de nuestro sistema democrático sino que se consagrará de hecho como un fraude a la Constitución.
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Gaspar Llamazares es portavoz parlamentario de IU y ponente en la subcomisión parlamentaria para la Reforma Electoral
Querido lector, besos y abrazos
Francisco López Blanco madrugó mucho, dejó tareas sin hacer y adelantó la despedida de su hija, que se va fuera de casa dos semanas. Antes de las nueve ya estaba en el Retiro pertrechado con tres novelas y un periódico deportivo. Fue el primer lector que Arturo Pérez-Reverte se encontró cara a cara en la Feria del Libro tras 13 años de ausencia. Después de firmarle El asedio, su última obra, La carta esférica y La piel del tambor, el novelista le agradeció el madrugón. Alrededor de un millar de personas le seguirían durante una sesión en la que el autor casi empalmó las firmas de la mañana con las de la tarde.
'Babelia' en la feria
Arturo Pérez-Reverte
Un policía se apeó de su caballo con un ejemplar de 'El húsar' para firmar
En 1997, Pérez-Reverte juró no volver a firmar al Retiro: "Dejé de venir porque se planteaba como un concurso entre autores.
El día que vi a un tipo de una televisión con un metro tratando de medir la cola, decidí que no volvía más". Ha regresado porque "ya no es una competición" y porque hay crisis. "El libro necesita apoyo. Estar aquí es una manera de apoyar al sector desde mi pequeñita parcela", recordaba minutos antes de iniciar el ritual.
Para evitar favoritismos y protestas, la editorial Alfaguara optó por una carpa neutra, un terreno de nadie, donde el escritor dedicó ejemplares que la gente llevaba de casa o acababa de adquirir en cualquier expositor.
El más voraz: Adrián. Abrió dos bolsas y depositó sobre la mesa 20 libros que Pérez-Reverte suscribió sin rechistar.
El más impactante: el policía que se apeó de su caballo con un ejemplar de El húsar. Nadie protestó porque se hubiera saltado la cola. "Estoy trabajando", se excusó antes de montar de nuevo.
Hasta el Retiro, tan concurrido que invitaba a pensar que la crisis es una fantasía, acudieron ayer a firmar cerca de 150 autores. Más movidos por la curiosidad que las ventas.
"Ahora ya sé para quién escribo", decía durante un breve parón Matilde Asensi, que estos días -promociona Venganza de Sevilla (Planeta)- se va al hotel con una muñequera. Un año conoció una lectora especial. "Solo tenía memoria del corto plazo. El médico le recomendó que leyera mis libros y vino a contarme emocionada que era capaz de recordarlos. Ya te puedes imaginar que acabamos llorando".
"Es un deber que te compensa no tanto por los libros que vendas sino por las historias que te esperan de la gente.
Ante nosotros pasan miles de novelas y alguna se queda", cuenta Andrés Trapiello, ante ejemplares de Las armas y las letras (Destino). Sin ir más lejos, a Javier Marías le visitó una lectora que ansiaba regalarle una máquina de escribir y Juan Cruz conoció a la primera Dulcinea del Toboso. Así llamada porque sus padres leyeron, en 1979, un reportaje del autor titulado "Nadie se llama Dulcinea en el Toboso".
Y también le saludaron Javier Gurruchaga, que pregonó el libro Egos revueltos (Tusquets) a la manera del vendedor ambulante, y un admirador que confesó que jamás le compraría un libro por su devoción a Pep Guardiola.
Rosa Montero es de las clásicas del Retiro. "Llevo 30 años viniendo". Hasta con perros ha ido. Ayer la acompañaba una salamandra tatuada. "Es el único sitio donde puedes hablar con los lectores puros, la única feria que tiene esto". Solo firma con pluma, gesto que le agradece María del Mar.
Al final siempre escribe "montones de besos".
-¿Te acuerdas de mí?
- Sí, de Leganés. Me acuerdo de tu poema pero no de tu nombre.
El poeta Luis García Montero se saca las gafas para conversar con el hombre de Leganés. "El mejor premio para un poeta es pertenecer a la educación sentimental de la gente", afirma.
El sábado, una chica se acercó a confesar que había enamorado a otra gracias a un poema de Completamente viernes. Ese mismo día, Ouka Lele se prendó de una madre y su hija que reclamaron una firma. "Eran una preciosidad y les he pedido el teléfono para tenerlas como modelo", cuenta.
Otro poeta, Marcos Ana, firma ejemplares de su biografía Decidme cómo es un árbol (Umbriel) con su letra menuda.
Al final dibuja un arco y explica a su lector: "Esto no es un garabato, es un abrazo".
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