Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

4 nov 2020

No vemos todo lo que existe

 

A nuestro alrededor hay muchas cosas que no vemos pero que intuimos o sentimos de otras formas diferentes a la vista. En el universo pasa igual, pero a gran escala.

 

 
 
Una aurora boreal en el cielo de Noruega.
Una aurora boreal en el cielo de Noruega. Deniz / Unsplash

La materia oscura existe sí o sí. Otra cosa es el exotismo de la materia oscura. La composición de nuestro universo, según el modelo más aceptado por los científicos, requiere que más del 80% de la materia, es decir, de todo aquello que tiene masa y ocupa un volumen, tiene que ser de naturaleza diferente a la que conocemos. Sin embargo, los astrofísicos y los físicos de partículas llevamos años intentando detectar directamente esta materia exótica sin mucho éxito, por lo que su existencia está empezando a ser puesta en duda. Para defender la afirmación con la que abrimos este artículo hay que empezar por explicar qué entendemos por materia oscura.

No es exactamente lo que hoy tenemos en mente los astrofísicos cuando hablamos de materia oscura, pero sí es la definición más básica: todo lo que no vemos es materia oscura. ¿Por qué no vemos algo? Según la RAE, porque carece de luz o claridad. 
  Lo primero: ¿qué es ver? Y para explicar la visión hay que ir a algo más básico, un concepto de los que más gustan a los físicos y especialmente a los astrofísicos: la interacción de la luz con la materia. Y seguimos diseccionando el tema: ¿qué es la luz? El comportamiento de la luz se puede estudiar considerando que es un conjunto de partículas, los llamados fotones, viajando a 300.000 kilómetros por segundo, o es un campo eléctrico y magnético (electromagnético) que varía en el tiempo periódicamente y se transmite por el espacio a la citada velocidad. 
Para explicar la interacción de la materia con la luz quizás lo mejor es considerar esta como fotones.
 La propiedad básica de un fotón es su energía, que no depende de otra cosa nada más que de su frecuencia, que sería la velocidad a la que varía el campo electromagnético. También se suele hablar de fotones de una determinada longitud de onda, relacionada con la frecuencia y que podríamos considerar como una distancia característica de variación de la onda electromagnética.Podemos ver una cosa con nuestros ojos básicamente porque esa cosa emite fotones o porque refleja los creados por otra cosa. La materia también puede desviar fotones ligeramente sin llegar a reflejarlos como un espejo, o puede absorberlos y hacerlos desaparecer. ¿Qué cosas emiten fotones? Pues una bombilla, el Sol, las estrellas, la Tierra misma, o Marte, tan bonito en estos días que es visible durante toda la noche, emiten fotones, ¡y nosotros!, todos emitimos fotones, ¡pero no los que vemos con nuestros ojos! La luz que vemos de los planetas y de otras personas o cosas en la Tierra son fotones reflejados, creados por el Sol o la iluminación artificial. 
Aquí está la otra parte del fenómeno de la visión: los fotones que nos vienen de las cosas nosotros los detectamos con nuestra retina, que es un detector de luz natural, análogo, aunque muchísimo peor, que los detectores de luz de nuestras cámaras fotográficas
  La retina es peor, entre otras cosas, porque solo es sensible a fotones con energías específicas, los correspondientes a lo que se denomina rango óptico. Nuestra retina es un detector de ondas de campo electromagnético que varía del orden de 400 a 750 billones de veces por segundo (o 400-750 terahercios). Si nos llega un campo electromagnético que varía más rápido o más despacio, nuestro nervio óptico ni se entera (salvo que podemos quemar los receptores). Si nos llega muy poca luz tampoco nos enteramos, porque en realidad la retina solo detecta del orden de dos de cada 100 fotones ópticos que recibe. Solo esos producen una reacción química que se convierte en corriente eléctrica y que provoca nuestra percepción visual.

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