Un libro celebra el aniversario del clásico de Alfred Hitchcock, un drama gótico que está disponible ‘online’.
Gregorio Belinchón
Fue el primer filme rodado por Alfred Hitchcock en Hollywood. Y el único de los suyos que ganó el Oscar a la mejor película.
En España alcanzó tal éxito, que su título bautizó la chaqueta de punto sin cuello y abotonada que usaba su protagonista, a la que dio vida Joan Fontaine.
Y ha marcado la historia del cine y de la literatura –su guion se basó en una novela de Daphne du Maurier– con un arranque convertido en clásico:
“Anoche soñé que volvía a Manderley”
Se cumplen 80 años del estreno de Rebeca, obra cumbre
del terror gótico cinematográfico, la película que catapultó la carrera
estadounidense de su director, Alfred Hitchcock, y de su actriz
principal, Joan Fontaine, cimentó la de su actor, Laurence Olivier, y significó el último gran trabajo de su productor, David O. Selznick, que compaginó este drama con la realización de Lo que el viento se llevó.
Rebeca es además el antecedente de Ciudadano Kane: el director de fotografía del drama de Orson Welles, Gregg Toland, fue la primera opción en ese puesto según Selznick, aunque su lista de compromisos le impidió participar; tanto Rebeca como Ciudadano Kane
se desarrollan en una mansión casi fantasmal; sus protagonistas están
muertos –y dan nombre al filme-; su vida se reconstruye a través de las
narraciones de los vivos, y las dos disfrutan de un ampuloso y
desasosegante blanco y negro para marcar la historia.
Rebeca nació de la inspiración de Daphne du Maurier,
hija de dos actores, esposa aburrida de un oficial de la Guardia Real
británica destinado en Alejandría (Egipto), ciudad donde comenzó la
escritura de su novela.
El libro bebe de dos obras de las hermanas
Brontë, Jane Eyre y de Cumbres borrascosas –y a esta la
une compartir en cine al actor, Olivier-, y se convirtió en la mejor
novela de Du Maurier, que tuvo en Hitchcock su adaptador habitual: su
cuarta novela, publicada en 1936, se convirtió en Posada Jamaica, la película de Hitchcock precedente a Rebeca.
A la escritora, ocho años más joven que el cineasta, le espantó esa película, pero ya había vendido los derechos de Rebeca a Selznick para ser dirigida por el británico.
Décadas más tarde, otro relato de la autora fue la base de Los pájaros.
Selznick corrió a comprar sus derechos para el cine tras leer las galeradas de Rebeca
en abril de 1938.
También lo había hecho Hitchcock, y también pujó por
adquirirlos. Por una vez en Hollywood, esa competición convirtió a dos
antagonistas en aliados, y el productor contrató al director.
En junio
de ese año los dos se conocieron en Los Ángeles; aunque Selznick quería
que Hitchcock primero dirigiera su versión de Titanic, ese proyecto nunca fructificó.
En realidad, Rebeca no es el nombre del personaje de Fontaine, a
la que llaman señora de Winter, sino el de la primera esposa de Maxim de
Winter (Olivier), fallecida en circunstancias misteriosas (ese crimen
es distinto en la novela y en la película).
El drama arranca con los De
Winter llegando a Manderley a vivir. La mansión está marcada por la
personalidad de la primera propietaria, cuya sigla aparece por la ropa
de la casa y su rostro vigila desde un enorme retrato.
Incluso el ama de
llaves parece haberse quedado enamorada de la fallecida. Celos y
sospechas es una combinación en la que siempre se movió bien Hitchcock,
como apunta el libro Rebeca (Notorious Ediciones) sobre una película que ahora es accesible online en la plataforma Filmin.
Hubo
casi cuchilladas por formar parte de su reparto: Ronald Colman, la
primera opción masculina, huyó cuando sospechó que su personaje era
secundario, y para la protagonista, la señora de Winter, Olivier quiso
imponer a su esposa, Vivien Leigh.
Pero Selznick, productor también de Lo que el viento se llevó,
no quiso que el mismo rostro marcara dos filmes seguidos suyos, y
prefería a otra secundaria del dramón sureño, Olivia de Havilland…
hermana en la vida real de Fontaine.
Warner, estudio propietario del
contrato de De Havilland, no le dio permiso, y finalmente Fontaine
encajó por su edad (cumplió 22 años durante un rodaje que empezó en
septiembre de 1939, cinco días después del inicio de la Segunda Guerra
Mundial) y por su rostro asustado.
Hitchcock filmó rápido, y desde su primera proyección de prueba con público el 26 de diciembre de 1936, Rebeca
fue un exitazo en su estreno el 21 de marzo de 1940, cuando el libro ya
llevaba vendidos más de 20.000 ejemplares solo en EE UU.
Ganó dos
Oscar, fue candidata a nueve más, arrasó en taquilla, dio nombre a una
chaqueta…
La leyenda de Rebeca ha seguido durante décadas: si la
misma Du Maurier ya la había llevado al teatro en 1939 en Londres antes
de su salto a la pantalla, si la novela fue usada por los nazis para
codificar sus comunicaciones en el norte de África, en el audiovisual ha
tenido diversas versiones de todo tipo.
Si el coronavirus lo permite, a
finales de este año se estrenará la dirigida por otro genio británico,
Ben Wheatley, con Lily James como la mujer que soñó con un imposible:
volver a Manderley.
No hay comentarios:
Publicar un comentario