Los premios que (no) otorgáis
¿Qué se premia cuando se premia a un escritor? ¿Su obra, su capacidad de hablar en público, su buena salud?.
Siguiendo esa lógica, un premio que pocos días después de otorgarse queda en suspenso es la excepción a la regla que transforma una circunstancia normal en extraordinaria.
Sin embargo, la noticia de que el premio se otorgó fue publicada en todas partes, y la de que su entrega quedaba suspendida, en muy pocas.
El jurado destacó su “prosa lúcida e impecable”.
El jurado destacó su “prosa lúcida e impecable”. Las virtudes de la obra permanecen, pero es posible que María Gainza no reciba los 10.000 dólares con los que está dotado el premio.
La cronología: María Gainza iba a recibir el galardón en una ceremonia que se realizaría el 4 de diciembre de 2019 en la Feria de Guadalajara.Se habían organizado entrevistas y encuentros con lectores. Cuatro días antes del viaje, la hija de Gainza, de 12 años, tuvo fiebre alta. Se le diagnosticó gripe.
La mañana en que Gainza debía partir desde Buenos Aires hacia México, la niña amaneció bien, pero a mediodía la fiebre superó los 39,5 grados y su madre la llevó a una clínica, donde la dejaron internada por una neumonía con derrame pleural.
Gainza suspendió el viaje. Se dio aviso a los organizadores. Se le sugirió que viajara sola y que su “marido” se quedara cuidando a la niña.
No hay marido.
El padre de la niña falleció hace cuatro años. María Gainza la cría y la cuida sola.
La consecuencia: Al cancelarse el viaje y la ceremonia, los organizadores decidieron suspender la entrega del premio.
Un comité decidirá —a fines de enero— si Gainza puede conservarlo.
La versión oficial: No hay comunicado oficial porque la Feria asegura estar ante una situación “no prevista en la convocatoria”. Se presume, entonces, que la entrega quedó suspendida porque la autora fue anoticiada, telefónicamente, de que su presencia era indispensable para hacerse con el galardón.
La presencia del autor es un requisito que figura en la base de muchos premios.
Sin embargo, no aparece en las del Sor Juana Inés de la Cruz publicadas en la web.
El veredicto: Más allá de lo que resuelva el comité, la suspensión funciona como reprobación pública y transforma un símbolo de reconocimiento en castigo a una conducta, además de reafirmar al escritor como figura performática antes que como sujeto que escribe.
Las preguntas: ¿Qué se premia cuando se premia a un escritor? ¿Su obra, su capacidad de hablar en público, su disposición para socializar con los lectores, su buena salud? Si su presencia es condición indispensable, los premios que la requieren sólo son aptos para escritores con un ecosistema familiar perfecto que al momento de recibirlos no estén sometidos a diálisis, ni cursando embarazos complicados, ni en crisis bipolar.
Los antecedentes: Hay abundancia. Se cita uno: en 2004, la escritora austriaca Elfriede Jelinek ganó el Premio Nobel y no lo recogió personalmente.
Adujo problemas de salud psíquica. Lo recibió sin dificultades.
Adenda (no necesariamente relacionada con lo anterior): María Gainza es reservada y casi no realiza presentaciones públicas. Muchos colegas varones hacen lo mismo, pero en las mujeres esto no suele percibirse como autopreservación, sino como síntoma de fobia o divismo inverso.
Esa postura vital puede hacer que muchos comportamientos no necesariamente derivados de ella se juzguen como la confirmación de que la autora es “difícil” y, por tanto, capaz de usar excusas para evadir compromisos públicos.
El concepto: Al premiar una singularidad —libros escritos por mujeres—, el galardón da por sentado que existe algo específicamente femenino en alguna literatura y, por tanto, asume también que la vida de las mujeres está dotada de dificultades y/o facilidades características del género (aplicables, por ejemplo, a criar un hijo sola).
La denominación:
El premio lleva el nombre de una monja del siglo XVII que tenía ciertas ideas acerca de las mujeres.
Escribía poemas. Uno de ellos dice: “Queréis, con presunción necia, / hallar a la que buscáis, / para pretendida, Thais, / y en la posesión, Lucrecia”.
Es un poema sobre la hipocresía.
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