"Me están medicando", afirma el presentador, que el día 3 tuvo que someterse a una segunda operación a causa del ictus que sufrió en marzo y que ahora visita a un psiquiatra y acude a terapia.
Este 2019 ha sido un año muy duro para el popular presentador de Telecinco Jorge Javier Vázquez.
Probablemente el más duro de su vida. Y eso le está pasando factura.
Como ha explicado él mismo en una entrevista con la revista Lecturas está pasando por una depresión a raíz de la cual está siendo medicado con antidepresivos durante el día y también con somníferos para poder dormir.
Además, como ya explicó a este diario, está realizando sesiones de terapia.
Vázquez sufrió un ictus el pasado mes de marzo que le llevó a pasar de urgencia por el quirófano.
Nueve meses después ha tenido que volver a ser intervenido: el pasado día 3 de diciembre fue operado con éxito y rapidez de un estrechamiento en uno de los stent que le colocaron tras sufrir el ictus.
Ahora ha dado más detalles sobre esa operación, explicado que le intervinieron a través de la ingle y que el paso por quirófano fue algo más complejo de lo que inicialmente creían:
"Me tenían que colocar solo un stent, pero me tuvieron que colocar uno más y ahora tengo cuatro en la cabeza".
Por el momento Vázquez está de baja —de hecho, la entrevista tiene lugar en su casa—, pero se incorporará a los platós de Telecinco la próxima semana para presentar la gran final de Gran Hermano VIP, siempre que los médicos se lo autoricen.
Como explica ahora, la depresión que sufre ha sido "sin lugar a dudas" una consecuencia de ese ictus, tras el que tuvo estrés postraumático. "Me vi muy triste, con muchas angustias, muchos miedos, muchos apatías y ninguna ilusión por nada", relata.
Incluso llegó a pensar que no podría seguir con su vida actual ni con eso que le da gasolina para vivir: la televisión.
"No tenía fuerzas", relata.
"Pensaba que mi vida había llegado a su fin y que lo que me quedaba era pasarla sin pena ni gloria".
Él, que antes no quería dormir "porque tenía tantas cosas por hacer y tantas ilusiones", se metió en la cama para no querer salir.
"En verano toqué fondo", relata.
Por eso decidió ponerse en manos de profesionales para que le ayudaran a superar las secuelas de la operación.
Fue en octubre cuando decidió acudir a un psiquiatra y este le diagnosticó una depresión: "Por primera vez lloré con un profesional".
Su familia se sintió inquieta por el padecer del presentador, como es normal, especialmente sus hermanas.
"Se preocuparon. Creo que tienen la idea de que la medicación es perder la noción de la realidad", cuenta, explicando que en principio ellas mostraron oposición a que tomara cualquier sustancia, pero que para él ha supuesto todo un avance.
"La medicación me aporta estabilidad, tranquilidad. Me encuentro otra vez en un proceso de renacimiento", relata a la publicación, explicando que no ha notado efectos secundarios.
"Te encuentras con que la muerte ya no es una idea, es un hecho, es algo que no le pasa a los demás, que te puede pasar a ti y que te puede pasar en cualquier momento", reflexiona.
"Y cuando lo interiorizas es un proceso muy duro y muy complejo".
Tras cuatro meses de medicación, el presentador explica que se siente mucho mejor.
"No entiendo por qué nos resistimos a las pastillas", explica, asegurando que no le importa tener que seguir tomándolas durante el tiempo que sea necesario, incluso durante toda su vida.
A principios de noviembre Vázquez ya contó a EL PAÍS que sus problemas de salud le habían causado "una ola de angustias y ansiedades" que le "arrasó" en verano, y que había recurrido a la terapia y a la meditación, que ya había incorporado a sus rutinas vitales.
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