Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

23 oct 2019

Las otras mujeres de la Bauhaus......................... Anatxu Zabalbeascoa

Ise Gropius retrató en sus diarios la vida de las esposas de los profesores y alumnos de la Bauhaus, la escuela de arquitectura más famosa del mundo.

Ise Gropius, en la casa de Lincoln, Massachusetts, proyectada por Walter Gropius. 1938.
Ise Gropius, en la casa de Lincoln, Massachusetts, proyectada por Walter Gropius. 1938.
No está claro si fue Ise Gropius, la esposa del fundador de la Bauhaus, la que posó ataviada con una máscara de Oskar Schlemmer sentada en la silla del Club 13-3, que Marcel Breuer diseñó hacia 1926 y que recibiría el nombre de uno de sus amigos de la Bauhaus: Kandinsky.
 La nueva biografía de Walter Gropius: La vida del fundador de la Bauhaus (Turner) escrita por Fiona MacCarthy recuerda que la escuela siempre tuvo más mujeres que hombres.
 Más alumnas que alumnos. 
Muchos más profesores que profesoras.
 Durante este año, que se cumple el centenario de la fundación de la escuela, ya se ha preguntado cuántas de las alumnas encontraron un hueco en la historia del diseño.
 Es difícil pensar en alguien más que Marienne Brandt —y sus famosas lámparas y teteras—, pero las composiciones textiles de Anni Albers han sido expuestas este año en la Tate Modern de Londres consiguiendo un doble logro: reconocer el trabajo que merece la pena difundirse y ampliar los hitos de la Bauhaus al terreno textil, un campo en el que la escuela sobresalía.
¿Qué era ser moderno? ¿Soñar con muebles fabricados en serie? ¿Vivir sin ornamentos? ¿Vestirse con libertad? ¿Eliminar las mayúsculas?
 “Lo escribimos todo en pequeño para ahorrar tiempo” dijo Ise. La unidad en la diversidad era la esencia de la Bauhaus. 
“Ahora estamos progresando en todas las direcciones”—escribió también Ise—. “Creo que podemos estar viviendo el mejor momento de nuestra vida”. 
No fue fácil. Había ido a escuchar una conferencia de Gropius cuando él tenía 40 años y ella 22. 
 Se sentó en primera fila. Se visitó para llamar su atención: capa negra y sombrero. 
Y lo hizo. Él pidió cenar con ella.
 Como no se lo concedieron, al día siguiente envió a su sobrino a averiguar su dirección.
 Gropius la cortejó. Ella dudó. Él dijo que no podía perder el tiempo y ella dejó a su novio y llegó con una maletita a Weimar. Corría el año 1923.
 Ise se hizo moderna con esa decisión. 
No vivió con él hasta que no estuvieron casados.
 Fue él quien lo organizó: estaba divorciándose de Alma, tenía relaciones con una alumna, con una poetisa y con una bailarina. Ise se hizo con el puesto de la señora Gropius.
 Y a Gropius le salió una biógrafa.


 

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