La frase de Kant (1724-1804) aparece en su obra La frase de Kant (1724-1804) aparece en su obra "Crítica de la razón práctica", publicada en el año 1788. Ilustración a partir de la silueta de Kant de Wellcome Images, una web operada por Wellcome Trust. Wellcome Images images@wellcome.ac.uk http://wellcomeimages.org Published: - Bajo licencia Creative Commons CC BY 4.0 Para Immanuel Kant, la filosofía engloba la relación de todos los acontecimientos con los fines esenciales a los que tiende la razón humana. Por eso, una vez que la descubrió, se entregó a ella por entero, sin condiciones: la estudió, la analizó, la criticó, la escribió, la divulgó…
La
frase de Kant (1724-1804) aparece en su obra "Crítica de la razón
práctica", publicada en el año 1788. Ilustración a partir de la silueta
de Kant de Wellcome Images, una web operada por Wellcome Trust.
Wellcome Images images@wellcome.ac.uk
Kant: la filosofía lo es todo
El profesor Emilio Lledó a través de su pensamiento sobre 10 ideas esenciales
Con 91 años aquel joven profesor de los que tuvimos la suerte de ser alumnos nos hablaba de la filosofia como algo natural en el hombre.
Repasamos el pensamiento del profesor a través de su visión sobre 10 ideas esenciales.
Educación: “Yo creo decididamente en la enseñanza
pública, en una enseñanza en la que no sea el dinero el que cambie las
perspectivas o los tipos de enseñanza”, opinaba Lledó en una entrevista en Filosofía&co.
Cree que la educación tiene que ser una y la misma para todos los
ciudadanos, porque, opina Lledó, en democracia, el dinero no puede
marcar las diferencias, “La proliferación de colegios privados, rompen
el principio de igualdad”.
Conoce bien la educación pública desde
dentro: en ella se educó y a ella se ha dedicado profesionalmente
durante casi toda su vida.
Felicidad: “La idea de felicidad se basa en tener.
Surge en un país pobre, como Grecia, donde tener agua o vestido hacía
felices a sus poseedores.
Pero hay un momento en esa misma cultura en el
que se descubre que la felicidad ya no está en tener, sino en ser. Hay
límites en el tener.
Hay una gota de infelicidad en tener más de lo que
se necesita.
En mi caso, si me quitan mis libros me quitan la vida. No
aspiro a tener nada más”.
Lledó hace referencia a grandes figuras de la
filosofía como Epicuro o Kant cuando dice que la educación es la fuente
de la felicidad.
Filosofía:
Y qué hace la filosofía sino ayudarnos a
hacernos preguntas.
Y a pensar en lo que hacemos, en el sentido de lo
que hacemos.
“Entre la orilla de Platón y la nuestra corren las mismas
preguntas: ¿Cómo vivir? ¿Para qué pensar?
–se pregunta Lledó en el libro La memoria del Logos. “Cuando la
filosofía se hace respuesta, el pensamiento se seca y se anquilosa;
cuando la filosofía se configura como pregunta escuchada, pero nunca
plenamente respondida, como búsqueda, el pensamiento se dinamiza”.
Lenguaje:
“El hecho de que sea el lenguaje el alimento
básico de la educación significa que la estructura interior de eso que
ha de llamarse personalidad es, en el fondo, el resultado de un diálogo,
el resto de una memoria, interpretada por las palabras con las que
hemos engarzado los sucesos de nuestra vida.
No hay, pues, educación si
no se configura como lenguaje y no se realiza como diálogo".
A Lledó le
sale el alma del profesor que es cuando explica lo importante que le
parece que se cultive que a los alumnos, cuando se les enseñe a leer, se les enseñe
también a amar el lenguaje, a pensar en el lenguaje.
"Y esa personalidad
debe enriquecerse con la lectura, porque así ampliamos el diálogo que
tenemos con nosotros mismos con la voz de Cervantes, de Galdós o de
Lorca”
Libertad: “La reflexión, el pensamiento, la filosofía
es un símbolo de progreso, de libertad, de futuro”.
Estas palabras las
decía Emilio Lledó en una entrevista al diario ABC el
pasado mes de marzo. Filosofía y libertad de la mano.
Leer, pensar, ser
libre, todo uno y todo imprescindible para el profesor.
“La lectura,
los libros, son el más asombroso principio de libertad y fraternidad"
”Libertad quiere decir desarraigo de todos aquellos nudos ideológicos,
mitos, ritos religiosos, prejuicios culturales, interpretaciones
tradicionales, aposentadas sin crítica en el lenguaje y transmitidas
inercialmente en la paideía (la educación, la formación) y en los usos sociales”.
Libros: “Los libros son la memoria”, dice Lledó.
Y
esta, como veremos más adelante, es esencial. “El libro es, sobre todo,
un recipiente donde reposa el tiempo.
Una prodigiosa trampa con que la
inteligencia y la sensibilidad humana vencieron a esa condición efímera,
fluyente, que llevaba la experiencia del vivir hacia la nada del
olvido.
La escritura abrió al ‘animal que habla’, condenado a la
inmediatez de los instantes compartidos, el inesperado enriquecimiento
de una nueva forma de diálogo: el diálogo con ‘otro’ tiempo, el diálogo
con el pasado”.
El libro filosófico es la transmisión de lo que los
seres humanos han querido entender sobre las grandes cuestiones de la
vida (la justicia, la verdad, la belleza, la bondad…) y también para
saber qué es lo que somos, cuál es el futuro colectivo de una serie de
personas que constituyen una nación, un pueblo o una humanidad.
Memoria: “Uno no puede ser más que su propia memoria”.
La
memoria es esencial; no podemos pasar al futuro si no tenemos claro qué
ha sido el pasado.
“Yo creo que los seres humanos somos
fundamentalmente memoria y lenguaje –señala Lledó–. Si no tuviéramos
memoria, no sabríamos quiénes somos.
Por eso, siempre he defendido la
tesis de que tenemos que tener memoria, no solo individual sino también
colectiva”.
Nacionalismo:
"No entiendo el nacionalismo más que como
un asunto de dineros de unos cuantos interesados.
Están jugando con la
emocionalidad de la gente justificando diferencias que no existen.
Nacer
en un país o en otro no es más que una cuestión de azar”.
Pensamiento: “Se habla muchísimo de la libertad de
expresión.
Qué duda cabe que eso es fundamental y característico de
países democráticos, pero en mi opinión lo importante es la libertad de
pensamiento, crear libertad intelectual y capacidad de pensar; tener que
pensar, saber qué pensar y no tener la mente aglutinada con pequeños
coágulos que no te permiten entender, mirar o interpretar.
Y en eso, la
enseñanza tiene que ser ese estímulo continuo entre el profesor y el
alumno”
Política: “El que se mete en política debería hacerlo desde la directriz de la decencia”.
El concepto ser decente como motor de la vida en general y de la vida política en particular.
"Es un ejercicio difícil, pero el que se mete en política debería
hacerlo desde esa directriz de la decencia, un concepto tan sencillo y
tan bonito como ser decente . Entregarte a los demás y no buscar los compromisos con tu propia, cerrada y a veces entristecedora individualidad y egoísmo.
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