De la discreción casi absoluta de la hija mayor de Amancio Ortega a la vida de 'celebrity' de la pequeña, especialmente después de su matrimonio con Carlos Torretta.
Entre Sandra (50 años) y Marta Ortega (35), las dos hijas de Amancio Ortega, el fundador de Inditex, existe un abismo.Y no se trata del que se abrió entre la primogénita y su padre cuando, teniendo ella 16 años, se separó de Rosalía Mera y ella se posicionó abiertamente del lado de su madre.
Las diferencias entre ambas afectan a su modo de estar y entender la vida.
Poco se sabe del tipo de relación que mantienen ambas hermanas, un asunto en el que siguen la misma política de protección de la intimidad que caracteriza a su padre.
Tampoco se conoce si Marta Ortega, fruto del segundo matrimonio del fundador de Inditex con Flora Pérez, mantiene algún tipo de trato con Marcos, el hijo mediano del empresario, que está afectado por una grave parálisis cerebral.
Pero solo hay que atender a los medios de comunicación para detectar las diferencias, cada vez más evidentes, que existen entre ellas.
Sandra Ortega es casi invisible para el gran público.
Quienes la conocen aseguran que en este aspecto ha sacado el carácter discreto de su padre y es menos parecida a su extrovertida madre, que falleció en agosto de 2013 a causa de un derrame cerebral ocurrido durante unas vacaciones en Menorca.
Existen contadas fotografías de ella y de la familia que ha formado junto a quien fue su amor de juventud, Pablo Gómez, con quien tiene tres hijos:
Martiño, de 22 años; Antía, de 18, y Uxía, de 14.
Se conoce que tiene una casa en una finca en la costa de Oleiros, frente a A Coruña, que posee otra casa de aldea en As Fragas do Eume, en la zona norte de la provincia.
Que vive de forma discreta pero no aislada, sino rodeada de un círculo de amigos fieles que respetan su deseo de privacidad. Que prefiere los coches prácticos a los lujosos.
Y que sus hijos han ido, como lo hizo ella, a institutos públicos.
El mayor de ellos cursa estudios universitarios en Madrid y, como su madre, no hace ostentación de ser el nieto de uno de los hombres más ricos del mundo.
También es público que Sandra Ortega es la segunda mujer más rica de España, tras ser desbancada este año del primer puesto por Sol Daurella, presidenta de Coca Cola European Partners (CCEP).
Lo que sí se conoce es que ha sabido manejar la multimillonaria herencia que le dejó su madre. Sandra controla el 5% de Inditex y de Pharma Mar.
Y el buen comportamiento de ambas firmas en bolsa le ha reportado en los últimos meses unos ingresos extra de casi 500 millones de euros, que se añaden a una fortuna personal que la revista Forbes ha cifrado en 6.000 millones de euros.
Sandra Ortega recibió de su madre otros dos legados: la tutela de su hermano Marcos y Paideia Galiza, la entidad dedicada a labores solidarias que creó Rosalía Mera y en la que ella sigue trabajando con gran dedicación, porque tener conciencia solidaria ha sido la forma en la que la han educado.
El buen olfato paterno para los negocios también se ha dejado ver en el éxito de la sociedad Rosp Corunna, a través de la que ha impulsado su propio imperio inmobiliario. La entidad, que se constituyó en 2000 y en agosto de 2017 ya poseía más de 540 millones en activo, lo que suponía un incremento del 24% respecto a 2015.
El perfil de Marta Ortega, a quien muchos consideran la niña bonita de Amancio Ortega, es radicalmente distinto. Tuvo una au pair británica, estudió en los jesuitas de A Coruña, cursó el bachillerato en Suiza y la carrera de Empresariales en la European Business School de Londres.
No fue una estudiante brillante, pero sí tenaz.
Le gustan los caballos y participa en concursos hípicos y, con 23 años, se incorporó a Inditex para ir rotando por distintos departamentos y en diferentes lugares del mundo, incluso de cara al público en una de las tiendas que Zara tiene en el barrio londinense de Chelsea.
La que está llamada a ser la heredera de la firma, según los deseos de su padre, hace ya tiempo que trabaja en la sede de Inditex, en Arteixo, directamente implicada en el departamento de diseño de moda, donde trabaja con la responsable de la colección, Beatriz Padín.
Él la acompañó sonriente el día de su primera boda con el jinete Sergio Álvarez Moya, celebrada en 2012, en la capilla del pazo de Drozo, en Anceis, el mismo lugar en el que Amancio Ortega se casó con Flora Pérez después de 19 años de relación.
Él también recorrió los pasillos de su empresa aplaudido por sus empleados y emocionado mientras era Marta quien le guiaba, porque fue ella quien le preparó este homenaje-fiesta sorpresa, con dj incluido, cuando el empresario cumplió 80 años en 2016.
Y por ella volvió a tirar la casa por la ventana este verano cuando Marta Ortega se casó por segunda vez con Carlos Torreta, ligado al mundo de la moda como representante de modelos: la celebración del enlace contó con las actuaciones musicales de Chris Martin, vocalista de Coldplay, Nora Jones o Jamie Cullum.
El padre estaba feliz, la novia se vistió de PierPaolo Piccioli, director creativo de Valentino, y no se reparó en gastos para trasladar a algunos invitados en avión privado.
Es frecuente verla, junto a su actual marido, en fiestas de amigos pertenecientes a la jet set y también es habitual en los desfiles de moda, donde sus estilismos de Zara han logrado crear tendencia.
Antes de su boda se supo que había adquirido un piso de lujo en el barrio de Salamanca en Madrid.
Y esta misma semana se ha podido ver a la pareja pasando unos días de vacaciones en la Costa Azul, acompañados por el hijo que Marta tuvo de su primer matrimonio, y en el lujoso yate que posee el empresario.
La joven tímida y retraída se ha convertido en un icono de moda y en una mujer de mundo con relaciones de alto nivel.
Pero quienes la conocen afirman que mantiene los amigos de siempre y que en el trabajo es una más, que no utiliza su privilegiada situación para ocupar puestos de responsabilidad en la empresa.
Aunque sí es consejera de Partler, la sociedad a la que el fundador de Zara traspasó el control del 9,28% de Inditex, según informó Cinco Días, y también es miembro del patronato de la Fundación Amancio Ortega.
Dos vidas muy distintas para las herederas de un imperio que cada una afronta a su manera.
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