El líder de Podemos y su madre apoyan la apertura de la fosa común 115 en Paterna, junto al Paredón de España, donde murieron 2.238 represaliados del franquismo.
Abrazado a su madre Luisa Turrión, Pablo Iglesias
ha acaparado toda la atención en el cementerio de Paterna esta mañana.
Allí murió fusilado hace 80 años su tío abuelo, el panadero socialista Ángel Santa María y allí ha acudido para rendirle tributo y asistir a los inicios de los trabajos de exhumación de la fosa común 115, donde fueron arrojados 157 cadáveres de republicanos que morían a unos centenares de metros, en el conocido como Paredón de España.
En total, 2.238 personas fueron fusiladas ya terminada la Guerra Civil en este antiguo campo de tiro militar que hoy es un agreste solar de pinos, barro y piedras.
El único recuerdo luminoso de este lugar en aquella ominosa época es el del enterrador Leoncio Badia.
A escondidas, entre 1939 y 1945, guardó objetos personales de los fusilados, marcó los cuerpos de los represaliados para ser reconocidos y ayudó a los familiares, que venían de distintas provincias, en todo lo que pudo, jugándose la vida.
Los descendientes de algunos de los familiares han acompañado esta mañana a Iglesias.
El líder de Podemos no ha querido hacer declaraciones a los medios de comunicación.
Tan solo ha dirigido un breve parlamento a las decenas de personas concentradas, incidiendo en que su historia es como la de muchas otras familias.
Para el líder de Podemos, es "muy doloroso" que ni su abuela ni su tía, ya fallecidas, hayan podido vivir este momento y estar ahí para "llevarse los restos de un familiar y darles digna sepultura".
Estas "no son historias privadas", sino que tienen que ver "con la dignidad de un país y la mirada al futuro".
"No va de desenterrar el pasado, sino de mirar al futuro", ha dicho, y un país "decente" no puede conservar fosas como esta. "Nuestra patria sigue teniendo una deuda con los que defendieron la democracia y la justicia social", ha agregado.
Sin embargo, de camino a Valencia, procedente de Madrid, Iglesias ha rememorado a través de las redes sociales su historia:
"Miro por la ventana mientras el AVE avanza a toda velocidad hacia Valencia.
Este viaje que hoy no lleva más de dos horas lo hizo mi tía Ángeles varias veces en 1939 en camiones que accedieron a transportar a la hermana de un represaliado.
Hacer ese viaje hace 80 años para ir a una cárcel era muy difícil. Mi tía sabía que iban a fusilar a su hermano".
Además, ha explicado que la foto de Ángel Santa María, con la boina del ejército popular de la República, "siempre ocupó un lugar especial en casa" y su abuela y su tía no dejaron nunca de hablarle "de aquel panadero socialista que formó parte de La Motorizada, los muchachos socialistas que siempre acompañaban y protegían a Indalecio Prieto".
"Hoy hago con mi madre el viaje a Paterna donde van a abrir la fosa
en la que parece que están los restos de mi tío y de sus compañeros. Hoy
veré el muro en el que lo fusilaron.
Mi tía Ángeles me contó que vio salir de la cárcel el camión en el que los trasladaban hacia el paredón.
Iban esposados y fieros dando vivas a la República. Mi tío vio a su hermana y pudo dejar caer del camión, aún esposado, su gorra.
Mi tía la recogió. Fue la última vez que le vio con vida", ha agregado.
Entre los presentes en el inicio de las obras de exhumación, una anciana no ha dejado de sollozar y de recordar a su madre.
"Aquí tiraron a mi padre. Lo mataron el 19 de diciembre de 1939. Yo nací el 14 de enero.
No lo conocí, pero mi madre no dejó nunca de hablar de él. Era un hombre bueno, que sabía escribir y leer.
En aquella época eso no era muy común y él ayudaba a todo el mundo que se lo pedía", ha relatado de manera entrecortada Rosa Belda.
"Mi madre y yo nos quedamos en la pobreza total. No teníamos nada", ha señalado la mujer de 79 años antes de intervenir su hija, venida también de la población valenciana de L'Olleria:
"Mi abuela pidió un pequeña paga para sobrevivir y le dijeron que se la pagaban si firmaba un documento en el que se decía que su marido, mi abuelo, había muerto de muerte natural". "Éramos más pobres que la ratas", ha vuelto a coger el hilo narrativo Rosa Belda para remachar:
"Pero mi madre les dijo que antes moriríamos de hambre que firmar eso, que mi padre no había muerto fusilado.
El director arqueológico del equipo encargado de las excavaciones, Miguel Mezquida, ha explicado a los asistentes, entre ellos la diputada de Esquerra Unida, Rosa Pérez, artífice del plan de la memoria histórica que desarrolla la Diputación de Valencia, los trabajos realizados en el cementerio con anterioridad y ha señalado que una vez más siente una mezcla de alegría por proceder a una nueva exhumación y también de pena, porque es "indigno" que sigan existiendo.
Ha precisado que en una semana más o menos se podrá delimitar la fosa 115 y los trabajos podrían prolongarse durante un año y medio, con el objetivo de encontrar 157 víctimas del franquismo.
Allí murió fusilado hace 80 años su tío abuelo, el panadero socialista Ángel Santa María y allí ha acudido para rendirle tributo y asistir a los inicios de los trabajos de exhumación de la fosa común 115, donde fueron arrojados 157 cadáveres de republicanos que morían a unos centenares de metros, en el conocido como Paredón de España.
En total, 2.238 personas fueron fusiladas ya terminada la Guerra Civil en este antiguo campo de tiro militar que hoy es un agreste solar de pinos, barro y piedras.
El único recuerdo luminoso de este lugar en aquella ominosa época es el del enterrador Leoncio Badia.
A escondidas, entre 1939 y 1945, guardó objetos personales de los fusilados, marcó los cuerpos de los represaliados para ser reconocidos y ayudó a los familiares, que venían de distintas provincias, en todo lo que pudo, jugándose la vida.
Los descendientes de algunos de los familiares han acompañado esta mañana a Iglesias.
El líder de Podemos no ha querido hacer declaraciones a los medios de comunicación.
Tan solo ha dirigido un breve parlamento a las decenas de personas concentradas, incidiendo en que su historia es como la de muchas otras familias.
Para el líder de Podemos, es "muy doloroso" que ni su abuela ni su tía, ya fallecidas, hayan podido vivir este momento y estar ahí para "llevarse los restos de un familiar y darles digna sepultura".
Estas "no son historias privadas", sino que tienen que ver "con la dignidad de un país y la mirada al futuro".
"No va de desenterrar el pasado, sino de mirar al futuro", ha dicho, y un país "decente" no puede conservar fosas como esta. "Nuestra patria sigue teniendo una deuda con los que defendieron la democracia y la justicia social", ha agregado.
Sin embargo, de camino a Valencia, procedente de Madrid, Iglesias ha rememorado a través de las redes sociales su historia:
"Miro por la ventana mientras el AVE avanza a toda velocidad hacia Valencia.
Este viaje que hoy no lleva más de dos horas lo hizo mi tía Ángeles varias veces en 1939 en camiones que accedieron a transportar a la hermana de un represaliado.
Hacer ese viaje hace 80 años para ir a una cárcel era muy difícil. Mi tía sabía que iban a fusilar a su hermano".
Además, ha explicado que la foto de Ángel Santa María, con la boina del ejército popular de la República, "siempre ocupó un lugar especial en casa" y su abuela y su tía no dejaron nunca de hablarle "de aquel panadero socialista que formó parte de La Motorizada, los muchachos socialistas que siempre acompañaban y protegían a Indalecio Prieto".
Mi tía Ángeles me contó que vio salir de la cárcel el camión en el que los trasladaban hacia el paredón.
Iban esposados y fieros dando vivas a la República. Mi tío vio a su hermana y pudo dejar caer del camión, aún esposado, su gorra.
Mi tía la recogió. Fue la última vez que le vio con vida", ha agregado.
Entre los presentes en el inicio de las obras de exhumación, una anciana no ha dejado de sollozar y de recordar a su madre.
"Aquí tiraron a mi padre. Lo mataron el 19 de diciembre de 1939. Yo nací el 14 de enero.
No lo conocí, pero mi madre no dejó nunca de hablar de él. Era un hombre bueno, que sabía escribir y leer.
En aquella época eso no era muy común y él ayudaba a todo el mundo que se lo pedía", ha relatado de manera entrecortada Rosa Belda.
"Mi madre y yo nos quedamos en la pobreza total. No teníamos nada", ha señalado la mujer de 79 años antes de intervenir su hija, venida también de la población valenciana de L'Olleria:
"Mi abuela pidió un pequeña paga para sobrevivir y le dijeron que se la pagaban si firmaba un documento en el que se decía que su marido, mi abuelo, había muerto de muerte natural". "Éramos más pobres que la ratas", ha vuelto a coger el hilo narrativo Rosa Belda para remachar:
"Pero mi madre les dijo que antes moriríamos de hambre que firmar eso, que mi padre no había muerto fusilado.
El director arqueológico del equipo encargado de las excavaciones, Miguel Mezquida, ha explicado a los asistentes, entre ellos la diputada de Esquerra Unida, Rosa Pérez, artífice del plan de la memoria histórica que desarrolla la Diputación de Valencia, los trabajos realizados en el cementerio con anterioridad y ha señalado que una vez más siente una mezcla de alegría por proceder a una nueva exhumación y también de pena, porque es "indigno" que sigan existiendo.
Ha precisado que en una semana más o menos se podrá delimitar la fosa 115 y los trabajos podrían prolongarse durante un año y medio, con el objetivo de encontrar 157 víctimas del franquismo.
En una fase posterior, que ya se realizaría el año que viene, se
procedería a la identificación.
A lo largo de los últimos cuatro años,
con la ayuda económica de la Diputación de Valencia, se han recuperado
los restos de 750 represaliados, ha indicado Rosa Pérez.
Aurora Máñez, la presidenta de la Asociación de Familiares de la Fosa
115, ha celebrado que este es "el primer paso hacia el fin" para poder
conseguir los restos de su abuelo, fusilado "aquel horrible 19 de
diciembre de 1939", y que descansen junto a los de su familia.
Además, ha pedido que "se les devuelva a las víctimas la dignidad que quisieron quitarles".
Tras el breve acto del cementerio, Iglesias ha visitado el Paredón de España, donde empezaron a fusilar ya el "3 de abril", tres días después del fin de la Guerra Civil, según ha anotado Matías Alonso, coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica en Valencia.
Además, ha pedido que "se les devuelva a las víctimas la dignidad que quisieron quitarles".
Tras el breve acto del cementerio, Iglesias ha visitado el Paredón de España, donde empezaron a fusilar ya el "3 de abril", tres días después del fin de la Guerra Civil, según ha anotado Matías Alonso, coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica en Valencia.
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