No existe una dieta milagro 'antiaging', pero evitar ciertas comidas hace que la huella del paso del tiempo en la piel sea menos profunda.
Prevenir o retrasar el envejecimiento de la piel es algo que genera
mucho interés y mueve montañas de dinero: las predicciones apuntan a que
el mercado de productos cosméticos y del cuidado de la piel estará
valorado en 863 mil millones de dólares
en 2024.
Son muchos los factores que hacen que nuestra piel tenga un aspecto ajado con el tiempo: la exposición al sol, la predisposición genética, el consumo de alcohol y tabaco, la contaminación, y también la alimentación.
Algunos son evitables y contra otros nos podemos proteger, pero con respecto a la comida cabe preguntarse si de la misma forma que hay alimentos que nos hacen envejecer más rápido puede haber otros que lo eviten.
La respuesta es negativa.
"No existe una dieta que retrase el envejecimiento directamente" alerta el nutricionista Daniel Ursúa.
Sin embargo, aunque no exista una dieta milagro antiaging, sí podemos evitar ciertos alimentos o sustituirlos por otros más saludables.
Recopilamos esas comidas que son auténticas vampiros de juventud y contamos por cuáles podemos cambiarlas.
Son muchos los factores que hacen que nuestra piel tenga un aspecto ajado con el tiempo: la exposición al sol, la predisposición genética, el consumo de alcohol y tabaco, la contaminación, y también la alimentación.
Algunos son evitables y contra otros nos podemos proteger, pero con respecto a la comida cabe preguntarse si de la misma forma que hay alimentos que nos hacen envejecer más rápido puede haber otros que lo eviten.
La respuesta es negativa.
"No existe una dieta que retrase el envejecimiento directamente" alerta el nutricionista Daniel Ursúa.
Sin embargo, aunque no exista una dieta milagro antiaging, sí podemos evitar ciertos alimentos o sustituirlos por otros más saludables.
Recopilamos esas comidas que son auténticas vampiros de juventud y contamos por cuáles podemos cambiarlas.
El sirope de agave
Se vende como una alternativa con bajo índice glucémico al azúcar
refinado. La premisa es atractiva: procede de una planta.
Pero la realidad es que el agave contiene fructosa de forma concentrada (casi 90%) y carece de otros nutrientes como la fibra, proteínas, minerales y vitaminas.
En nuestro organismo, este tipo de azúcar puede unirse a los aminoácidos presentes en el colágeno y la elastina que soportan y dan elasticidad a la dermis y generar productos finales de glicación avanzada (AGE, por sus siglas en inglés), que causan estrés oxidativo e inflamación en el cuerpo, según un estudio de la escuela de Medicina del Hospital Mount Sinai (EE UU).
El sustituto: los dátiles. Si eres de los que le añade un buen chorro de agave al bizcocho por eso de que es más sano prueba a evitarlo sustituyéndolo por trozos de esta fruta.
"Los dátiles son las frutas deshidratadas con mayor concentración en polifenoles [compuestos bioactivos que protegen a las células del proceso de oxidación]", concluye un estudio publicado en el Journal of the American College of Nutrition.
Cada vez hay más literatura científica que arroja evidencia a favor de los beneficios preventivos y terapéuticos de los polifenoles y su uso en tratamientos para los principales factores de riesgo asociados al envejecimiento.
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