El periodista Jan Stocklassa retoma la investigación del novelista sobre el homicidio de Olof Palme. El libro implica a neonazis suecos y a servicios secretos sudafricanos.
Soy Lisbeth Palme, ¿es que no lo ve? Y ese que está ahí es mi marido,
Olof Palme, el primer ministro”, gritaba la mujer del dirigente sueco a
la policía a escasos centímetros del cadáver de su esposo cuatro
minutos después de que un desconocido le disparase una bala de gran calibre en una calle de Estocolmo, el 28 de febrero de 1986.
Esta llamada desesperada fue el inicio de una serie de errores y conspiraciones que dejaron el prestigio de Suecia por los suelos y el caso sin resolver.
Obsesionado con el magnicidio y su conexión con la extrema derecha sueca, el escritor y periodista Stieg Larsson dedicó parte de sus energías a trazar una teoría razonable.
La complejidad del asunto, oscuros intereses y su muerte dejaron la labor inconclusa.
Esta llamada desesperada fue el inicio de una serie de errores y conspiraciones que dejaron el prestigio de Suecia por los suelos y el caso sin resolver.
Obsesionado con el magnicidio y su conexión con la extrema derecha sueca, el escritor y periodista Stieg Larsson dedicó parte de sus energías a trazar una teoría razonable.
La complejidad del asunto, oscuros intereses y su muerte dejaron la labor inconclusa.
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