Dos expertos en sexología y distintos estudios científicos explican los motivos que nos hacen sentir mayor apetencia sexual con la llegada del buen tiempo.
Entre el molesto, insufrible polen que satura el aire de primavera,
agentes ambientales mucho más atractivos compiten por llamar tu
atención.
Moléculas como las hormonas, mensajeros del deseo sexual que pronto habrán lanzado su mensaje a todos los que quieran oírlo (y a los demás, también).
Si aún no has notado la llegada de la fiebre primaveral, pronto lo harás.
Esta noche, cuando la estación entre en escena, a las 22.58 horas, presta atención a su llamada.
La fiebre primaveral no es un trastorno que aparezca en los libros de texto, pero todos sabemos qué es, y los profesionales saben que se engloba dentro de los cambios psicológicos estacionales que vivimos a lo largo del año.
"Es una sensación de alegría y activación en la que notamos cómo nuestro humor se vuelve más optimista, nos apetece más salir a la calle, relacionarnos con otros y sentimos un aumento de su deseo sexual", explica Sonia García, psicóloga experta en terapia sexual, afectiva y de pareja del Centro de Psicología Paz de Roda.
Si la primavera genera interesantes reacciones corporales es en gran parte por culpa del sol.
El astro rey gana presencia en nuestras vidas, lo que hace que "nuestro cuerpo sintentice mejor la vitamina D y segregue hormonas relacionadas con el bienestar, como la dopamina y la serotonina", explica García.
Según una investigación realizada por distintas instituciones italianas y publicada en enero de 2018, la vitamina D —además de favorecer la absorción del calcio y el fósforo en el intestino— podría estar relacionada con el rendimiento sexual masculino.
Las conclusiones mostraron que al sintetizar mayor cantidad de vitamina D, el cuerpo de los 114 participantes también segregaba más testosterona y mejoraba su función eréctil.
Estos hallazgos podrían ser la cara b de una investigación anterior, en la que los científicos comprobaron cómo los niveles de la hormona masculina disminuyen con el frío, lo que podría conllevar una disminución de su interés sexual.
Y el asunto no es exclusivo de los hombres.
Distintos estudios han relacionado esta vitamina con el apetito sexual en mujeres.
La conclusión: el deseo sexual femenino también parece estar determinado por la luz del sol.
Pero, más allá de las reacciones químicas que se producen en el organismo, puede que haya un factor que desempeñe un papel más importante: nuestras propias creencias sobre la sexualidad y la primavera.
"Año tras año se refuerzan y aprueban socialmente con simpatía estas sensaciones", comenta la psicóloga.
"Cuando nos sentimos alegres y valientes, damos una imagen vivaz e independiente, que resulta altamente atractiva al ser humano.
A la vez que nuestra autoestima se reafirma esa seguridad nos lleva a relacionarnos, y a atraer a los demás", continúa la experta. La primavera está, sobre todo, en nuestra mente que, por otra parte, es la locomotora de la libido sexual.
Así es, investigadores de Reino Unido y Sudáfrica analizaron a 800 personas y concluyeron que una de las partes del cuerpo más eróticas tanto para hombres como para mujeres son las piernas. En concreto, la cara interna de los muslos, más visible a medida que vamos descubriendo el cuerpo para sobrevivir a las altas temperaturas. Estos resultados no se vieron afectados por otros factores como la edad, el nivel socioeconómico, la orientación sexual y la cultura de los participantes.
Pero, ¿qué dice la ciencia sobre esto? Como ya contamos en BUENAVIDA, sí existen alimentos que actúan como afrodisíacos.
"Socialmente hay numerosos testimonios que aseguran que al consumir frutas como las fresas, los higos, las frambuesas, el mango, los melocotones y la sandía se experimenta un aumento de la energía y las ganas de mantener relaciones sexuales", indica García.
Pero no te hinches de sandía, no es por la comida.
Padilla explica que el efecto puede deberse a que la comida de esta estación es más ligera y, por lo tanto, "tenemos digestiones más livianas que ayudan a mantenernos más activos".
Un estudio realizado de la Universidad de Guelph, en Canadá, el ginseng, el azafrán y la yohimbina (una sustancia del árbol yohimbe, que vive en África Central) son los que más efecto tienen. Según otra investigación de la Universidad Jamia Hamdard de Nueva Delhi, el ginseng es revitalizante; el azafrán aumenta el deseo; y la yohimbina estimula el flujo sanguíneo y propicia los orgasmos. Ninguno de ellos es propiamente un alimento primaveral, la buena noticia es que no lo necesitarás: el sol y el destape parecen ser suficiente.
A este respecto la ciencia ha conseguido decodificar las partes del cuerpo más sexis y para sorpresa de muchos los pies, objeto de fetiche y sensualidad, no son un ejemplo.
Moléculas como las hormonas, mensajeros del deseo sexual que pronto habrán lanzado su mensaje a todos los que quieran oírlo (y a los demás, también).
Si aún no has notado la llegada de la fiebre primaveral, pronto lo harás.
Esta noche, cuando la estación entre en escena, a las 22.58 horas, presta atención a su llamada.
La fiebre primaveral no es un trastorno que aparezca en los libros de texto, pero todos sabemos qué es, y los profesionales saben que se engloba dentro de los cambios psicológicos estacionales que vivimos a lo largo del año.
"Es una sensación de alegría y activación en la que notamos cómo nuestro humor se vuelve más optimista, nos apetece más salir a la calle, relacionarnos con otros y sentimos un aumento de su deseo sexual", explica Sonia García, psicóloga experta en terapia sexual, afectiva y de pareja del Centro de Psicología Paz de Roda.
Si la primavera genera interesantes reacciones corporales es en gran parte por culpa del sol.
Sol y vitaminas, leña para el fuego de la libido
Desde el equinoccio, empiezan a aumentar las horas de luz del día y también las que nos pasamos expuestos a ella.El astro rey gana presencia en nuestras vidas, lo que hace que "nuestro cuerpo sintentice mejor la vitamina D y segregue hormonas relacionadas con el bienestar, como la dopamina y la serotonina", explica García.
Según una investigación realizada por distintas instituciones italianas y publicada en enero de 2018, la vitamina D —además de favorecer la absorción del calcio y el fósforo en el intestino— podría estar relacionada con el rendimiento sexual masculino.
Las conclusiones mostraron que al sintetizar mayor cantidad de vitamina D, el cuerpo de los 114 participantes también segregaba más testosterona y mejoraba su función eréctil.
Estos hallazgos podrían ser la cara b de una investigación anterior, en la que los científicos comprobaron cómo los niveles de la hormona masculina disminuyen con el frío, lo que podría conllevar una disminución de su interés sexual.
Y el asunto no es exclusivo de los hombres.
Distintos estudios han relacionado esta vitamina con el apetito sexual en mujeres.
La conclusión: el deseo sexual femenino también parece estar determinado por la luz del sol.
Pero, más allá de las reacciones químicas que se producen en el organismo, puede que haya un factor que desempeñe un papel más importante: nuestras propias creencias sobre la sexualidad y la primavera.
"Año tras año se refuerzan y aprueban socialmente con simpatía estas sensaciones", comenta la psicóloga.
"Cuando nos sentimos alegres y valientes, damos una imagen vivaz e independiente, que resulta altamente atractiva al ser humano.
A la vez que nuestra autoestima se reafirma esa seguridad nos lleva a relacionarnos, y a atraer a los demás", continúa la experta. La primavera está, sobre todo, en nuestra mente que, por otra parte, es la locomotora de la libido sexual.
Así es, investigadores de Reino Unido y Sudáfrica analizaron a 800 personas y concluyeron que una de las partes del cuerpo más eróticas tanto para hombres como para mujeres son las piernas. En concreto, la cara interna de los muslos, más visible a medida que vamos descubriendo el cuerpo para sobrevivir a las altas temperaturas. Estos resultados no se vieron afectados por otros factores como la edad, el nivel socioeconómico, la orientación sexual y la cultura de los participantes.
¿Son los alimentos de temporada afrodisíacos?
Algunos de los manjares primaverales también tienen fama de poseer poderes que activan nuestro deseo sexual.Pero, ¿qué dice la ciencia sobre esto? Como ya contamos en BUENAVIDA, sí existen alimentos que actúan como afrodisíacos.
"Socialmente hay numerosos testimonios que aseguran que al consumir frutas como las fresas, los higos, las frambuesas, el mango, los melocotones y la sandía se experimenta un aumento de la energía y las ganas de mantener relaciones sexuales", indica García.
Pero no te hinches de sandía, no es por la comida.
Padilla explica que el efecto puede deberse a que la comida de esta estación es más ligera y, por lo tanto, "tenemos digestiones más livianas que ayudan a mantenernos más activos".
Un estudio realizado de la Universidad de Guelph, en Canadá, el ginseng, el azafrán y la yohimbina (una sustancia del árbol yohimbe, que vive en África Central) son los que más efecto tienen. Según otra investigación de la Universidad Jamia Hamdard de Nueva Delhi, el ginseng es revitalizante; el azafrán aumenta el deseo; y la yohimbina estimula el flujo sanguíneo y propicia los orgasmos. Ninguno de ellos es propiamente un alimento primaveral, la buena noticia es que no lo necesitarás: el sol y el destape parecen ser suficiente.
El legado del destape
El psicoterapeuta, sexólogo y miembro de la Sociedad Sexológica de Madrid Raúl Padilla señala con audacia que el destape puede ser otro motivo por el cual podemos sentir más deseo con la llegada de la primavera: "La mayor visibilidad de los caracteres sexuales secundarios por la desaparición de la ropa de abrigo", dice. García coincide con esta visión y añade que con la llegada del calor tendemos a "exponer nuestro cuerpo con ropa que potencia la sensualidad, lo que nos facilita desplegar habilidades de seducción que atraigan a posibles parejas".A este respecto la ciencia ha conseguido decodificar las partes del cuerpo más sexis y para sorpresa de muchos los pies, objeto de fetiche y sensualidad, no son un ejemplo.
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