Natasha Fraser-Cavassoni, amiga y colaboradora del modisto, desvela la enfermedad que padecía el diseñador y recuerda algunas anécdotas del tiempo que trabajó con él.
Karl Lagerfeld murió de cáncer de páncreas. Así lo ha revelado una íntima amiga del icónico diseñador, Natasha Fraser-Cavassoni, que ha publicado una carta en el diario británico Daily Mail.
Natasha, que trabajó 18 meses en el estudio de Chanel y forjó una amistad de 30 años con el modisto, desvela la enfermedad que padecía desde hace un tiempo el káiser de la moda y que se había mantenido en un absoluto secreto.
El diseñador falleció el pasado 19 de febrero a los 85 años en París, en el Hospital Americano de Neuilly-sur-Seine, en el que ingresó de urgencia la noche anterior.
“La muerte de Karl Lagerfeld me ha dividido en dos. Mi lado racional se alivia porque ya no tiene dolor, Karl tuvo cáncer de páncreas, pero mi lado emocional no puede soportar la idea de que nunca volveremos a hablar”, comienza Natasha su carta.No ha habido confirmación oficial por parte de ninguna de las firmas del modisto - Chanel, Fendi y la suya propia- del motivo de la fulminante desaparición del creador, cuya ausencia en su último desfile ya extrañó a todos.
“A menudo se refería a la espontaneidad británica, el ingenio y la originalidad.
‘La moda tiene que ser divertida’, decía”, cuenta la escritora. Reafirma la fama que Lagerfeld tenía de trabajador, constante y minucioso y, aunque muestra una faceta amable del modisto como su facilidad para bromear en el estudio de trabajo o su permisibilidad al dejar a sus trabajadores acudir en traje de baño en verano, también habla del temperamento que siempre ha caracterizado al creador.
Pone de ejemplo cuando Lagerfeld entró en cólera porque Claudia Schiffer no acudió a uno de los espectáculos de Alta Costura en París
o como cuando ella misma había dado detalles del propio diseñador para el libro The Beautiful Fall (2006, de Alicia Drake) y se mosqueó porque reveló su verdadera edad o su rivalidad con Yves Sain Laurent.
“Siempre lo asociaré con los recuerdos más alegres, como volar con él y su equipo de Chanel para ver las decoraciones navideñas en Hamburgo y, al llegar, nos saludó a cada uno de nosotros con una casita de jengibre diferente”, señala la escritora, quien asegura que nunca olvidará la presencia del modisto el día de su boda.
El acto estuvo marcado por una ceremonia breve e íntima, y no faltaron importantes rostros de la industria como Anne Wintour o Inés de la Fressange.
La familia Grimaldi tampoco quiso perder la ocasión de acudir al último homenaje del modisto, concretamente Carolina de Mónaco y dos de sus hijos, Andrea y Carlota Casiraghi, los tres de riguroso negro.
Ellas vestidas de Chanel como último homenaje a su gran amigo.
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