El tuitero Eugenio d'Ors triunfa con historias cotidianas como las 'delicias' de viajar con niños o los deberes para padres que ponen los maestros de Infantil.
Cecilia Jan
- ¿Qué padre o madre no ha sufrido un episodio de vómito infantil en el coche, se las ha visto canutas para terminar los deberes que el maestro ha mandado al niño de 3 años, o ha sentido temblores ante la perspectiva de una pillada en la noche de Reyes?
- Estos episodios tan comunes se convierten en hilarantes cuando los relata el tuitero con el alias Eugenio d'Ors.
- Tienen tanto éxito que desde que el pasado 9 de noviembre se viralizó el hilo en el que contaba sus desventuras con Trapillo, la mascota de la clase de su hija pequeña, ha pasado de 8.000 seguidores a más de 50.000.
- "Creo que gustan tanto porque la gente se identifica mucho. Están hartos de ver todo superperfecto por la tele, y cuando alguien expone las miserias del día a día piensan: jajajajaja, no soy el único o la única.
- Yo creo que sentimos cierto alivio", explica, en una entrevista, cómo no, vía mensajes directos de Twitter.
- Así empieza la historia de Trapillo:
Después de un rato de intriga, la profesora de su hija le presenta a la mascota de la clase:
"Escribo sátira política, hilos de menoria histórica, chorradas... un poco de todo", afirma.
De hecho, cuenta que hasta Trapillo, sus seguidores lo eran por los tuits políticos.
Incluso ha recibido amenazas por sus mensajes críticos con el independentismo catalán, razón por la que no quiere dar datos que permitan identificarle.
Así que sus seguidores le conocen por su alias, que explica así: "Me gusta el escritor y la figura renovadora de Eugenio d'Ors, aunque tiene sus sombras.
Es un catalán ilustre del que el independentismo no se ha podido apropiar porque lo odian".
Eugenio asegura que le importa "bastante poco" su creciente fama. "Es divertido, sí, y a todos nos gusta ser leídos, pero luego pongo un tuit polémico y pierdo 300 seguidores de golpe.
Si me importara eso sería desesperante".
A la que probablemente perdería de conocerse su alter ego tuitero sería a la maestra de su hija, con la que la relación está ya algo tensa:
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