La artista urbana estrena dos 'singles' con los que vuelve a posicionarse en lo más alto del hip hop, tras pasar casi cinco años alejada de los focos.
Ella consiguió romper todas las barreras de género, musicales
e incluso espaciales.
Con solo 21 años ya tenía su primer disco sonando en todas las radios nacionales y Latinoamérica la recibía con los brazos abiertos.
Su tan característica voz, su estilo aflamencado y sus ganas de hablar de lo que nadie quería hablar hicieron de ella la embajadora de un estilo único de hip hop.
Con una larga lista de colaboraciones que la han convertido en una artista tan internacional que incluso el propio Barack Obama la tenía en su lista de reproducción de Spotify durante el verano de 2015, María Rodríguez (Jerez de la Frontera, 1979), más conocida como Mala Rodríguez, o simplemente La Mala, estrena dos nuevos singles que la vuelven a colocar en lo más alto de la música urbana tras mantenerse alejada de los focos durante casi cinco años.
“Me quedé embarazada y todo cambió”, explica con su imborrable acento sevillano, ya que a los dos años se mudó allí con su familia. De padre gitano y madre dominicana, explica que durante esa etapa no tenía ganas de componer, ni de estar expuesta.
“Yo solo quería comer donuts, helado, donuts… vivir mi maravilloso embarazo”.
No obstante, cuando vio a su niña entre sus brazos, le volvió la inspiración: “creo que tener esa responsabilidad, tener la cosa más pura del universo junto a mí ha aportado mucho a mi trabajo”.
La artista vuelve Contigo, donde narra, junto al británico Stylo G, las sensaciones que provoca el enamorarse de alguien.
“A mí no me ha ido muy bien en el amor y ahora por fin he conocido a alguien con quien me siento plena”, explica y se pregunta: “¿Qué mejor que compartirlo?
Es mi vida la que está en las letras, no es la vida de nadie más”. Con una base más reggaetonera de lo habitual, La Mala se abre en canal para hablar su propia experiencia y señala que no teme que sus fans le vayan a criticar por elegir ese acompañamiento musical porque “el reggaeton no tiene nada de malo”.
“El complejo viene más bien por algunos mensajes machistas que tienen algunas de sus letras, pero eso se extienden al indie, a la cumbia, a la bachata, al pop, al flamenco... están en todos los géneros musicales y no nos damos cuenta”.
Gitanas en cambio surgió por lo que comenzó a tener lugar desde hace un par de años en torno a la mujer.
Se refiere a las manifestaciones, las marchas, las protestas, los encuentros entre mujeres, las voces que se han alzado públicamente. “Nunca habíamos vivido nada igual.
Esto está siendo histórico. Es la mayor revolución del siglo”, sostiene emocionada.
Para el tema, Mala Rodríguez se ha querido rodear de gitanas porque “son las primeras feministas” que conoció en este país. “Ellas fueron las precursoras de la crianza natural, las que estaban trabajando en la calle cuando aquí no se hablaba ni una palabra de feminismo”, recalca y cuenta que además era una forma de demostrar que la lucha por los derechos de la mujer y la igualdad no entiende de clases ni condición.
“¿Quién me protege?”, se pregunta varias veces durante el tema.
Y responde ella misma: “Yo”. “Vivimos en la indefensión, las leyes no nos protegen.
Es algo con lo que hemos tenido que convivir las mujeres”, declara.
Para explicarlo recuerda el libro Teoría King Kong, de Virginie Despentes en el que narra cómo una chica en un coche tiene algo en el bolsillo con lo que protegerse y se encuentra en la encrucijada de si sacarlo y pelear o no hacer uso de ello, porque si la descubren la van a matar y si no lo usa, es posible que también la maten.
“Nos educan a no ser violadas, pero a ellos no les educan a no violar”, sentencia.
Con solo 21 años ya tenía su primer disco sonando en todas las radios nacionales y Latinoamérica la recibía con los brazos abiertos.
Su tan característica voz, su estilo aflamencado y sus ganas de hablar de lo que nadie quería hablar hicieron de ella la embajadora de un estilo único de hip hop.
Con una larga lista de colaboraciones que la han convertido en una artista tan internacional que incluso el propio Barack Obama la tenía en su lista de reproducción de Spotify durante el verano de 2015, María Rodríguez (Jerez de la Frontera, 1979), más conocida como Mala Rodríguez, o simplemente La Mala, estrena dos nuevos singles que la vuelven a colocar en lo más alto de la música urbana tras mantenerse alejada de los focos durante casi cinco años.
“Me quedé embarazada y todo cambió”, explica con su imborrable acento sevillano, ya que a los dos años se mudó allí con su familia. De padre gitano y madre dominicana, explica que durante esa etapa no tenía ganas de componer, ni de estar expuesta.
“Yo solo quería comer donuts, helado, donuts… vivir mi maravilloso embarazo”.
No obstante, cuando vio a su niña entre sus brazos, le volvió la inspiración: “creo que tener esa responsabilidad, tener la cosa más pura del universo junto a mí ha aportado mucho a mi trabajo”.
La artista vuelve Contigo, donde narra, junto al británico Stylo G, las sensaciones que provoca el enamorarse de alguien.
“A mí no me ha ido muy bien en el amor y ahora por fin he conocido a alguien con quien me siento plena”, explica y se pregunta: “¿Qué mejor que compartirlo?
Es mi vida la que está en las letras, no es la vida de nadie más”. Con una base más reggaetonera de lo habitual, La Mala se abre en canal para hablar su propia experiencia y señala que no teme que sus fans le vayan a criticar por elegir ese acompañamiento musical porque “el reggaeton no tiene nada de malo”.
“El complejo viene más bien por algunos mensajes machistas que tienen algunas de sus letras, pero eso se extienden al indie, a la cumbia, a la bachata, al pop, al flamenco... están en todos los géneros musicales y no nos damos cuenta”.
Gitanas en cambio surgió por lo que comenzó a tener lugar desde hace un par de años en torno a la mujer.
Se refiere a las manifestaciones, las marchas, las protestas, los encuentros entre mujeres, las voces que se han alzado públicamente. “Nunca habíamos vivido nada igual.
Esto está siendo histórico. Es la mayor revolución del siglo”, sostiene emocionada.
Para el tema, Mala Rodríguez se ha querido rodear de gitanas porque “son las primeras feministas” que conoció en este país. “Ellas fueron las precursoras de la crianza natural, las que estaban trabajando en la calle cuando aquí no se hablaba ni una palabra de feminismo”, recalca y cuenta que además era una forma de demostrar que la lucha por los derechos de la mujer y la igualdad no entiende de clases ni condición.
“¿Quién me protege?”, se pregunta varias veces durante el tema.
Y responde ella misma: “Yo”. “Vivimos en la indefensión, las leyes no nos protegen.
Es algo con lo que hemos tenido que convivir las mujeres”, declara.
Para explicarlo recuerda el libro Teoría King Kong, de Virginie Despentes en el que narra cómo una chica en un coche tiene algo en el bolsillo con lo que protegerse y se encuentra en la encrucijada de si sacarlo y pelear o no hacer uso de ello, porque si la descubren la van a matar y si no lo usa, es posible que también la maten.
“Nos educan a no ser violadas, pero a ellos no les educan a no violar”, sentencia.
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