Suicidios, muertes extrañas, crímenes y escándalos sexuales rodean desde el siglo XIII a esta dinastía que acaba de sumar la muerte de 'Lady Beth', de 18 años, por sobredosis.
Suicidios, muertes en circunstancias extrañas, crímenes y escándalos sexuales rodean desde el siglo XIII a la dinastía Queensberry,
una de las familias británicas más excéntricas y desgraciadas, que ha
vivido su última desdicha con la muerte de la joven Beth Douglas, de
solo 18 años, encontrada sin vida después de una sobredosis de heroína y
cocaína e inmersa en graves problemas por sus adicciones.
Conocida
como Ling Ling por sus amigos y familiares y como Lady Beth en la
prensa, fue hallada muerta en un apartamento del barrio londinense de
Notting Hill.
Hija del duodécimo marqués de Queensberry, David Douglas,
de 88 años, y de su tercera mujer, la artista taiwanesa Hsueh-Chun Liao
—de la que heredó sus ojos rasgados— arrastraba enormes conflictos desde
hace años.
Con 13 comenzó a sufrir problemas psicológicos que le
llevaron a autolesionarse y con 17 fue internada en un centro
psiquiátrico.
El diario italiano Corriere della Sera
desvela que la muerte, que se produjo el pasado mes de marzo pero cuya
investigación acaba de concluir, se debió a una sobredosis de cocaína y
heroína tras dos días de fiesta ininterrumpida.
De hecho, “la pobre Beth
todavía tenía las marcas de las jeringuillas en los brazos”, según
detalla la publicación.
Su novio, Jenan Herzog Karagoli, de 21 años, con quien compartió sus últimos 10 meses, ha revelado al periódico británico Daily Mail
detalles de la vida de la aristócrata, como que ejercía la prostitución
para conseguir dinero con el que comprar drogas.
Explica que en los
momentos previos a su muerte habían discutido por este motivo, y que la
pelea terminó con él en un pub y ella ausente durante horas.
“Ella me
pidió que me sentara en el pub y disfrutara de mi cerveza mientras
estaba con una amiga. Luego me llamó y me dijo que nos había conseguido
una habitación de hotel para pasar la noche”.
El joven, que no ha dudado en contar todo esto a los tabloides, añade
que le preguntó a su novia de dónde había sacado las 250 libras (287
euros) para la habitación.
La respuesta de ella fue un misterioso “hice
lo que tenía que hacer”.
Escuchar esto produjo un “disgusto” en Herzog,
quien afirma que tuvieron una nueva pelea “entre lágrimas en medio de un
atracón de drogas de tres días”.
“Sabía que algo había pasado, pero mi
mente estaba demasiado nublada por el alcohol y las drogas.
Le dije ‘Se
lo que estás haciendo, puedes contármelo, no tienes que ocultarme nada y
si estás desesperada porque no sabes cómo obtener dinero, yo te
ayudaré’”.
Herzog habla de Lady Beth como “una mujer maravillosa”,
víctima de la ‘maldición de la dinastía Queensberry”.
El golpe más duro
para la joven fue el suicidio en 2009 de su hermanastro lord Milo
Douglas, una de las personas a las que más quiso.
Supone solo uno de los trágicos episodios de la
controvertida saga británica, que se remonta al siglo XIII, cuando las
desgracias eran consecuencia de las guerras que asolaron la familia.
A
partir del XVIII llegaron los problemas que se ganaron el sobrenombre de
‘maldición’, como la locura que sufrió James, marqués de Queensberry,
encarcelado por sufrir problemas psicológicos.
Escapó de su celda, se
coló en la cocina del palacio, mató al cocinero y cocinó su cadáver.
El siglo XIX fue el más oscuro. El octavo marqués de
Queensberry se disparó durante una cacería, nunca se supo si por
accidente o intencionadamente.
Su segundo hijo, Francis, murió escalando
en los Alpes y el tercero, James Edward, se cortó la garganta en un
hotel de Londres.
El episodio más famoso es el del noveno marqués de
Queensberry, John Sholto. Su primer hijo, Francis, murió en un accidente
de caza sobre el que siempre planeó la duda.
El segundo, Alfred, más
conocido como ‘Bosie’, fue acusado de mantener una relación homosexual con el escritor Oscar Wilde
y encarcelado por ello. Bosie terminó casándose en 1902 con una mujer y
teniendo un hijo apodado ‘el loco demente’.
De desgracia en desgracia
se llega hasta Alice, la hermanastra de 52 años de Lady Beth, conocida
por ser expulsada de 13 escuelas y por casarse con Simon Melia, un
ladrón que conoció en la prisión en la que ejercía de voluntaria y que
terminó huyendo con la niñera. Lady Beth protagoniza la última fatalidad
de una estirpe que ya no se escandaliza por nada.
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