Freddie Highmore, el protagonista de la serie, se mantiene lejos de Hollywood y presume de amistad con Rafa Nadal.
Su pinta de bueno precede a este intérprete británico que a sus 26 años de vida, y casi de carrera por lo pronto que comenzó a trabajar como actor, solo ha cosechado éxitos y amigos.
En su currículo no hay un solo escándalo.
El protagonista de la serie The Good Doctor ni tan siquiera se considera un niño prodigio a pesar de que lleva trabajando en cine y televisión desde los siete años.
“Quizá si me hubiera criado en Hollywood”, aventura en una conversación con este periódico.
“Pero siempre he mantenido una distancia saludable.
Además, sé que soy joven, pero en muchas cosas soy un alma vieja”, añade.
Highmore tiene razón en lo que dice: es un alma vieja en muchas cosas.
Por ejemplo, no tiene presencia en las redes sociales y lo que es todavía más sorprendente, su vida apenas levanta curiosidad.
Se le ha asociado con actrices como Dakota Fanning, Sarah Bolgen o Abigail Breslin, pero si alguna de ellas fue su pareja es un misterio que no piensa revelar y a nadie parece importarle. Incluso sus trabajos más conocidos, el de Norman Bates de la serie Bates Motel o ahora el cirujano con autismo y síndrome de Savant que interpreta en The Good Doctor, le presentan como otro tipo de hombre.
“No son hombres alpha que van por ahí salvando el mundo.
Quizá tengan algo de atractivo, espero, pero no responden al estereotipo masculino de televisión”, explica contento con sus elecciones.
El público también está contento de sus trabajos. Bates Motel duró cinco temporadas en antena y en Estados Unidos The Good Doctor cuenta con una solida audiencia.
Highmore lleva años cosechando amigos entre quienes trabajan con él.
El primero y principal, Daniel Radcliffe.
Se conocen desde críos, cuando la madre de Highmore, la agente cinematográfica Sue Latimer, le consiguió a Radcliffe el trabajo de su vida como Harry Potter.
Highmore también conserva una estrecha amistad con Johnny Depp, junto a quien interpretó los dos papeles que le dieron la fama como niño prodigio, Descubriendo Nunca Jamás (2004) y Charlie y la fábrica de chocolate (2005).
Con Vera Farmiga su amistad tras trabajar juntos en Bates Motel hizo de Highmore el padrino del primer hijo de la actriz, Fynn.
Y también se hizo amigo de Rafael Nadal y Paz Vega tras colaborar con ellos en un proyecto benéfico de Aldeas Infantiles.
Este hincha de fútbol y seguidor del Arsenal lo hizo por una buena causa: para pasar desapercibido y que le dejaran ver los partidos en el bar de la esquina de la plaza de Olavide, en Madrid, ciudad en la que vivió cerca de un año.
“Es lo que más echo de menos, el pan con tomate y aceite que me tomaba para desayunar.
O los churros con café con leche”, paladea recordándolo.
Prácticas en Madrid
Estuvo en Madrid haciendo prácticas de español mientras se graduaba de filología española y árabe en la universidad de Cambridge.Lo hizo porque desde niño se le dieron bien los idiomas, no porque tuviera nada que ver con su carrera artística.
De hecho, hubo un momento en el que Highmore dejó de ser actor. Quería que el cine fuera “lo que quiero hacer y no lo que he acabado haciendo”.
A este británico pálido y taimado le quedan más cosas por hacer. Entre ellas esas en las que va despuntando primero como director de un episodio de Bates Motel y ahora como guionista de otro de los episodios de The Good Doctor.
Perfectas ocupaciones para enterrarse en el trabajo y pasar los largos inviernos de Vancouver donde ya lleva cerca de ocho años viviendo entre el rodaje de una y otra serie.
“Me puedo ver regresando a Londres en algún momento y probablemente comprando una casa en la campiña, pero ¿quién sabe?
Todavía soy un poco joven para eso”, sostiene.
En la misma conversación se destila que donde realmente le gustaría regresar a Highmore es a ese verano de 2012 que vivió en España.
“Quizá para interpretar a un extranjero en una película española. Porque me falta un poco de conocimiento para poderlo hacer bien en español, pero me puedo preparar”, sentencia dejándose llevar por sus futuros planes de niño bueno.
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