El hijo de Carmen Martínez-Bordiú asume el papel de representante de los valores de la familia y radicaliza su postura en defensa del dictador y en contra del actual Gobierno.
Tuvo que ser un niño triste, no comprendería que la muerte le arrebató a su hermano, más tarde a su hermanastra y luego a su padre.
Muy pequeño para entender que la vida te la puede arrebatar en un soplo.
La Figura de su madre esperando que él llegase en avión no la vió nunca, creeería que no lo querían, por eso fue dspegado, su abuela paterna ya se encargaría de no contarle lo que ella hizo, como su madre.
Ahora le dicen que va a ser Rey, pues se lo cree está curtido en mentiras piadosas, o malvadas.
No le explicarían que una dictadura no se hereda. Debe ser el único lugar del mundo dónde los herederos de un dictador gocen de inmensas fortunas.
Discreto, familiar, deportista y eterno aspirante a títulos más
aceptados por responsabilidad que por deseo propio, el devenir de la
historia le ha vuelto a colocar en el disparadero.
Por compromiso, amor a su abuela, obligación debida a su familia o convicción propia, ha apostado por abandonar el comedido segundo plano que le ha caracterizado siempre y se ha situado en el foco mediático como representante de una de las familias más controvertidas de España: los Franco.
Luis Alfonso de Borbón (44 años) hijo de Carmen Martínez-Bordiú, primogénita de los siete nietos del dictador, y de Alfonso de Borbón, primo del rey emérito Juan Carlos I, fallecido en un trágico accidente de esquí en enero de 1989, ha enarbolado la bandera familiar y la de España, se ha lanzado a ser portavoz de los Franco y ha aceptado ser vitoreado como 'rey' por los nostálgicos del dictador.
Así ocurrió literalmente el pasado 15 de julio cuando encabezó una manifestación, promovida por la plataforma Movimiento por España en el Valle de los Caídos, en contra de la exhumación de los restos mortales de su bisabuelo, una medida aprobada por decreto en el Congreso el pasado jueves con la abstención del PP y Ciudadanos.
“Eres nuestro rey”, gritaron algunos de los cerca de mil asistentes a su paso acompañado de su esposa, la venezolana Margarita Vargas y de sus tres hijos.
Él sonreía y mantenía el tipo. Para eso estaba allí, para decirle al mundo lo que repitió como argumento en sus redes sociales: “Hoy asistí junto a mi mujer y mis hijos a la misa de las 11:00 del Valle de los Caídos; nos encontramos con muchas familias y gente venida de toda España y del extranjero, para rezar por el futuro de España”.
El futuro de España no lo arregla ni oraciones ni creencias, ese es ya otro asunto.
En marzo fue nombrado presidente de honor de la Fundación Francisco Franco, un cargo que ocupaba su abuela Carmen Franco hasta su fallecimiento en diciembre de 2017, y que de momento no ejerce porque quiere respetar un año de luto. Pero sí ha realizado un primer movimiento estratégico para evitar la prohibición de la fundación: promover el cambio de sus estatutos y pasar de “enaltecer la figura de Franco” a “difundir y promover el estudio y conocimiento sobre la vida, el pensamiento, el legado y la obra de Francisco Franco”.
Un pequeño matiz que puede variarlo todo.
Su radicalización pública, evidente en sus redes sociales, coincide con el nombramiento de Pedro Sánchez como presidente y el apoyo de su Ejecutivo a trasladar los restos de su bisabuelo.
Solo dos días después de asistir a la mencionada manifestación su cuenta de twitter rezaba así: “Esa inmensa Cruz representa la reconciliación de las dos Españas.
Solo había una España que progresaba alegre, orgullosa de su pasado y esperanzada en su futuro.
Pero el rencor nos lleva otra vez a despertar rancios odios cainitas. La historia condenara a quien profane este Templo grandioso (...)”
Por si la historia no llega a condenar a nadie, Luis Alfonso de Borbón mantiene su propia batalla y “los profanadores de tumbas”, “el basural político que no quiere que se sepa de Franco” y Pedro Sánchez en particular son su objetivo.
En su cuenta de Instagram promueve una petición de Change.org para reunir firmas pidiendo la dimisión del presidente socialista.
Mientras, el resto de su familia mantiene un perfil bajo porque el río anda revuelto y todavía quedan importantes flecos para cerrar el reparto de la millonaria herencia que dejó la matriarca.
Luis Alfonso de Borbón ha adquirido protagonismo entre los Franco
pero en cuestiones de economía está enfocado desde hace años hacia el
mundo de las finanzas y la empresa.
Por compromiso, amor a su abuela, obligación debida a su familia o convicción propia, ha apostado por abandonar el comedido segundo plano que le ha caracterizado siempre y se ha situado en el foco mediático como representante de una de las familias más controvertidas de España: los Franco.
Luis Alfonso de Borbón (44 años) hijo de Carmen Martínez-Bordiú, primogénita de los siete nietos del dictador, y de Alfonso de Borbón, primo del rey emérito Juan Carlos I, fallecido en un trágico accidente de esquí en enero de 1989, ha enarbolado la bandera familiar y la de España, se ha lanzado a ser portavoz de los Franco y ha aceptado ser vitoreado como 'rey' por los nostálgicos del dictador.
Así ocurrió literalmente el pasado 15 de julio cuando encabezó una manifestación, promovida por la plataforma Movimiento por España en el Valle de los Caídos, en contra de la exhumación de los restos mortales de su bisabuelo, una medida aprobada por decreto en el Congreso el pasado jueves con la abstención del PP y Ciudadanos.
“Eres nuestro rey”, gritaron algunos de los cerca de mil asistentes a su paso acompañado de su esposa, la venezolana Margarita Vargas y de sus tres hijos.
Él sonreía y mantenía el tipo. Para eso estaba allí, para decirle al mundo lo que repitió como argumento en sus redes sociales: “Hoy asistí junto a mi mujer y mis hijos a la misa de las 11:00 del Valle de los Caídos; nos encontramos con muchas familias y gente venida de toda España y del extranjero, para rezar por el futuro de España”.
El futuro de España no lo arregla ni oraciones ni creencias, ese es ya otro asunto.
En marzo fue nombrado presidente de honor de la Fundación Francisco Franco, un cargo que ocupaba su abuela Carmen Franco hasta su fallecimiento en diciembre de 2017, y que de momento no ejerce porque quiere respetar un año de luto. Pero sí ha realizado un primer movimiento estratégico para evitar la prohibición de la fundación: promover el cambio de sus estatutos y pasar de “enaltecer la figura de Franco” a “difundir y promover el estudio y conocimiento sobre la vida, el pensamiento, el legado y la obra de Francisco Franco”.
Un pequeño matiz que puede variarlo todo.
Su radicalización pública, evidente en sus redes sociales, coincide con el nombramiento de Pedro Sánchez como presidente y el apoyo de su Ejecutivo a trasladar los restos de su bisabuelo.
Solo dos días después de asistir a la mencionada manifestación su cuenta de twitter rezaba así: “Esa inmensa Cruz representa la reconciliación de las dos Españas.
Solo había una España que progresaba alegre, orgullosa de su pasado y esperanzada en su futuro.
Pero el rencor nos lleva otra vez a despertar rancios odios cainitas. La historia condenara a quien profane este Templo grandioso (...)”
Por si la historia no llega a condenar a nadie, Luis Alfonso de Borbón mantiene su propia batalla y “los profanadores de tumbas”, “el basural político que no quiere que se sepa de Franco” y Pedro Sánchez en particular son su objetivo.
En su cuenta de Instagram promueve una petición de Change.org para reunir firmas pidiendo la dimisión del presidente socialista.
Mientras, el resto de su familia mantiene un perfil bajo porque el río anda revuelto y todavía quedan importantes flecos para cerrar el reparto de la millonaria herencia que dejó la matriarca.
Licenciado en empresariales, máster
en finanzas y con un MBA en el IESE Business School, su presente está
ligado al Banco Occidental de Descuento donde es vicepresidente
internacional.
Se trata de una de las entidades bancarias más importantes de Venezuela y es propiedad de su suegro, Víctor Vargas Irausquín,
a quien se le calcula una fortuna de más de 850 millones de euros que
muchos venezolanos atribuyen en parte a los beneficiosos contratos
petroleros conseguidos gracias a su amistad con Hugo Chávez.
Una
relación que no le impidió mantener entonces, ni ahora con Nicolás
Maduro en el poder, el halo de un cierto espíritu opositor y el centro
cultural BOD que reúne a esa sociedad plural venezolana que
caracterizaba al país antes del chavismo.
La versión emprendedora de Luis Alfonso de Borbón le ha hecho probar
con distintos proyectos y en la actualidad mantiene activas la empresa
Spanish Influencers que se presenta como “el primer portal español para
unir a las empresas y la influencia de las celebrities” y el
gimnasio madrileño Reto 48, basado en técnicas que utilizan los
militares estadounidenses.
El resto de su vida transcurre más de puertas adentro que en fiestas sociales, costumbre que rompe en verano cuando se deja ver en las competiciones de polo de Sotogrande, en Cádiz.
En su futuro inmediato, además de su cruzada familiar, está la llegada de su cuarto hijo y seguir tirando de responsabilidad impuesta o elegida.
El resto de su vida transcurre más de puertas adentro que en fiestas sociales, costumbre que rompe en verano cuando se deja ver en las competiciones de polo de Sotogrande, en Cádiz.
En su futuro inmediato, además de su cruzada familiar, está la llegada de su cuarto hijo y seguir tirando de responsabilidad impuesta o elegida.
La que le han inculcado desde pequeño para no defraudar a los
suyos: por un lado a la rama legitimista de los monárquicos franceses de
un país sin reino, que le consideran su heredero; y por otro a los
melancólicos españoles del régimen franquista, que se han apresurado a ungirle como salvador de los valores de la patria.
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