Pacha Ibiza y su fiesta más informal y cargada de famosos vuelven a sus orígenes y vibran con la música de los sesenta.
Bajo una bola del mundo gigante llena de flores que
no deja de girar y con el escenario más grande y teatral que nunca ha
tenido Pacha Ibiza,
la fiesta Flower Power más famosa celebró este lunes por la noche su
edición vip, un evento que se repite de verano en verano y que lleva más
de tres décadas consiguiendo que miles de personas —famosos y anónimos—
canten y bailen hasta el amanecer al ritmo de Los Beatles, Bob Marley o
Aretha Franklin.
Es la fiesta del peace and love y del "haz el amor y no la guerra", plagada de coronas de flores, camisas hippies,
gafas redondas y mucho color.
La edición de este verano ha sido más
especial porque Pacha reabrió este mes de mayo después de seis meses de
cierre, el primero desde su inauguración en 1973.
El objetivo era actualizarse
y recuperar la magia de sus orígenes. El resultado es un escenario más
grande y una decoración renovada, con bicicletas y gafas de sol y
vinilos enormes colgando del techo, acompañados de las omnipresentes
cerezas.
Pacha —que primero abrió en Sitges
y en 1973 llegó a la isla— fue un referente para muchos, desde famosos
(nacionales o extranjero) hasta hippies, nuevos ricos o
invitados a la isla que se mezclaban entre ellos y se dejaban deslumbrar
por su música, sus invitados, su alegría y sus aires de libertad.
Hoy
es un imperio que llegó a estar en Madrid y que tiene negocios que van
desde la restauración a los perfumes.
Como contaba el fotógrafo Toni Riera a S Moda el verano pasado, cuando la sala cumplió el medio siglo, "el factor diferencial que tenía Ibiza con respecto a otros sitios era
que nunca conocías el apellido de nadie.
Los guapos no iban de
estrellas y, sobre todo, estaba el hecho de que el que tenía algo lo
compartía con todos".
La Flower Power es el epicentro de las fiestas de verano que se
organizan en la mítica sala, y cada veinte minutos hay una actuación
diferente que traslada el mensaje de la diversión.
El momento más espectacular llega cuando se recrea la grabación de John Lennon y Yoko Ono cantando el himno por la paz Give peace a chance desde su cama en la suite 1742, pero hay otros muchos espectáculos que convierten la fiesta en un teatro, como el desfile de la diosa india Namasté subida en una carroza o la entrada de una Harley Davidson imitando una escena de Easy Rider.
El responsable de los catorce shows que se
intercalan es Joan Gràcia, director artístico del Grupo Pacha y que se
estrena este año también como responsable artístico de la Flower Power.
El momento más espectacular llega cuando se recrea la grabación de John Lennon y Yoko Ono cantando el himno por la paz Give peace a chance desde su cama en la suite 1742, pero hay otros muchos espectáculos que convierten la fiesta en un teatro, como el desfile de la diosa india Namasté subida en una carroza o la entrada de una Harley Davidson imitando una escena de Easy Rider.
Combina su trabajo en el grupo teatral Tricicle con la temporada
veraniega en Ibiza, al frente de esta icónica fiesta y del restaurante
Lío, que también tiene espectáculos a diario.
Para él, las acciones que
se van sucediendo en la Flower Power son especiales porque "permiten
estar activo, no solo bailar, comunicarse o beber, también participar en
la fiesta y en su espíritu de bailar y compartir"
Las gogós —"en las discotecas las gogós no bailan,
se mueven, pero aquí sí"— animan la fiesta y se cambian constantemente
de vestuario y pelucas.
Para Gràcia, la Flower Power es "una fiesta
maravillosa”, sobre todo porque "es divertida, te permite disfrazarte,
todo el mundo va dispuesto a divertirse".
"En el momento en el que te
pones una camisa de flores y unos collares, la actitud es diferente",
cuenta a EL PAÍS horas antes de que empiece la fiesta.
Si algo tiene especial este evento es su grito pacifista.
"Es un mensaje atemporal, no debería caducar", explica Gràcia. "Puede que a veces se olvide, pero nosotros recordamos que te puedes emocionar escuchando la letra de Imagine.
Si la escuchásemos más, seguramente el mundo sería mejor".
La pista de baile, abarrotada, se sitúa justo
debajo de los balcones superiores, reservados para la zona vip.
Allí
estuvieron el exfutbolista Carles Puyol y su mujer, la modelo Vanesa Lorenzo; los diseñadores Palomo Spain, Juan Avellaneda y Simon Porte (Jacquemus); la piloto de Fórmula 1 Carmen Jordá; la periodista Ana García Siñeriz;
la exmodelo Mar Saura; los cantantes C. Tangana y Mimi Doblas (Lola Índigo); los actores Alfonso Bassave y Miguel Herrán, e influencers como Miranda Makaroff o Miguel Carrizo.
El responsable de congregar a todos ellos es Carlos Martorell, histórico
relaciones públicas de Ibiza, organizador y promotor de la Flower Power
VIP.
Empezó con ella hace 18 años, cuando pidió a Pacha
crear una entrada secreta para los famosos, y "ahora la copian en todos
los sitios".
Otros años ha tenido sorpresas internacionales que dejaban
boquiabiertos a los asistentes, como la llegada de la súpermodelo Elle
McPherson, del cantante Mick Jagger, del diseñador Valentino o de Carmen
D’Alessio, la reina de las relaciones públicas del Studio 54 de Nueva
York.
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