El primogénito de los duques de Cambridge cumple cinco años y recibe una educación símbolo de cambio en la monarquía británica.
Tercero en la línea de sucesión al trono británico, el príncipe Jorge ostenta el título de “alteza real” y está destinado a portar la corona en un futuro
. Pero, de momento, es solo un niño que acaba de terminar su primer año en la “escuela de mayores” y que este domingo soplará las velas en la fiesta de su quinto cumpleaños, una efemérides que los duques de Cambridge celebrarán con toda probabilidad en privado.
En su convencimiento de que “todo niño, independientemente de su papel público futuro, merece una infancia segura, feliz y privada”, Guillermo y Kate no solo defienden a capa y espada la intimidad de sus hijos (en agosto de 2015, Kensington Palace emitió un comunicado para denunciar el “acoso de los paparazzi” al príncipe Jorge);
también han escogido para ellos una línea educativa que se aleja sustancialmente de la que recibieron las generaciones precedentes de royals.
Por ello, el pasado septiembre Jorge empezó su reception year (equivalente a segundo de infantil) en Thomas's Battersea, un centro de primaria privado y mixto que impone como norma principal “ser amable”.
La escuela, en la que también estudió la modelo Cara Delevingne, desaconseja el concepto de “mejor amigo” para evitar que otros niños se sientan desplazados, y centra gran parte de sus esfuerzos en el bienestar emocional de los alumnos.
Su director, Simon O'Malley, describe así la filosofía del centro: “Ponemos gran énfasis en un conjunto de valores fundamentales que incluyen amabilidad, cortesía, confianza, humildad y aprender a dar más que a recibir”.
Sus compañeros de clase conocen al príncipe como George Cambridge.
Además, su niñera palentina, María Teresa Turrión Borrallo, le está enseñando español.
La duquesa de Cambridge ha opinado sobre educación e infancia en numerosos actos públicos.
El año pasado, en una visita a una escuela primaria en Londres durante la Children's Mental Health Week, promovida por la organización de salud mental infantil Place2Be, explicó que sus padres le habían enseñado “la importancia de la amabilidad, el respeto y la honestidad”, y aseguró que tanto ella como Guillermo querían transmitir estas cualidades a sus niños.
“En mi opinión, es tan importante como sobresalir en matemáticas o deportes”, señaló.
Los duques también practican un método de crianza denominado “escucha activa” que busca que los pequeños se sientan escuchados, y por eso siempre se agachan para ponerse a la misma altura que sus hijos cuando hablan con ellos, incluso aunque ello suponga saltarse el protocolo.
De hecho, en 2016, durante la celebración del 90 cumpleaños de la reina, Guillermo se ganó una reprimenda de su abuela por acuclillarse en el balcón del palacio de Buckingham para explicarle algo a su hijo.
Además de mostrarse siempre afectuosos con sus hijos en público, los príncipes de Gales los matricularon en la escuela privada (solo para chicos, eso sí) Wetherby School, en Notting Hill, en vez de escolarizarlos en casa con un tutor, como fue el caso de Carlos hasta que cumplió ocho años.
La secundaria la estudiaron en Eton, el prestigioso internado de Berkshire del que ha salido 19 primeros ministros británicos, y ambos disfrutaron después de un año sabático en el que realizaron ejercicios militares y tareas de voluntariado.
Guillermo se licenció en Geografía en la universidad de St. Andrews.
Su padre, sin embargo, estudió secundaria en Gordonstoun, un centro disciplinario y físicamente muy exigente en Escocia al que el duque de Edimburgo le envió para fortalecer su carácter.
Se dice que Carlos aborreció su paso por allí, aunque en declaraciones posteriores él le quitó hierro a la experiencia.
“Estoy contento de haber ido a Gordonstoun”, dijo en una entrevista en The Observer en 1974.
“Si no disfruté la escuela tanto como hubiera debido fue solo porque donde más feliz me siento es en casa”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario