AHÍ TENEMOS a Pablo Casado, vicesecretario de comunicación del PP, desdoblándose, no sabemos si para hacer con un cuerpo la carrera de Derecho y con el otro la de Empresariales,
o para acudir con el de la izquierda a una emisora de radio y con el de
la derecha a un canal de televisión.
El caso es que parece acostumbrado
a multiplicarse para atender a todo.
Dan envidia las personas con estas
capacidades corporales.
Qué bueno, por ejemplo, estar a las siete de la
tarde aprendiendo francés en una escuela e inglés en otra sin que los
dos idiomas se mezclen y acabe uno hecho un lío.
Quizá disponga de un
tercer cuerpo, y de un cuarto, a los que manda a un mitin o a una
reunión en Génova.
Gente con este perfil no tiene precio ni en la
política ni en la empresa privada ni en su domicilio particular.
Las
personas normales o hacen la cama o quitan el polvo.
Casado puede hacer
las dos cosas a la vez.
Claro que quizá lo estemos interpretando todo mal y lo que en realidad
lleva a cabo el líder del PP en esta imagen es una fuga. Una fuga de sí
mismo, se entiende.
Es posible que el licenciado en Empresariales huya
del licenciado en Derecho, o al revés.
Téngase en cuenta que la foto
está tomada por los días en los que se puso en cuestión su heroico, y prácticamente inverosímil, currículo
académico.
A los seres humanos nos ataca en ocasiones una vergüenza tan
grande de vivir en nuestro propio cuerpo que nos salimos de él. También
nos podría tragar la tierra, pero resulta más incómodo que dispersarse.
Gracias a estos cerebros privilegiados, aprendemos algo nuevo cada
día.
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