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24 may 2018

Correa, Bárcenas y el PP, condenados en el juicio central del ‘caso Gürtel’

La sentencia cuestiona la “credibilidad” del testimonio de Rajoy.

El fallo respalda la conclusión de Anticorrupción de que el presidente del Gobierno y otros dirigentes del PP no dijeron la verdad para evitar el "reproche social".

 

La sentencia cuestiona la “credibilidad” del testimonio de Rajoy

El fallo respalda la conclusión de Anticorrupción de que el presidente del Gobierno y otros dirigentes del PP no dijeron la verdad para evitar el "reproche social"

Mariano Rajoy, durante su declaración como testigo en el juicio del caso Gürtel, en julio de 2017.
Dos de los tres magistrados del tribunal que ha juzgado la primera etapa del 'caso Gürtel'no solo consideran probada la existencia de una caja b, sino que también cuestionan expresamente la "credibilidad" del testimonio que Mariano Rajoy y otros dirigentes del PP prestaron durante la vista.
 A lo largo de las cerca de 1.700 páginas, los jueces Julio de Diego y José Ricardo de Prada citan en doce ocasiones la contabilidad opaca del PP para sustentar su decisión de condenar al extesorero de la formación, Luis Bárcenas, a más de 33 años de cárcel. 
Los magistrados consideran que las pruebas sobre la existencia de dicha caja b son "contundentes" y que la validez de las mismas no se ha visto afectada por las palabras de Rajoy y el resto de dirigentes populares durante el juicio. 
El fallo recoge que, como ya apuntó la Fiscalía Anticorrupción en sus conclusiones, el testimonio de todos ellos "no aparece como suficiente verosímil" para rebatirla.
El tribunal destaca que, como recogía Anticorrupción en su escrito de conclusiones, varias de las personas que figuraban como perceptoras de fondos de dicha caja b -los exparlamentarios Jaime Ignacio del Burgo, Santiago Abascal y Luis Fraga- reconocieron durante la vista haber recibido las cantidades que se reflejaba en los apuntes contables.
 En este sentido, recuerda que si bien los altos cargos del PP que también declararon como testigos, entre ellos Rajoy, negaban fiabilidad a dichos papeles, la fiscalía ya apuntó en su intervención la falta de "veracidad" de los dirigentes populares al que considerar que "reconocer haber recibido estas cantidades [...] pudieran ser considerados por los testigos como merecedores de un reproche social" además de admitir la existencia de la propia contabilidad.
Por ello, el fallo concluye que el testimonio de Rajoy y los otros dirigentes del PP "no aparece como suficiente verosímil para rebatir la contundente prueba existente sobre la caja b del partido".
 En este sentido, los magistrados destacan que al menos dos de estos dirigentes políticos -Javier Arenas y Pío García Escudero- "vinieron indirectamente incluso a confirmar algunos de los apuntes de la caja b" al hablar de una cena homenaje que se dio en 2008 al hasta aquel momento tesorero de la formación, Álvaro Lapuerta.
 "Es decir, dieron detalles de lo que aparecía reflejado en este apunte de la caja b del partido".
La sentencia considera probada que el PP contó con una caja b que consistía "en una estructura financiera y contable paralela a la oficial existente al menos desde el años 1989" y que sus partidas "se anotaban informalmente, en ocasiones en simples hojas manuscritas" por parte de Bárcenas.
 El fallo recalca que en dicha contabilidad "se hacían constar ingresos y gastos del partido o, en otros casos cantidades entregadas a personas miembros relevante del partido".
 Los magistrados destacan que estos detalles los recogen en la sentencia "únicamente para precisar el contexto en el que se imbrican los hechos" enjuiciados, ya que admiten que han quedado fuera de esta parte de la causa y que son investigados en otra pieza del sumario.
El fallo también considera probado que dicha caja b era llevada por Bárcenas "al margen de la contabilidad oficial" y que la misma se nutría "en buena medida, a base de ingresos o aportaciones que incumplían la normativa sobre financiación de partidos políticos" ya que eran realizados "por personas y empresas que resultaban beneficiarias de importantes adjudicaciones públicas, y como gratificación por ese trato de favor".
 De dicha caja, el extesorero sustrajo importantes cantidades en su propio beneficio aprovechándose de su "opacidad" que acabaron o en sus cuentas suizas o invertidas en inmuebles.



 

 

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