De zona residencial desconocida hace una década a cumbre de famosos que ya trasciende a la moda.
Una estética propia y líneas de ropa o zapatillas que llevan su nombre confirman el fenómeno.
La respuesta tiene nombres y apellidos: Kim Kardashian y Kanye West.
Abanderados del nuevo lujo que viste con chándal y zapatillas, han hecho de ello su propia marca (Yeezy) con la ayuda de visionarios de la moda como Virgil Abloh – Off-White-, el reciente fichaje de Louis Vuitton que viene a confirmar que las grandes casas también les siguen de cerca.
Así se ha forjado su identidad.
Está a 48 kilómetros de Los Ángeles y su extensión es de apenas 34 kilómetros cuadrados.
Calabasas es en realidad un barrio residencial a lo grande.
Calles idénticas con mansiones, centros comerciales y parkings en los que aparentemente no pasa nada pero que celebridades como los Kimye, Justin Bieber, Snoop Dogg o Drake (que incluso le ha dedicado una canción), han elegido para quedarse a vivir.
El día a día transcurre en coches de lujo y a base de mucha comida take away.
El reality Keeping Up With The Kardashians, en emisión desde 2007, ha situado a la ciudad y a su exclusivo barrio en el que viven las hermanas, Hidden Hills, en el imaginario colectivo haciendo de ese estilo de vida simplón pero lujoso una máxima.
Y lo ha trasladado a la forma de vestir de sus habitantes.
Ropa deportiva –porque hace falta poco más para desplazarse en coche de casa a la tienda o al gimnasio– con estilismos estudiados y prendas exclusivas junto a un maquillaje siempre a punto (el contouring es marca de la casa).
Precisamente sobre esos dos pilares han construido parte de su imperio comercial los Kardashian Jenner:
Yeezy, la línea de ropa urbana de Kanye y KKW Beauty, de Kim, o la firma de cosmética de la pequeña del clan, Kylie Cosmetics.
Su identidad también son colores.
La gama de tonos beige, caqui o grises y los neutros blanco y negro (nada de estampados) inundan las colecciones del rapero West en Yeezy Supply, su línea para adultos.
Las prendas clave son los pantalones de chándal, sudaderas, gorras y camisetas de grupos de música, a menudo vestidas por la empresaria.
En su última colección, la sexta, las fotos promocionales son de la propia Kim Kardashian relatando su cotidianidad en Calabasas. Subiendo y bajando del coche, andando por sus asépticas calles y con una bebida en vaso de plástico en la mano.
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