Una noche se pidió un chupito de 1.200 dólares de un whisky de edición limitada. La policía ha detenido a un británico de 21 años.
Un temor se extiende por los hoteles de lujo de Washington:
que aparezca el misterioso hombre con acento británico que en las
últimas semanas ha logrado marcharse sin pagar tras consumir abundante
bebida y comida.
En el bar del hotel Ritz-Carlton, una persona se gastó
el pasado viernes 2.200 dólares.
Incluyeron un plato de pulpo, otro de
cordero, una botella de vino y para culminar el festín un chupito de
1.200 dólares de un whisky irlandés de reserva limitada y 34 años de
maduración que estaba protegido en una caja de seguridad.
Cuando llegó el momento de pagar la elevada
factura, el hombre pidió que le pasaran el gasto a su habitación de
hotel, que en realidad era la de un jugador de los Denver Nuggets, el
equipo de baloncesto que había jugado esa noche contra los Washington
Wizards.
Pero algo llamó la atención a los responsables del hotel
y cuando trataba de abandonar el establecimiento fue parado por la
policía, que ya lo tenía en el radar por incidentes anteriores.
Tras un
rifirrafe, los agentes le detuvieron.
Le identificaron como Nicholas James Cooper, un
hombre de 21 años con acento británico.
Ya había sido arrestado
recientemente en otras dos ocasiones por sucesos parecidos.
Tras cada
detención, ha logrado ser puesto en libertad a la espera de comparecer
ante un juez el próximo 12 de abril.
En dos de sus encuentros con la
policía, pidió a los agentes que le tirotearan, según el diario The Washington Post.
Todo empezó el 13 de marzo, según las autoridades.
Ese martes la policía recibió dos denuncias del hotel Willard, donde un
hombre dio un nombre de habitación falso al firmar su factura de 68
dólares en el bar, y del restaurante Old Ebbitt Grill, donde intentó
pagar los 67 dólares de gasto con una tarjeta de crédito inválida.
En la barra del Willard, uno de los principales
hoteles de lujo de la capital estadounidense, el hombre aseguró que era
de Londres y que ese día era su cumpleaños, según testimonios citados
por el Post.
También alardeó de que estaba pensando saltar la
reja de los alrededores de la Casa Blanca.
En el bar del Old Ebbitt
Grill, el hombre hizo amigos con facilidad al consumir varias rondas de
alcohol.
El pasado lunes, un hombre, que coincide con el
perfil del sospechoso Cooper, gastó 500 dólares en una cena de ostras y
vino en el hotel Hay-Adams.
En la factura, puso el número de una
habitación vacía y logró escabullirse del local.
El Servicio Secreto, el órgano policial que vigila al presidente y su
familia, ha acusado a Cooper de tener un comportamiento extraño en los
alrededores de la Casa Blanca y logró que un juez le impidiera el acceso
a esa área.
Pero el miércoles el hombre volvió a las andadas.
Trató de
entrar a un hotel cercano a la residencia presidencial, pero fue
detenido rápidamente por incumplir la orden judicial.
Al día siguiente,
fue puesto en libertad.
El misterio es si volverá a aparecer, sobre todo
cuándo y dónde, en uno de los hoteles exclusivos de la ciudad.
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