Continúan las supuestas malas relaciones entre la primera dama y el presidente tras el escándalo de la actriz porno Stormy Daniels.
En la Casa Blanca no hay reconciliación. Melania
lo dejó claro este lunes cuando, de camino, al helicóptero presidencial
rechazó la mano del presidente, Donald Trump.
La relación entre el
presidente y su esposa se han deteriorado a lo largo de las últimas
semanas por el escándalo de Stormy Daniels, la actriz porno que tuvo una aventura con Trump en 2006.
Durante días, la primera dama se distanció del presidente e hizo agenda
separada, llegando a cancelar su viaje a Davos con Trump. La semana
pasada ambos retomaron las apariciones juntos.
Trump y Melania andan juntos camino al Marine One,
el helicóptero oficial.
El presidente trata de alcanzar la mano de su
esposa, pero se encuentra con la manga amarilla de su abrigo.
La primera
dama trata de evitar la mano de Trump, llegando incluso a seguir
andando cuando él trata de agarrarla para saludar a las cámaras.
La
escena, en el jardín de la Casa Blanca, habla por sí sola.
A mediados de enero, la prensa destapó que los abogados del republicano pagaron a Daniels 130.000 dólares para tapar la relación extramarital
del ahora presidente, que ocurrió semanas después de que naciera el
hijo de la primera pareja, Barron Trump. Según la prensa estadounidense,
la revelación enfureció a Melania. La primera dama canceló sus compromisos y viajó a la mansión de los Trump en Florida para desconectar unos días.
En las redes, el día que cumplió un año en la Casa Blanca, la primera
dama colgó una foto de ella con un soldado de la escolta presidencial,
un gesto interpretado como otro revés público a su marido.
No es la primera vez que los Trump tienen un desencuentro en público.
Melania ya rechazó la mano del presidente cuando descendían del avión
presidencial en la visita oficial a Israel en mayo de 2017.
También se
le vio hacer muecas desagradables tras el discurso de investidura.
La
relación entre el presidente y su tercera esposa nunca han sido
perfectas, pero ahora parecen atravesar uno de sus peores tramos, algo
más difícil de conllevar cuando los focos están puestos en ellos más que
nunca.
La semana pasada, Melania acudió al discurso del estado de la Unión, reapareciendo de nuevo en el primer plano.
Pero no fue, como muchos creían, un gesto de reconciliación.
Esas dudas
quedaron confirmadas cuando los Trump viajaron en coches separados a la
solemne cita en el Congreso.
Su única interacción esa noche fue un
lejano saludo con la mano que hizo el presidente desde el atril.
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