Las pantoja no dan miedo, producen cierta lástima
Chabelita balbucea en los platós dejando historias a medias que le permitirán seguir en el negocio.
Madre e hija me producen un gran tedio, pero reconozco que me ponen cuando señalan y amenazan.
No solo no dan miedo, producen cierta lástima.
Isabel madre ha perdido el brillo que tuvo y ahora solo interesa para narraciones de subsuelo.
Anacrónicas y pedantes
No hay duda de que es una artista, pero jamás llegará a ser una estrella, algo que esta ha llegado a creerse a fuerza de lametazos de sus palmeros.
Chabelita no es ni una cosa ni otra.
Pero sigue la tradición familiar de rodearse de inferiores para dirigirlos como leales vasallos.
Ambas son anacrónicas y pedantes, sin el menor bagaje educacional.
Los Pantoja se han convertido en una estirpe enlutada de fallecimientos y escándalos encerrados en los intramuros de Cantora.
Sabemos muchos de ellos, pero estoy convencida de que lo peor está encerrado en algún cuarto con ventanas selladas.
Ellos solo abren puertas a golpes de talonario.
Viven de las rentas de sus fracasos y saben como nadie elegir las prendas vendibles de sus miserias para tenderlas al sol.
Atrapada en la cutrez
Pantoja madre piensa que todo el mundo está pendiente de su vida. Lo que ella no entiende es que solo da audiencia cuando la ponen a parir, incluso sus propios familiares.
Pero bueno, cuando la Panto agoniza, su niña Chabelita siempre la rescata y la pone de nuevo en la ruta de los paparazzi.
La verdad es que, a medida que sigo escribiendo, me grita más esta incoherencia mía.
Tenía que estar escribiendo sobre los Goya.
Detesto dejarme llevar por esa cutrez que impregna mi atención a veces.
La semana que viene intentaré bucear en charcas más limpias.
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