Después del funeral de su madre, Carmen Franco, la nieta del dictador despeja las dudas y pedirá el título que creó el rey Juan Carlos para su abuela materna.
El pasado 29 de diciembre falleció a los 91 años de edad Carmen Franco, una muerte que se podría calificar de anunciada porque ella misma había manifestado unos meses antes que padecía un cáncer terminal y no iba a tomar ninguna medida para detenerlo.
Su desaparición deja una herencia millonaria pero difícil de calcular ya que el entramado de empresas de la familia, la sospecha de posibles fondos desconocidos y las propiedades, incluidas joyas y mobiliario, acumulados durante los años de dictadura de Franco dificulta hacer estimaciones sobre una fortuna que algunos sitúan entre los 500 y 600 millones y otras fuentes, incluso duplican.
Lo que sí parece zanjada es la sucesión de los títulos nobiliarios que ostentaba Carmen Franco en el momento de su muerte, duquesa de Franco y señora de Meirás.
Durante años se dio por hecho que pasarían a manos de Francis Franco, el mayor de los nietos varones del dictador.
Él siempre ha demostrado debilidad por el título de duque de Franco —incluso cambió legalmente el orden de sus apellidos para asegurar la continuidad del de su abuelo—, pero la ley cambió sus planes.
Desde 2006, la Ley de Igualdad para la Sucesión de Títulos Nobiliarios acabó con la prevalencia del varón y hoy Carmen Martínez-Bordiú, la mayor de los hermanos (tiene 66 años), es la heredera legal del ducado de Franco y del señorío de Meirás.
Según afirma la revista ¡Hola!, Carmen no tiene previsto llegar a ningún acuerdo para ceder el título de duquesa de Franco –implica también Grandeza de España– que le corresponde y será su nueva poseedora en cuanto se arreglen los documentos necesarios.
Pero también se sabe que no va a hacer nada para solicitar el señorío de Meirás, un derecho que su abuela, Carmen Polo quería que quedase en manos de Francis Franco, el tercer hijo que su hija Carmen tuvo con Cristóbal Martínez-Bordiú y que en 1998 ya heredó el marquesado de Villaverde cuando falleció su padre y la ley establecía que los títulos pasaban al primer hijo varón.
En cualquier caso tener en nuestro días un título nobiliario no implica privilegios especiales como ocurría antaño.
Al final el valor actual de un título, como explica Martín de Oleza, abogado especializado en derecho nobiliario y barón de Alcalalí, “es el que tenga para cada uno atendiendo a consideraciones históricas y sentimentales.
Otra cosa es hablar del reparto pecuniario.
Aunque se supone la existencia de un testamento bien atado, a los herederos le queda formalizar los impuestos correspondientes a la parte que reciban del legado en los seis meses siguientes al fallecimiento de Carmen Franco, aunque pueden pedir una prórroga por ley antes de transcurridos seis meses del fallecimiento de Carmen Franco; aunque, si lo precisan, pueden pedir una prórroga antes de que transcurra el quinto mes.
Una ampliación que se concede sistematicamente y que otorga un plazo extra de seis meses para poder liquidar los impuestos correspondientes.
Entre las joyas de las propiedades que recibirán los hijos y, probablmente algún nieto de Carmen Franco, se encuentra el edificio de la calle Hermanos Bécquer, 8. 4.800 metros cuadrados en uno de los barrios más cotizados de Madrid.
Lo que queda de la finca rústica Valdefuentes de nueve millones de m2 de la que en 2006 se recalificaron 3,3 millones de m2.
El palacio de Cornide, en La Coruña, valorado en unos 5,5 millones de euros.
La casa natal de Franco en Ferrol y el polémico Pazo de Meirás, situado en Sada (A Coruña).
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