Antonio Banderas se estrena en el rodaje de la serie ‘Genius’, en la que interpreta al pintor, con una escena ambientada en 1939.
Picasso se ríe con cierto desdén.
Está leyendo la prensa y Dora Maar, tumbada junto a él sobre una toalla en la playa de Antibes, en la Costa Azul francesa, le pregunta qué es tan divertido.
“Mi buen amigo, el Caudillo, Generalísimo Francisco Franco, ha ilegalizado el divorcio en España”, replica el artista.
Es 1939, poco después del final de la Guerra Civil. La pareja de amantes inicia un diálogo sobre la conveniencia o no del matrimonio que evidencia su complicidad y se besa.
Él le pide entonces a la fotógrafa regresar al hotel porque quiere pintarla.
No se trata, en realidad, de la playa de Antibes.
Es La Misericordia, en Málaga, a primera hora de la mañana del pasado 1 de noviembre.
La escena está incluida en la segunda temporada de la antología Genius, de National Geographic y Fox, dedicada a Pablo Picasso y en pleno rodaje.
El estreno de la serie de televisión está previsto para el otoño de 2018.
Y quien se pone por primera vez en la piel del pintor es Antonio Banderas.
De malagueño a malagueño. “Por fin”, piensa caracterizado como el artista con camisa de lino beige, bañador con listas y pelo canoso con raya muy marcada por encima de la oreja derecha.
La secuencia dura poco más de dos minutos y es la actriz Samantha Colley quien da vida a Dora Maar.
Banderas anhelaba interpretar a Picasso y era importante hacerlo en Málaga para lograr, de cierta forma, que el genio pudiera regresar a su ciudad natal.
Se fue siendo un crío y no volvió más.
Pero “las imágenes de un niño durante 10 años son muy poderosas y se quedan grabadas”, cuenta el actor a EL PAÍS.
Este fue el argumento que utilizó para convencer al productor Ron Howard, y al creador de la serie y director, Ken Biller, de que había que rodar en la capital malagueña, que no estaba incluida inicialmente en la agenda de trabajo.
“A mí me pasa. No puedo olvidarme de determinadas luces, formas, colores, sensaciones con mi familia.
Con mi mamá, con mi padre. Agarrado de la mano de mi madre en la Semana Santa de aquí”, añade.
Apenas tres días después de grabar la escena de Picasso con EL PAÍS como testigo, Banderas perdió a su madre, de 84 años.
Visitó con él las localizaciones relacionadas con el pintor en la ciudad andaluza y el equipo estuvo tres días recreando la infancia del protagonista antes de trasladarse a Barcelona.
La primera parada fue París y la última, Budapest, donde se graban ahora los interiores.
Las imágenes de Málaga se centran en la casa natal, reconvertida en museo; la iglesia de Santiago, donde Picasso fue bautizado; la plaza de toros de La Malagueta, donde con siete años pintó su primer cuadro, un picador.
Y la escena de la playa, un auténtico “regalo” para Banderas, de 57 años, uno menos de los que tiene su personaje en la secuencia.
La transformación se produjo tras una sesión de dos horas de maquillaje.
El actor habla con pasión del complicado genio.
De la persona y del artista.
Conoce bien su obra y ha leído mucho sobre él.
Cita varias veces Mi vida con Picasso, de Françoise Gilot, la mujer que sustituyó a Maar en el corazón del artista y madre de sus hijos Paloma y Claude.
“Hay que saber leer entre líneas para tratar de encontrar a Picasso de la forma más justa posible con su vida”, argumenta.
Y el mismo entusiasmo pone Banderas para relacionar al personaje con la ciudad de nacimiento de ambos. “¿Recuerdas Ciudadano Kane? ¿Te acuerdas de lo que era Rosebud, el trineo?”, pregunta. “Yo creo que Málaga es Rosebud para Picasso”, afirma.
Está leyendo la prensa y Dora Maar, tumbada junto a él sobre una toalla en la playa de Antibes, en la Costa Azul francesa, le pregunta qué es tan divertido.
“Mi buen amigo, el Caudillo, Generalísimo Francisco Franco, ha ilegalizado el divorcio en España”, replica el artista.
Es 1939, poco después del final de la Guerra Civil. La pareja de amantes inicia un diálogo sobre la conveniencia o no del matrimonio que evidencia su complicidad y se besa.
Él le pide entonces a la fotógrafa regresar al hotel porque quiere pintarla.
No se trata, en realidad, de la playa de Antibes.
Es La Misericordia, en Málaga, a primera hora de la mañana del pasado 1 de noviembre.
La escena está incluida en la segunda temporada de la antología Genius, de National Geographic y Fox, dedicada a Pablo Picasso y en pleno rodaje.
El estreno de la serie de televisión está previsto para el otoño de 2018.
Y quien se pone por primera vez en la piel del pintor es Antonio Banderas.
De malagueño a malagueño. “Por fin”, piensa caracterizado como el artista con camisa de lino beige, bañador con listas y pelo canoso con raya muy marcada por encima de la oreja derecha.
La secuencia dura poco más de dos minutos y es la actriz Samantha Colley quien da vida a Dora Maar.
Banderas anhelaba interpretar a Picasso y era importante hacerlo en Málaga para lograr, de cierta forma, que el genio pudiera regresar a su ciudad natal.
Se fue siendo un crío y no volvió más.
Pero “las imágenes de un niño durante 10 años son muy poderosas y se quedan grabadas”, cuenta el actor a EL PAÍS.
Este fue el argumento que utilizó para convencer al productor Ron Howard, y al creador de la serie y director, Ken Biller, de que había que rodar en la capital malagueña, que no estaba incluida inicialmente en la agenda de trabajo.
“A mí me pasa. No puedo olvidarme de determinadas luces, formas, colores, sensaciones con mi familia.
Con mi mamá, con mi padre. Agarrado de la mano de mi madre en la Semana Santa de aquí”, añade.
Apenas tres días después de grabar la escena de Picasso con EL PAÍS como testigo, Banderas perdió a su madre, de 84 años.
La ciudad, protagonista
Banderas convenció a Biller.Visitó con él las localizaciones relacionadas con el pintor en la ciudad andaluza y el equipo estuvo tres días recreando la infancia del protagonista antes de trasladarse a Barcelona.
La primera parada fue París y la última, Budapest, donde se graban ahora los interiores.
Las imágenes de Málaga se centran en la casa natal, reconvertida en museo; la iglesia de Santiago, donde Picasso fue bautizado; la plaza de toros de La Malagueta, donde con siete años pintó su primer cuadro, un picador.
Y la escena de la playa, un auténtico “regalo” para Banderas, de 57 años, uno menos de los que tiene su personaje en la secuencia.
La transformación se produjo tras una sesión de dos horas de maquillaje.
El actor habla con pasión del complicado genio.
De la persona y del artista.
Conoce bien su obra y ha leído mucho sobre él.
Cita varias veces Mi vida con Picasso, de Françoise Gilot, la mujer que sustituyó a Maar en el corazón del artista y madre de sus hijos Paloma y Claude.
“Hay que saber leer entre líneas para tratar de encontrar a Picasso de la forma más justa posible con su vida”, argumenta.
Y el mismo entusiasmo pone Banderas para relacionar al personaje con la ciudad de nacimiento de ambos. “¿Recuerdas Ciudadano Kane? ¿Te acuerdas de lo que era Rosebud, el trineo?”, pregunta. “Yo creo que Málaga es Rosebud para Picasso”, afirma.
Un formato nuevo que gusta al actor
Era su personaje deseado y la oportunidad ha llegado para la televisión tras no lograrlo en el cine.
“Algunos factores cambian, pero a mí me favorecen, me gusta rodar rápido”, explica.
Es su primera serie y destaca la “enorme” calidad de la producción.
El equipo es el mismo de los 10 primeros capítulos de Genius, que narraron la historia de Albert Einstein.
Banderas decidió bajar el ritmo de trabajo tras sufrir un ataque al corazón a principios de año y después de interpretar a Picasso, su mirada se dirige con ganas hacia el proyecto escénico, otro reto pendiente, que desarrollará en el Teatro Alameda de Málaga.
Ha ideado un plan ambicioso, el edificio será rehabilitado y el actor espera abrir temporada en septiembre de 2019.
“Me he metido en este lío maravilloso.
Lo mismo vengo aquí a arruinarme, pero no me importa”.
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