Los gatos asilvestrados exterminan a los reptiles que dispersan las semillas de plantas únicas.
Por lo tanto, su extinción comprometería la supervivencia de flora que solo existe en esa región del mundo.
La orijama es un arbusto endémico de las islas Canarias que depende exclusivamente de estos lagartos para dispersar sus semillas.
El estudio, publicado en la revista Journal of Ecology, revela que la extinción de estos animales ha provocado una reducción en la conectividad y las características genéticas de las poblaciones de plantas.
Valido señala que la desaparición de los lagartos gigantes tendría repercusiones en la vegetación.
Sin embargo, no cree que la orijama vaya a desaparecer a corto o medio plazo.
"En el Amazonas hay árboles cuyos dispersores desaparecieron hace 500 años", explica.
La extinción de los lagartos gigantes tiene su origen hace 2.600 años, con la llegada de los primeros colonizadores a las islas y, sobre todo, de especies invasoras asociadas a los humanos, como los gatos o las cabras asilvestradas.
Valido afirma que la solución para evitar la extinción de los lagartos es acabar con las especies que se los comen,al menos en las zonas protegidas.
En el caso de los gatos, que son nocturnos, propone tender trampas.
En cuanto a las cabras, considera que habría que dispararlas, porque es prácticamente imposible capturarlas en zonas con acantilados:
“Es muy arriesgado”.

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