El Elíseo dice que rebajará este gasto que se atribuye a la contratación de un esteticista
Silvia Ayuso
Las facturas le llegaron al secretario general del Elíseo, Alexis Kohler, al cumplirse los tres primeros meses como presidente de Emmanuel Macron.
Un total de 26.000 euros por las tareas de maquillaje del jefe de Estado en sus cien días gobernando Francia.
Aunque Macron no es el primer mandatario que se gasta esa cantidad en su aspecto físico, la noticia, revelada por la revista Le Point, no ha caído bien en un país que, con el fin de las vacaciones estivales, se prepara para el anuncio de recortes en el presupuesto en los próximos meses.
Y tampoco ayuda a la caída de popularidad del presidente registrada en las últimas encuestas publicadas.
El Elíseo no ha tardado en reaccionar. Existe la “vocación de reducir significativamente” esa tarifa, aseguraron responsables del palacio presidencial a medios franceses, a los que reconocieron el monto revelado.
Una cifra que se debe a que se contrató a una persona exterior porque no se tiene a nadie en nómina, explicaron.
Desglosado, el salario bruto, 8.000 euros al mes, sigue siendo más propio de un alto funcionario francés que, a priori, el de un maquillador, aunque no es tan desorbitado en esta profesión. Además de corresponderse a las tarifas que puede cobrar un especialista convocado para maquillar a una personalidad en un estudio de televisión —de 300 a 600 euros por media jornada, según France Info— es también el que percibieron profesionales del medio empleados por anteriores inquilinos del Elíseo.
La maquilladora de Nicolas Sarkozy (2007-2012) cobraba ya 8.000 euros al mes.
Su sucesor, François Hollande, rebajó la tarifa a 6.000 euros. No obstante, a ese gasto había que añadirle la factura de casi 10.000 euros mensuales que pagaba a su peluquero, una información revelada por el semanario satírico Le Canard Enchaîné que le valió, hace un año, duras críticas al socialista.
Este se defendió argumentando que tenía que estar disponible las 24 horas al día.
Una justificación que también daba la maquilladora de Sarkozy, Marina Michenet, en una larga entrevista que concedió a Vanity Fair hace un año y en la que explicaba que seguía el mismo ritmo que el presidente y su equipo de asesores, teniendo incluso que ponerse numerosas vacunas para poder viajar en cualquier momento a cualquier lugar.
“Había momentos en los que salíamos del aeropuerto de Villacoublay y que yo ni sabía a dónde íbamos”, explicó.
El artículo iba acompañado de fotografías de la maquilladora viajando con Sarkozy a lugares tan insólitos como Afganistán.
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