El Look Forward Fashion Tech Festival en París explora las posibilidades de las nuevas tecnologías en la industria textil.
La moda más osada y experimental no se encuentra en una
pasarela o en uno de los escaparates de las lujosas boutiques de París,
sino en el sótano de un centro de exploración digital de la capital
francesa.
Y no se hace a base de puntadas finas y telas lujosas, sino con impresoras 3D y robótica.
Hasta el 2 de julio, el Look Forward Fashion Tech Festival se interroga en las instalaciones del Gaîté Lyrique de París hacia dónde va la moda y cómo las nuevas tecnologías pueden ayudar a cambiar la concepción misma del sentido de las prendas.
“La ropa sirve para protegernos, pero la moda es una forma de expresión y de comunicación, es un interfaz”, sostiene Anouk Wipprecht.
Y no se hace a base de puntadas finas y telas lujosas, sino con impresoras 3D y robótica.
Hasta el 2 de julio, el Look Forward Fashion Tech Festival se interroga en las instalaciones del Gaîté Lyrique de París hacia dónde va la moda y cómo las nuevas tecnologías pueden ayudar a cambiar la concepción misma del sentido de las prendas.
Esta holandesa asentada en San Francisco es una de las diseñadoras e
ingenieras —la combinación más usual en el Fashiontech, donde
predominan, además, las mujeres— que exponen sus propuestas estos días
en París.
Su obsesión: “Cómo podemos instrumentalizar el cuerpo, cómo
podemos comunicarnos con otras personas a través de los trajes” y que
estos se conviertan en “una segunda piel”, en algo mucho más
evolucionado y proactivo que los actuales wearables, como las pulseras que miden los pasos o la calidad del sueño.
Las posibilidades son infinitas, según los diseñadores como Wipprecht y expertos del ramo invitados a la segunda edición de un festival que busca repetir el éxito del año pasado —más de 10.000 visitas, el doble de lo esperado— y hasta expandirse a otras ciudades, como Madrid o Milán.
En este gran sótano parisino, donde también se celebran talleres y se debate en torno a este sector cada vez más pujante, se exhiben trajes que ayudan a expresar lo que uno siente y vestidos que protegen el espacio personal y hasta pueden tener una actitud ofensiva.
Se puede ver también una chaqueta que permite que personas sordas puedan sentir la música, vestidos cuyos colores solo se ven cuando se les toma una fotografía con flash, maquillaje interactivo que permite controlar movimientos, prendas que alertan del nivel de polución o que sirven de paneles solares para recargar, en el mismo bolsillo, la batería del teléfono.
Prendas inteligentes
Como su falda-mariposa, que bate las alas de acuerdo con el estado de ánimo de la persona que lleva esta prenda, que va conectada a un casco de encefalografía que transmite datos sobre la actividad cerebral.
En toda revolución tecnológica, se necesita a gente muy creativa que piensa sin fronteras, que trae ideas nuevas, precursoras, ideas un poco locas.
Luego hace falta que vengan otras con un sentido un poco más comercial y que miren cómo esto puede desarrollarse para más gente”. Los precedentes empiezan a multiplicarse.
La casa Chanel ha presentado una colección de bolsos con luces led y Levi’s, la más tradicional de las marcas de ropa vaquera, tiene en marcha un proyecto con Google para crear prendas conectadas.
La mayor parte de los modelos expuestos en el Fashiontech Festival son todavía proyectos lejos del consumidor normal, pero eso no es algo que inquiete a los organizadores del evento. “Hoy hay muchas innovaciones que veíamos en las películas de ciencia ficción de hace 20 años”, recuerda Irache Martínez.
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