En 48 horas se esfumaron cuatro jóvenes de entre 18 y 22 años. El sospechoso ha confesado el crimen.
La granja del infierno.
En ella asesinaron a Jimi
Tar Patrick, de 19 años, Mark Sturgis, de 22, Tom Meo, de 21, y Dean
Finocchiaro, de 18.
Lo confesó este jueves el agresor, Cosmo DiNardo, de
20.
Los cuatro jóvenes desaparecieron la semana pasada en un acomodado
suburbio a las afueras de Filadelfia (Pensilvania).
Tras días sin
pistas, las autoridades encontraron los restos enterrados en una fosa
común de cuatro metros de profundidad, en una granja cercana.
La
mayor investigación policial en la historia del condado de Bucks,
situado a orillas del río Delaware, comenzó la semana pasada.
Jimi Tar
Patrick, de 19 años, no acudió al trabajo el jueves y la última vez que
se le vio fue la noche anterior.
El viernes, a las 6 de la tarde, los
amigos Mark Sturgis, de 22 y Tom Meo, de 21, también desaparecieron.
Y
media hora después, Finocchiaro dio su última señal de vida en una
urbanización cercana.
Sin rastro de ninguno —sus teléfonos saltaban al
contestador al llamar—, las autoridades combatieron el silencio
solicitando ayuda a través de las redes sociales.
El sábado, los sistemas de GPS de la policía
localizaron el móvil de Finocchiaro en la granja de la familia DiNardo, a
pocos kilómetros de los lugares de las desapariciones, una zona de
vastas fincas y praderas.
No encontraron al joven, pero sí un coche
Nissan Maxima de color beige que pertenecía a Meo.
El domingo el FBI
localizó el vehículo de Sturgis también en las cercanías de la
propiedad.
Tras días de registros sin éxito en la finca, las autoridades arrestaron este miércoles a Cosmo DiNardo,
el hijo de los propietarios de la granja, de 20 años, por haber
intentado vender el Nissan de Meo.
Era un delito menor que el FBI
utilizó para “ganar tiempo”. Le arrestaron minutos antes de encontrar en
la propiedad una fosa común, según afirmó el fiscal de Bucks, Matthew
Weintraub, cuando consideraron que había suficientes indicios para
sospechar de su implicación en la muerte del joven y la desaparición de
los otros tres.
Las excavaciones del pequeño área detrás de la
vivienda continuaron a lo largo de este jueves.
“El agujero se hace más
profundo por minutos.
Estamos considerando seriamente acusar de
homicidio a DiNardo”, explicó,
a falta de evidencia concreta que vincule al sospechoso con los restos
encontrados.
“Pero esto es homicidio, no se equivoquen.
Simplemente
todavía no sabemos cuántos”, declaró el fiscal.
Pocas horas después, en la tarde del jueves,
DiNardo confesó haber asesinado a los cuatro jóvenes.
La motivación
detrás de sus acciones todavía es un misterio.
Entre las pocas pruebas obtenidas por la policía,
se sabía que el viernes pasado, antes de confirmarse la desaparición de
Meo, la cámara de una patrulla de policía registró el paso de su coche y
el de DiNardo por la misma carretera con una diferencia de segundos.
Aún se desconoce la relación entre las víctimas y el agresor.
DiNardo, que tiene un historial psiquiátrico por
esquizofrenia, fue arrestado en febrero por posesión de armas.
Las
autoridades le tacharon este jueves de “peligroso”.
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