Chloé, Dior y Chanel se alían con museos o crean sus propios espacios para conservar y mostrar sus archivos y colecciones permanentes.
Tras el anuncio en marzo del nombramiento de Natacha Ramsay-Levi como nueva directora creativa de Chloé, la histórica firma parisina ha comunicado que el próximo 2 de julio inaugurará una maison dedicada a preservar la memoria de su legado.
Con este nuevo edificio, que incluirá los archivos de la casa, un espacio de presentación de sus colecciones (un showroom) y un estudio de fotografía, la firma francesa se ha propuesto “hacer la marca más accesible al público”, explicaba Geoffroy de la Bourdonnaye, director ejecutivo de la compañía, al medio especializado WWD.
Una exposición del memorable fotógrafo de moda Guy Bourdin, que trabajó muchísimo para Chloé durante los años setenta, inaugurará el espacio.
La comisaría de la muestra será Judith Clark, que ya organizó en 2012 la retrospectiva Attitudes en el Palais de Tokyo de París para celebrar los 60 años de la firma.
Este nuevo emplazamiento, ubicado en un inmueble de 1903, nace con vocación de convertirse en un epicentro artístico y prevé acoger los desfiles de esta nueva etapa de la casa, así como fiestas y lanzamientos.
Las grandes casas están reforzando su vinculación con el arte y la cultura.
No hay que olvidar que en el país galo la moda es cuestión de Estado.
Esta industria genera en Francia un volumen de negocios de 150.000 millones de personas, representa el 1,7% del PIB y, a pesar de la inestabilidad económica del sector, crece un 5% de media por año.
Audrey Azoulay, ministra de Cultura durante la etapa final del mandato de François Hollande, lanzó en 2016 un paquete de medidas con el que quiso “reafirmar que la moda es totalmente parte de la cultura”.
Inversión en educación, apoyo económico a través de fondos especiales y la creación de un Foro de la Moda son algunas de las líneas que trazó.
También propuso la creación de una colección permanente con el fin de salvaguardar prendas históricas que se alimentaría con la compra de cinco piezas de diseñadores cada temporada.
Tras la llegada de Emmanuel Macron al poder está por ver si estas medidas seguirán su curso.
Aunque con el abierto apoyo de Bernard Arnault, responsable del imperio del lujo LVMH y el hombre más rico de Francia, al político, parece de recibo no descuidar uno de los motores del país y de su capital.
Este espacio, al que dará forma el arquitecto Frank Gehry y que empezará a reformarse en 2018, ha sido concebido con el objetivo de celebrar la creación, la artesanía y subrayar que estas disciplinas son “centro del patrimonio parisino y francés”.
El propio Gehry proyectó la Fundación Louis Vuitton, un mastodonte de cristal inaugurado en 2014 y que acoge la colección de arte contemporáneo del grupo y organiza muestras de primer nivel.
Dior, ahora propiedad del imparable grupo LVMH, lleva tres años trabajando en la preservación de su legado.
Se ha materializado con la creación de Dior Heritage, un archivo de última generación en un sótano al lado de su central.
“Si cuentas con una gran historia y quieres mantener tu componente icónico, necesitas protegerlo y hablar sobre ello”, explicaba en febrero la diseñadora de la firma Maria Grazia Chiuri a la revista de moda BoF.
Semanas después, Chanel era noticia por una suculenta donación al Palais Galliera, el museo de moda de la ciudad dirigido por Olivier Saillard.
Seis millones de euros con el que la institución podrá contar por fin con una galería para las colecciones permanentes, que hasta ahora no estaban expuestas por falta de espacio.
Con fecha de inauguración para 2019, Chanel declaraba estar feliz de poder contribuir al esplendor de París y añadía que “apoyar una institución como el Palais Galliera que consigue mantener viva la historia de la moda forma parte de nuestra misión”.
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