Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

15 abr 2017

Ray Davies: “El problema no es que te disparen, sino sobrevivir”

El triunfo con The Kinks, una de las bandas más influyentes y reverenciadas de la historia del rock británico; las sempiternas peleas con el guitarrista, su hermano Dave; el disparo que recibió en las calles de Nueva Orleans durante un atraco. 
La vida del legendario y sarcástico Ray Davies ha sido de todo menos aburrida. 
A punto de editar un disco tras ocho años de silencio, en esta conversación rememora algunos de los episodios clave de su recorrido vital.

CULTIVAR LA DIFERENCIA. No ser como los demás. No ser uno más.
 A Ray Davies nunca le gustaron las soluciones fáciles, ni los atajos, y en esas sigue a sus 72 años.
Ahí está, de pie, erguido, frente a la ventana.
 Hace una tarde gris en Londres, está empezando a chispear. 
El legendario cantante de The Kinks, brillante compositor, sarcástico letrista, estandarte de las esencias brit en los sesenta y setenta, pionero de los discos conceptuales, otea el horizonte desde el Lauderdale House, centenario centro cultural de Waterlow Park, al norte de Londres. 
Está acostumbrado a ver la ciudad desde las alturas.
A escasos tres kilómetros del lugar en que se desarrolla esta entrevista está Muswell Hill, el barrio obrero de su infancia, un lugar encaramado a una colina, a unos nueve kilómetros del centro, desde el que se ven a lo lejos las torres del núcleo financiero de Canary Wharf.
 
Muswell Hill sigue vivo en su memoria.
 En este barrio se halla la casa baja de ladrillo rojo en la que se crio, en el número 6 de Denmark Terrace, frente al Clissold Arms, el pub en el que dio sus primeros guitarrazos junto a Dave, su antagonista en The Kinks, su hermano pequeño, el impetuoso guitarrista, el tipo con el que lleva peleándose toda la vida –en sus años mozos, a puñetazo limpio–. 
“Jugaba a indios y vaqueros a escasos cien metros de mi casa, en un lugar en el que había caído una bomba durante la Segunda Guerra Mundial”, dice con una voz fina, delgada.
 Ya desde entonces, cuenta, desde los 10 años, se dedicaba a inventarse las historias de los personajes que veía desfilar por su barrio, talento que desarrollaría hasta convertirse en uno de los letristas más afilados del pop rock británico.
La vida de sir Ray Davies ha sido todo menos aburrida. Grupo de éxito temprano que despuntó cuando el espigado Ray apenas tenía 19 años; tiempos tumultuosos de peleas, alcohol y rock and roll; tempestuosa relación con Chrissie Hynde, la cantante de The Pretenders; elevación a la categoría de padrino del brit pop; el disparo que recibió en las calles de Nueva Orleans durante un atraco… Todo ello buen material para escribir canciones. 
Tras más de ocho años de silencio, publica el 21 de abril Americana (Sony Legacy), primera entrega de una colección de temas que se nutre de sus experiencias en territorio USA. 
Texturas de canción sureña de carretera, pinceladas de music hall que traen ecos de la época de The Kinks e incluso algunos trazos de rock duro dibujan este disco poliédrico que evoca paisajes con puro sabor americano.
 Le custodia en su aventura la potente y solvente banda norteamericana The Jayhawks. 

Con su camisa azul a cuadros, sus vaqueros, sus zapatillas deportivas y su bufanda azul al cuello, Davies, que el pasado 16 de marzo fue nombrado caballero de la Orden del Imperio Británico, contesta a las preguntas erguido, con levísimos movimientos de cara; cuando enfatiza, arquea las cejas, poco más. 
El creador de You Really Got Me, fogonazo rockero del año 1965, y de la inolvidable Lola, narración de un confuso encuentro trans, demuestra que, aunque los años no pasen en balde, no ha perdido un ápice de ese sentido del humor que destilan sus canciones, espacios en los que la insolencia, el costumbrismo, la nostalgia y la englishness (esencia británica) encuentran acomodo. 
La retranca y la sorna siguen vivas.
The Kinks On Morecambe And Wise Show
Una imagen del grupo tomada en 1968, con Ray Davis en primer plano. Getty
Hay una fecha clave en su adolescencia, unos años antes. Es el día de su 13º cumpleaños, en 1957. Usted recibe un regalo de su hermana René, una guitarra española, y al día siguiente ella fallece. ¿Qué influencia tuvo este suceso en el hecho de que empezara a escribir canciones? Tuvo un impacto abrumador en mí. Pasé por una gran depresión.
 Dejé de ir a clases con regularidad, no me podía comunicar con mis compañeros; me enviaron a un colegio especial para niños con problemas de aprendizaje y tardé más de año y medio en recuperarme.
 Me afectó mucho, era mi hermana favorita; bueno, una hermana muy importante. Ella había vivido un tiempo en Canadá y desde allí me mandaba discos de rhythm and blues que no se conseguían en Londres.
 Sentí la pérdida de esa conexión con el mundo. Ella me guiaba 

hacia las cosas interesantes: las películas, la música… 


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