Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

27 abr 2017

“Han pasado casi 20 años de la muerte de Ramón Sampedro y no hemos logrado nada”


Ramona Maneiro, la mujer que ayudó a morir al tetrapléjico gallego, denuncia la inacción de las Administraciones el día que Barcelona declara su compromiso con la muerte digna.

Ramona Maneiro, en una imagen de archivo.
Ramona Maneiro, en una imagen de archivo.
El equipo de Gobierno de Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona presentará mañana viernes en el pleno una declaración institucional mediante la cual se compromete a hacer todo lo posible para legalizar la  muerte digna y despenalizar la eutanasia. Una medida aplaudida por las diferentes entidades que la apoyan, pero que todavía consideran muy insuficiente.
 La declaración municipal llega 19 años después del suicidio filmado de Ramón Sampedro.
 El gallego sigue siendo un referente de la lucha a favor de la eutanasia, que reclamó judicialmente sin éxito, para conseguir una sentencia que le permitiera legalmente acabar con su vida. Sampedro era tetrapléjico: no podía suicidarse sin ayuda. Murió el 12 de enero de 1998 tras consumir el cianuro que le suministró su compañera sentimental Ramona Maneiro.
 Desde entonces, ella se ha convertido en una de las principales activistas para conseguir la legalidad de la eutanasia.
Maneiro tenía previsto acudir hoy al Ayuntamiento de Barcelona para apoyar la iniciativa del Consistorio, pero al final no ha sido posible su presencia. 
En conversación telefónica con EL PAÍS asegura que apoya la medida del Consistorio barcelonés, pero se muestra escéptica.
 “Han pasado casi 20 años de la muerte de Ramón y no hemos logrado nada. 
 Nuestros políticos están más preocupados por robarnos que de la salud de las personas”.
Sampedro nació en 1943 y un accidente en unas rocas le dejó tetrapléjico en 1968.
 En 1993 solicitó a los juzgados de Barcelona y Noia (A Coruña) que los médicos pudieran recetarle fármacos que le permitieran morir.
 Los juzgados y el Tribunal Constitucional denegaron su petición. La declaración que realizará este jueves el Consistorio de Barcelona denuncia que con la legislación actual también impediría la última voluntad de Sampedro.
El pasado 2 de abril José Antonio Arrabal, enfermo de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) se quitó la vida ante una cámara denunciando que la actual legislación le obligaba a morir clandestinamente.
 “Las imágenes de José Antonio son iguales que las de Ramón. 
No hemos avanzado nada.
 Arrabal tuvo que morir solo, sin su familia, para no incriminarla. Da mucha pena”, denuncia Maneiro.
Maneiro tiene ahora 56 años, “la edad que tenía Ramón cuando se fue" hace 19 años.
 "Quedé muy marcada, no sé si para bien o para mal, pero jamás conseguí un buen trabajo y siempre estoy sobreviviendo”.
 La gallega sabe que es un referente en la lucha por la muerte digna. Su activismo comenzó tras quedar literalmente enganchada a una imagen de Sampedro: “Ramón apareció en mi televisión exigiendo el derecho a morir con dignidad y yo fui a conocerle a su casa”.
Maneiro mezcla sus reivindicaciones con un humor ácido.
 Asegura que Sampedro, que acabó siendo su compañero sentimental, fue el que le contaminó con esta manera de ver la vida. “A pesar de lo que pedía era una persona viva, alegre y con mucho sentido del humor. Nos quisimos muchísimo”.
 La amiga de Sampedro rememora de nuevo —lo confesó cuando el delito había prescrito, en 2005 — que fue la persona que ayudó a morir a su novio.
 “Yo fui sus manos. No tuvo que convencerme de nada.
 Ramón sufría y su familia agravó todavía más la situación.
 Él sabía que se estaba deteriorando y daba pena. Justo lo último que quería dar Ramón”, recuerda.

El 12 de enero de 1998 Ramón Sampedro lo preparó todo para su suicidio. 
“Las cosas no fueron como él me dijo. 
No se quedó dormido sino que le dieron unas convulsiones que me hicieron mucho daño. Con el tiempo las he intentado curar”, recuerda. 
“Me ordenó que no le besara en la boca una vez muerto porque podía envenenarme con el cianuro que acababa de consumir. Me entró el pánico y tiré el veneno por el fregadero.
 Maté a todas las ratas de Boiro (La Coruña)”, ironiza.
Una de las preguntas que más ha contestado la gallega a lo largo de estos años es: “¿Por qué lo hizo?”.
 La pregunta la ofende. “Me dan ganas de decir que fue por dinero (ríe). Preparé el vídeo de la muerte de Ramón y se lo entregué a las personas que me dijo.
 Luego me he enterado que ese vídeo valía mucho dinero y no vi un céntimo (ríe a carcajadas)”.
 Luego se sincera: “Fue un acto de amor. No estuvo muy meditado porque no tuvimos mucho tiempo.
 Claro que me hubiera gustado seguir teniéndolo a mi lado. Con él aprendía muchísimo, pero necesitaba mi ayuda”.
 Maneiro defiende que ella no fue juzgada porque “a nadie le interesó abrir esa brecha. Pero tenemos que seguir luchando y peleando por nuestros derechos. Nadie tiene que sufrir si no lo desea”.
 El Consistorio de Barcelona mantiene que centenares de personas siguen padeciendo y apuesta por despenalizar la eutanasia e impulsar medidas que permitan la muerte digna.
A finales de marzo, la mayoría de los grupos parlamentarios del Congreso admitieron a trámite una proposición de ley de Ciudadanos sobre el derecho a morir dignamente, que contó con los votos a favor de PP, PSOE, Unidos Podemos, Unión del Pueblo Navarro y Compromís.
  Municipios como Barcelona, Lleida, Girona, Tarragona, Bilbao, A Coruña, Madrid, Valencia, Zaragoza, Salamanca y Pamplona apuestan directamente por la muerte digna más extensiva.
Maneiro lo tiene claro: “Vamos muy tarde, hay que acabar con tanto dolor. 
Ahora, con la eutanasia pasa algo muy parecido a lo que pasaba en los años ochenta con el aborto.
 La gente que tiene dinero ya muere dignamente”.

 

 

No hay comentarios: