Las Canteras, 365 días de playa........................ Guillermo Esaín.
Más de
tres kilómetros de arena y una temperatura media de 22 grados. Surf,
música en vivo, mojitos y terrazas en la gran playa urbana de Las Palmas
de Gran Canaria.
Paseantes en la playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, el pasado fin de semana Luis Roca arencibia. Vibra con energía los 365 días del año.
Las Canteras es la estrella de Las Palmas de Gran Canaria .
Un icono playero y urbano de la Unión Europea que disfruta de un clima
bonancible y de un portento llamado La Barra, a 150 metros mar adentro.
De esta barra de arrecife se extraía la piedra con que se labraban las
piletas filtradoras de agua potable.
Hoy tiene la virtud de generar en
marea baja una piscina como hay pocas; ideal para iniciarse en el paddle surf o a bordo de un kayak transparente .
El ocio playero queda patente en la pulcritud y las ofertas
deportiva, cultural y gastronómica, y también impresionan sus
certificaciones: Q de calidad turística (con compromiso de calidad en
destino), bandera azul y normas UNE 17001 e ISO 14001.
El sector de
accesibilidad universal, por su parte, acaricia la escultura de César
Manrique La mujer y su sombra.
javier belloso
Entre los 3,1 kilómetros de longitud completa de Las Canteras, el sector de La Cícer depara satisfacciones por su devoción al surf y su pista de skate
.
Pero no solo: últimamente cobra auge cosmopolita por la proliferación
de una fauna de nómadas digitales, blogueros, diseñadores, instagramers
y trabajadores remotos, con su estilo de vida personal.
Se entienden
con la mirada y un gesto.
Procedentes quién sabe si de Chiang Mai
(Tailandia), Perth (Australia) o Miami, se les ve confraternizar en el centro artístico La Fábrica, o bien degustando fusiones en la cantina La Bikina.
Los 12 tipos de olas que rompen en la bahía favorecen la presencia de firmas como Oceanside : escuela, albergue, tienda y agencia de viajes.
NYC Taxi RockBar es un imán para los que disfrutan de buena música con una cerveza en la mano.
Mención necesaria pide el Mumbai Sunset Bar ,
que anima a sentarse en la terraza con un mojito Tentation al tiempo
que se lee en la pared la frase más votada en Facebook.
También podemos
entrar en su garaje revestido con alfombras de India.
El Mumbai, lo mismo que el NYC TAXI, está adscrito al ciclo de conciertos Playa Viva
que se celebra los fines de semana, al aire libre, y que tantos éxitos
está cosechando. Quien disfrute con Xoel López o Sidonie, ya sabe en qué
frecuencia musical se sintoniza la playa capitalina.
Surfistas en Los Muellitos, junto al Auditorio Alfredo Kraus, en Las Palmas de Gran Canaria. alberto paredes agefotostock
Un faro sinfónico
Desde el auditorio Alfredo Kraus , emplazado en el extremo oeste, se recorre con la mirada toda la orla de arena, proporcionando a los tres volcanes de La Isleta
el mejor fondo.
Nadie como el arquitecto Óscar Tusquets para integrar
en la rompiente este faro acastillado repleto de alegorías del escultor
Juan Bordes a Las Canteras y al océano.
Su imponente sala sinfónica se
incluye en la visita guiada.
La Casa de Colón, en el barrio de Vegueta (Las Palmas). Reinhard Schmid
La señalización representa un rasgo distintivo de la playa, visto el
flujo perpetuo de caminantes.
Todo anima a recorrer el arco central
playero, llamado Peña la Vieja, cuya heladería homónima rinde culto a lo artesano y a sabores exóticos.
Cerca queda el Basal Grill & Beach .
Un total de 22 años llevan dando la hora y la temperatura (¡22 grados
de media!) relojes digitales que ya forman parte del imaginario
palmense.
Del placer balsámico de este paseo marítimo tiene mucho que
ver el veto a mascotas y a cualquier vehículo rodante que pueda
entrecruzarse con el peatón.
Algo inusitado.
Una terraza en Playa Grande, en Las Palmas de Gran Canaria. Alex Bramwell agefotostock
En El Charcón surge, semioculta en la calle de José Franchy Roca, la casa-torreón de Don Amaranto
(1897), exponente de vivienda burguesa de recreo.
Amaranto fue poeta y
abogado, autor de unas décimas bien traídas: “Allí en aquellas riberas /
¿se cansa uno de vivir? / Quien no se quiera morir / que se vaya a Las
Canteras”.
Su complemento arquitectónico, en Playa Grande, es la clínica San José (1895), en la que obreros enfermos disfrutaban sin saberlo de la talasoterapia.
Una chica practicando paddel surf en Las Canteras. ocean side
Las rutas con gafas y tubo, tanto diurnas como nocturnas, se
organizan para ver chuchos y carmelitas, peces parecidos a las morenas.
Las guían, ayudados de su libro de campo Vida submarina. Playa de Las Canteras, Maite Asensio y Fernando Tuya, licenciados en Ciencias del Mar, responsables de Snorkeling Experience .
Parte de las 150 especies marinas las veremos antes en un mural que recibe en pleamar las olas de Playa Chica.
Caminamos por Playa Grande, el eje turístico y centro orgánico de Las
Canteras.
Su arena, profusa, luce más rubia que en el resto de la playa y
la protegen ceniceros-cucurucho, o papeleras en forma de toldo.
Aquí
lucen esculturas de arena, allí los bañistas juegan al tenis playa.
Y
quien puede permitírselo, se encarama a la octava planta del hotel Cristina , la manera óptima de disfrutar desde la habitación con los últimos zarpados del sol.
A la hora de la cena, el Kitchen Lovers
(+34 928 98 76 10) pone encanto italiano y una carta breve pero fresca,
en la que destaca la degustación del chef por 30 euros (bebidas
aparte).
Más informal es la oferta culinaria del gastromercado del Puerto, férrea osamenta de 1891 levantada por el equipo técnico que erigió dos años antes la Torre Eiffel y que los viernes resulta el afterwork preferido por los residentes.
Mientras esperamos mesa en el Maketto Sushi Bar, podemos saborear en Tapas & Rokeri la caballa ahumada que sirve no sin campechanía la noruega Anette.
El ambiente tradicional y gastronómico impregna La Puntilla.
Desde la escultura del malogrado pescador apodado El Chacalote
fijamos la atención en los barquillos elevados sobre burras de madera.
Y, entreverados, jugadores de bingo, de parchís, a veces de críquet, en
nada incompatibles con los novatos del Real Club Victoria windsurfeando o remando sobre tabla.
Qué mejor que el expositor del restaurante La Marinera
para empaparse del saber ictiológico canario, de gustosa sonoridad, sea
el medregal, la fula de altura, el abae o el agiote.
A la vista, las
montañas de Gáldar y Arucas, con suerte del Roque Nublo silueteándose.
En Las Canteras hay tres balnearios con vestuarios y duchas gratuitos.
A pocos minutos a pie queda el castillo de la Luz ,
una de las construcciones defensivas estelares del archipiélago.
Su
deslumbrante rehabilitación, firmada por el equipo Nieto Sobejano, sirve
de contenedor a la obra de un clásico de la escultura española, Martín Chirino (1925), vecino de La Isleta.
Turistas en las dunas de Maspalomas, en Gran Canaria. F. Gierth Agefotostock
1 Arucas y Teror Paseando por Arucas, llama la
atención el trabajo de cantería en las fachadas.
Vale la pena fijarse en
la catedral neogótica labrada en piedra local, en el centro de
interpretación del Labrante (Cantero) y en el jardín de la Marquesa .
La localidad de Teror destaca por sus calles empedradas y balcones de madera.
De su mercadillo dominical no hay que dejarse el Rincón del Artesano.
2 Artenara por Moya Artenara ofrece una vista de
toda la caldera volcánica.
Hay varias maneras de subir al pueblo más
alto de la isla, entre ellas por Moya.
Tomar una cerveza delante de las
olas del Roque de Moya, antes de subir al centro del municipio enclavado
en una impresionante quebrada. Y de allí al bosque de laurisilva mejor
conservado de Gran Canaria, y posterior parada gastronómica en
Fontanales.
Artenara tiene como carta de presentación el Museo
Etnográfico Casas-Cueva (abre todos los días; gratuito) y combina el
mirador de Unamuno con las cuevas-vivienda o la troglodítica Virgen de
la Cuevita.
Una cerveza en el mirador de La Cilla y regreso por Guía
para conocer la Casa del Queso (cierra lunes y viernes).
3 Guía, Cueva Pintada y Sardina Tras visitar el
colorista casco viejo de Santa María de Guía y hacer una degustación en
La Quesera, tomamos el coche hasta el impresionante granero aborigen, de
nombre Cenobio de Valerón.
Pocas experiencias complementan mejor este
silo que la Cueva Pintada de Gáldar, ejemplo de arte canario coetáneo al desembarco de los europeos.
A las pinturas las rodean 60 viviendas prehispánicas .
Después, parada gastronómica en La Trastienda de Chago (+34 928 89 72
54).
Y al final, un paseo entre las barcas del puerto de Sardina.
4 Valle de Agaete Un enclave extenso, fértil y
bien conservado.
A la entrada del valle de Agaete, en la iglesia de la
Inmaculada Concepción, aparte del artesonado se expone un maravilloso
tríptico flamenco del siglo XVI.
Cerca, la finca La Laja organiza visitas guiadas por uno de los cafetales más septentrionales del mundo.
A la hora de dormir, el hotel rural Las Longueras
es una buena opción.
Para disfrutar de la playa nudista de Guayedra, no
está de más reservar en los alojamientos tipo cabaña de Redondo de Guayedra .
5 A Tejeda desde Santa Lucía Subiendo a Santa
Lucía de Tirajana nos detenemos en el centro de interpretación de La
Fortaleza, que recrea el último foco de resistencia aborigen (1483).
Una
vez en la montaña, emprenderemos un recorrido circular de 20 minutos.
En lo alto de la caldera volcánica se puede tocar el Roque Nublo,
símbolo de identidad grancanaria, para bajar después a un pueblo con encanto, Tejeda ,
dotado con mirador y un centro de interpretación de plantas
medicinales.
También están la Dulcería Nublo y 14 restaurantes.desviamos
al mirador de La Sorrueda sobre la presa de Tirajana para detenernos 6
Maspalomas
Un manto de dunas móviles al que se suma un palmeral, la
charca, un faro monumental y un cinturón de hoteles conforman Maspalomas .
En la playa hay sector naturista. El Palmitos Park dispone de delfinario, acuario (dulce y salado), aviario y reptilario.
7 De Agüimes a Guayadeque Cerca del aeropuerto se
encuentra Agüimes.
Su importancia como sede episcopal durante siglos
tenía necesariamente que ir acompañado de un interesante conjunto
monumental.
El de Guayadeque es un barranco de significación etnográfica
por su uso troglodítico.
Se pueden visitar el museo (+34 928 17 20 26) y
el poblado de Cueva Bermeja.
En el restaurante Tagoror, vino en mano,
apreciaremos las entrañas rocosas después de dar la vuelta al risco en
15 minutos contemplando la cueva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario