Trump es un presidente con poca sintonía pero mucho sentido escénico.
Es
cierto que así como ruge por un lado aparece convertido en estadista
por otro y recuerda a Linda Evangelista, la top model que inventó lo del camaleonismo,
abusando de cambios de tinte y peinado.
Y coincide con el volcán Etna,
que puede pasar un tiempo dormido y de repente asombrarnos con un
espectáculo de explosiones incandescentes, emisiones de ceniza y lava.
Solo que el Etna irá apagándose poco a poco mientras que la actividad
maléfica del volcán Trump podría hacer justo lo contrario y crecer y
crecer como los gigantes y los cabezudos.
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