El actor, que recibe el premio de honor del Festival de Málaga, confiesa que lleva meses en tratamiento para recuperarse de su dolencia cardíaca.
Mucho se había rumoreado durante los últimos meses sobre el estado de salud de Antonio Banderas. Sus idas y venidas al hospital habían encendido las alarmas y ha sido el propio actor el que ha reconocido que su enfermedad cardíaca ha sido mucho más grave de lo que se había escrito.
“Sufrí un ataque al corazón el 26 de enero”, ha confesado el actor en su tierra natal donde el Festival de Málaga le entrega hoy su premio a toda una vida.
En la rueda de prensa una de las primeras preguntas fue sobre su estado de salud, y Banderas estuvo claro: "Sufrí un infarto el 26 de enero, pero tuve mucha suerte, fue benigno y no ha dejado daños". "Me sometí a una intervención en la que se me implantaron tres stents en las arterias coronarias, y como sufría arritmias desde hace tiempo me sometí a una termoablación, pero no ha sido tan dramático como se ha escrito", explicó
Atribuyó lo ocurrido a que le metió "una paliza importante"
al corazón en los últimos 37 años de su vida y afirmó que se encuentra
"muy bien, con ganas de volver a trabajar".
En el momento personal que atraviesa ahora reconoció que se está "replanteando muchas cosas" después de haberse convertido durante años en un adicto al trabajo y comprobar que "no podía parar, como con las palomitas de maíz".
Por eso quiere hacer una pausa y precisa que lo quiere hacer en su tierra, para cumplir lo que dicen unos versos de Manuel Alcántara que ha grabado en una pared de la terraza de su casa en Málaga y que recitó.
"A la sombra de una barca me quiero tumbar un día y echarme todo a la espalda y soñar con la alegría", declamó Banderas con la voz rota por la emoción.
La semana pasada Banderas estuvo en Ginebra para pasar una revisión médica y se limitó a decir a través de la redes sociales que se trataba de "una puesta a punto".
No ha sido hasta llegar a Málaga cuando ha hablado abiertamente de lo sucedido.
El actor aprovechó su presencia en Málaga para hacer un recorrido por toda su carrera y recordó que en los años 70 Banderas empezó a trabajar como actor en el Teatro Romano de Málaga: "Venía vestido de romano en un Vespino", recordó hoy Banderas, que considera "extraordinario" ser profeta en su propia tierra.
Sobre su llegada a Hollywood a comienzos de los 90 con "Los reyes del mambo", evocó que se alojaba en un hotel de Nueva York y, como no hablaba inglés, no se atrevía a llamar al servicio de habitaciones.
"Debajo del hotel había una tienda de ultramarinos donde trabajaba uno que se llamaba Rodríguez.
Le buscaba, le pedía mortadela y me comía un sandwich", dijo.
“Sufrí un ataque al corazón el 26 de enero”, ha confesado el actor en su tierra natal donde el Festival de Málaga le entrega hoy su premio a toda una vida.
En la rueda de prensa una de las primeras preguntas fue sobre su estado de salud, y Banderas estuvo claro: "Sufrí un infarto el 26 de enero, pero tuve mucha suerte, fue benigno y no ha dejado daños". "Me sometí a una intervención en la que se me implantaron tres stents en las arterias coronarias, y como sufría arritmias desde hace tiempo me sometí a una termoablación, pero no ha sido tan dramático como se ha escrito", explicó
En el momento personal que atraviesa ahora reconoció que se está "replanteando muchas cosas" después de haberse convertido durante años en un adicto al trabajo y comprobar que "no podía parar, como con las palomitas de maíz".
Por eso quiere hacer una pausa y precisa que lo quiere hacer en su tierra, para cumplir lo que dicen unos versos de Manuel Alcántara que ha grabado en una pared de la terraza de su casa en Málaga y que recitó.
"A la sombra de una barca me quiero tumbar un día y echarme todo a la espalda y soñar con la alegría", declamó Banderas con la voz rota por la emoción.
La semana pasada Banderas estuvo en Ginebra para pasar una revisión médica y se limitó a decir a través de la redes sociales que se trataba de "una puesta a punto".
No ha sido hasta llegar a Málaga cuando ha hablado abiertamente de lo sucedido.
El actor aprovechó su presencia en Málaga para hacer un recorrido por toda su carrera y recordó que en los años 70 Banderas empezó a trabajar como actor en el Teatro Romano de Málaga: "Venía vestido de romano en un Vespino", recordó hoy Banderas, que considera "extraordinario" ser profeta en su propia tierra.
Sobre su llegada a Hollywood a comienzos de los 90 con "Los reyes del mambo", evocó que se alojaba en un hotel de Nueva York y, como no hablaba inglés, no se atrevía a llamar al servicio de habitaciones.
"Debajo del hotel había una tienda de ultramarinos donde trabajaba uno que se llamaba Rodríguez.
Le buscaba, le pedía mortadela y me comía un sandwich", dijo.
También tuvo palabras para el realizador Pedro Almodóvar, alguien a quien debe "muchísimo", pero también un director "muy duro, con el que es muy complicado trabajar" porque un rodaje se convierte "en una especie de infierno creativo".
Banderas cree que lo mejor en su carrera "está por venir" y quiere volver a dirigir, algo con los que disfrutó en las dos películas en que lo hizo, aunque entonces - admitió- quizás estaba "demasiado verde", por la falta de experiencia.
También sigue pendiente interpretar a su paisano Pablo Picasso a las órdenes de Carlos Saura para mostrar el proceso de creación del "Guernica".
"Se han salvado los problemas que había de derechos con un nuevo guión, pero no lo tengo claro.
Me comprometí con Carlos con el anterior guión, que tenía un impacto emocional más profundo y un ritmo narrativo maravilloso para reflejar lo que ocurrió en esos 33 días en los que creó el 'Guernica'".
Espera poder recuperar ese primer guión ahora, cuando Antonio Banderas tiene 56 años, "exactamente la edad que tenía don Pablo Picasso cuando pintó el 'Guernica'".
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