El actor es solo el último de una larga lista de artistas, raperos y deportistas en bancarrota por su descontrolado ritmo de vida.
Cuanto más tienes, más quieres.
Y más necesitas. Esa parece ser la máxima por la que se rigen algunas estrellas de Hollywood y algunas de las fortunas de la industria del entretenimiento.
El último en sufrir por su propio tren de vida ha sido Johnny Depp. El que fuera uno de los actores más taquilleros es, desde hace un par de años, uno de los menos rentables, pero, según sus exasesores financieros, ni los fracasos en taquilla ni su caro y mediático divorcio le invitaron a reducir gastos.
Al contrario, Depp mantuvo unos dispendios repartidos entre sus múltiples propiedades y caprichos de 1,8 millones de euros mensuales.
Aunque aún no se ha declarado oficialmente en bancarrota, ver cómo se deshace de algunas de sus 14 propiedades e incluso ha despedido a su mánager de los últimos 30 años por las altas comisiones que le pagaba, hace pensar que Depp va a seguir el camino de otros actores, como David Hasselhoff recientemente; o Nicolas Cage, quien en 2009 estuvo a punto de la quiebra después de que Hacienda le reclamara más de seis millones en impuestos.
Nueva York
La diferencia es que el último llegó a pasar por la cárcel por la alta cantidad de impuestos que debía (más de 12 millones).
Sin entrar a valorar su calidad como actor, por algo Nicolas Cage se ha dedicado a hacer películas a destajo en los últimos siete años: demasiadas deudas y muchos caprichos que mantener.
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