La nueva película de Jeff Nichols describe el drama de la pareja que acabó con la prohibición de los matrimonios interraciales en Estados Unidos.
Con poder casarse y vivir donde querían –deseos que no les fueron permitidos- les valía.
Sin embargo, su caso llegó al Tribunal Supremo, que el 12 de junio de 1967 abolió la prohibición del matrimonio interracial que aún regía en parte de los EE UU, entre ellos Virginia, Estado natal y en el que deseaban residir Richard Loving (blanco) y Mildred Jeter (de herencia africana, apache y rappahannock).
A ellos, a esa pareja de clase obrera que acabó con todo un entramado legal contra el mestizaje, ha dedicado su última película –Loving, que se estrena en España el viernes que viene y que logrará un puñado de candidaturas a los Oscar- Jeff Nichols (Little Rock, 1978), el cineasta llamado a suceder a los grandes directores clásicos tras títulos como Take Shelter, Mud y Midnight Special.
En persona, Nichols es tan tímido como el matrimonio Loving, que luchó toda su vida contra la fama que le reportaron su caso y una sesión fotográfica para la revista Life, que publicitó su sencilla vida hogareña en 1966.
“Un director debe de sublimarse ante la historia, más aún si es tan notable como la de los Loving.
Puede que sea mi película más clásica, porque aúna una historia de amor pura, la lucha por los derechos civiles y el drama de una pareja por lograr, sencillamente, vivir en su pueblo natal”, recuerda el director.
“En este caso, hasta la estructura venía dictada por la torturada aventura de los Loving.
No hay un clímax como tal, porque ellos conscientemente rehuyeron sus momentos de gloria”.
Los Loving se conocieron cuando él tenía 17 años y ella, 11; Richard era amigo de la familia Jeter y se casaron en el vecino Washington D. C. (donde sí se permitía el matrimonio interracial) al cumplir ella 18 años.
Cuando volvieron al pequeño pueblo de Central Point se convirtieron
en delincuentes: no solo por estar casados; Mildred estaba embarazada,
otro delito más al haber tenido sexo con un blanco.
En enero de 1959
fueron condenados por “convivir como hombre y esposa [sic], contra la
paz y la dignidad de la comunidad” a un año de cárcel, que se les
conmutó si se mudaban y no volvían a Virginia en 25 años.
“Lo increíble vino después. En 1964 hartos de no poder ver a sus
familiares, Mildred empieza a pleitear.
Su caso llama la atención de
abogados voluntarios proderechos civiles, que les representan desde ese
entonces, y poco a poco escalan instancias judiciales hasta llegar a la
Corte Suprema.
Los Loving decidieron no ir a la vista; solo Richard envió un mensaje
a través de uno de sus letrados:
‘Amo a mi esposa, y es sencillamente
injusto que no pueda vivir con ella en Virginia”, recuerda Nichols.
“Así
que no hubo gran drama judicial, ni un momento peliculero de ellos
llorando en el estrado ni saltos de alegría.
Solo una llamada a su casa
de los abogados anunciándoles que habían ganado.
Como director estás
sumergido en una historia poco convencional que rehúye cualquier momento
de gloria”.
Nichols se centró en hacer sus “deberes”.
“No les podía traicionar. Hablé con algunos familiares -entre ellos su hija-, y me quedó claro que debía de filmar una película silenciosa, calmada, que conmoviera solo desde lo más profundo, que mostrara el paso de la vida, su amor por sus tres hijos.
Su matrimonio no fue un acto político, sus existencias no fueron marcadas por momentos de rebeldía social, los Loving ni siquiera tenían un punto de vista ideológico; yo tampoco podía llevar a la pantalla una película política o con mensaje”.
Visto con perspectiva, en medio siglo ha habido un salto social impresionante entre el final de aquella prohibición y la presidencia de Barack Obama:
“Esa era otra parte fascinante de rodar Loving.
Soy sureño, de Arkansas, y me choca que todo aquello ocurriera, en realidad, hace muy pocas décadas”.
Richard murió con 41 años cuando en 1975 un conductor borracho se estrelló contra su coche. Mildred falleció en 2008 con 68 años, víctima de una neumonía.
De sus tres hijos solo sobrevive la mediana, Peggy. "Ella ha estado siempre cerca del proyecto.
Y, como no podía ser menos, es una mujer silenciosa. Poderosa y silenciosa, como sus padres".
“No les podía traicionar. Hablé con algunos familiares -entre ellos su hija-, y me quedó claro que debía de filmar una película silenciosa, calmada, que conmoviera solo desde lo más profundo, que mostrara el paso de la vida, su amor por sus tres hijos.
Su matrimonio no fue un acto político, sus existencias no fueron marcadas por momentos de rebeldía social, los Loving ni siquiera tenían un punto de vista ideológico; yo tampoco podía llevar a la pantalla una película política o con mensaje”.
Visto con perspectiva, en medio siglo ha habido un salto social impresionante entre el final de aquella prohibición y la presidencia de Barack Obama:
“Esa era otra parte fascinante de rodar Loving.
Soy sureño, de Arkansas, y me choca que todo aquello ocurriera, en realidad, hace muy pocas décadas”.
Richard murió con 41 años cuando en 1975 un conductor borracho se estrelló contra su coche. Mildred falleció en 2008 con 68 años, víctima de una neumonía.
De sus tres hijos solo sobrevive la mediana, Peggy. "Ella ha estado siempre cerca del proyecto.
Y, como no podía ser menos, es una mujer silenciosa. Poderosa y silenciosa, como sus padres".
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