Los jardines colgantes. Ni rastro.
El mausoleo de Halicarnaso. Elementos reutilizados en construcciones
posteriores. Algunos fragmentos en el British Museum de Londres.
El coloso de Rodas. No queda “nada de nada”.
Los restos del gran
bronce los compró al peso un comerciante de Edesa y los fundió.
Hace
unos años saltó la noticia de que había aparecido un puño bajo el agua:
era una roca arañada por una draga.
El Zeus de Olimpia. Desaparecido completamente. Según alguna fuente
sobrevivió hasta el siglo V en Constantinopla.
Que estuviera revestido
de oro y marfil lo hacía especialmente proclive al reciclaje.
El faro de Alejandría. Restos desperdigados en el mar donde se
precipitó por un terremoto.
Algunos elementos han sido recuperados.
El templo de Artemisa. Destruido. Trozos en el British Museum.
La Gran Pirámide.
Ahí está, viendo pasar el tiempo (que, es sabido,
la teme). Sin su piel resplandeciente pero impresionante todavía.
La
única maravilla que sobrevive.
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