Siempre entre las nubes hay esos huequitos de Sol que te dan valor.
Un Blues
Del material conque están hechos los sueños
1 dic 2016
La belleza renueva su cara.......................................... Begoña Gómez Urzaiz
Las marcas de cosméticos optan por nuevos perfiles más arriesgados y politizados para que sean su imagen.
“Creo que Estados Unidos está en un lugar extraño ahora mismo ¡Pero
también creo que las mujeres necesitan saber qué maldita crema
hidratante sirve para el invierno!”.
Así resume en una entrevista al
portal Racked la escritora y activista Chimamanda Ngozi Adichie su nuevo
papel como imagen de la línea de cosméticos N.07, la marca blanca de la
cadena Boots en Gran Bretaña. Adichie, nacida en Nigeria y autora de la
novela Americanah y del ensayo Todos deberíamos ser feministas (ambos en Literatura Random House), que se hizo famoso cuando lo versionó Beyoncé en la canción Flawless,
es el último ejemplo de que la industria de la belleza está mirando más
allá de las modelos y las actrices convencionales a la hora de buscar a
sus nuevos embajadores.
CoverGirl, la empresa estadounidense de productos de gama media que
siempre ha enfatizado un aspecto natural, más fresco que sofisticado, y
que ha tenido como imagen a Taylor Swift, Ellen DeGeneres, Katy Perry y
Sofia Vergara entre otras, incorporó recientemente a su primer cover boy, el adolescente James Charles,
que a sus 17 años todavía va al instituto pero ya se ha hecho un nombre
en el competitivo mundo de los tutoriales de YouTube, donde enseña cómo
aplicar purpurina en los párpados y cómo aplicarse pecas falsas.
Lo
llamativo es que Charles no tiene como cometido anunciar productos de
maquillaje pensados específicamente para hombres sino la línea
tradicional de la marca, enfatizando la idea de que el maquillaje es
para cualquiera que lo necesite y que lo disfrute y buscando convertirse
en una firma de referencia para los millennials que se
identifican como “de género fluido” o que experimentan con estilos
alejados de lo tradicional.
De momento, el maquillador amateur
promociona junto a Katy Perry una nueva máscara que promete pestañas
extarlargas.
CoverGirl, la empresa estadounidense de productos de gama media que
siempre ha enfatizado un aspecto natural, más fresco que sofisticado, y
que ha tenido como imagen a Taylor Swift, Ellen DeGeneres, Katy Perry y
Sofia Vergara entre otras, incorporó recientemente a su primer cover boy, el adolescente James Charles,
que a sus 17 años todavía va al instituto pero ya se ha hecho un nombre
en el competitivo mundo de los tutoriales de YouTube, donde enseña cómo
aplicar purpurina en los párpados y cómo aplicarse pecas falsas.
Lo
llamativo es que Charles no tiene como cometido anunciar productos de
maquillaje pensados específicamente para hombres sino la línea
tradicional de la marca, enfatizando la idea de que el maquillaje es
para cualquiera que lo necesite y que lo disfrute y buscando convertirse
en una firma de referencia para los millennials que se
identifican como “de género fluido” o que experimentan con estilos
alejados de lo tradicional.
De momento, el maquillador amateur
promociona junto a Katy Perry una nueva máscara que promete pestañas
extarlargas.
El suyo no es el único fichaje que CoverGirl ha hecho confiando en un
perfil surgido de Internet y pensado para cubrir un nicho importante de
mercado.
Hace un par de semanas, la firma anunció una colaboración con
Nura Afia, una youtuber de 24 años, musulmana practicante que lleva hiyab.
También L’Oreal Paris contrató como embajadora a la bloguera británica y
musulmana Amena Khan dentro de una campaña de promoción de sus bases de
maquillaje para cualquier tono de piel.
No hace tanto, en la industria
cosmética “color carne” significaba “blanco anglosajón”.
Y las marcas
poderosas en una industria billonaria se protegían fichando embajadoras
ajenas a cualquier controversia, actrices y modelos de perfil neutro y
belleza muy convencional, como Carolyn Murphy o Constance Jablonski, que
llevan años colaborando con Estée Lauder.
Ahora, en cambio, parece
posible compatibilizar opiniones políticas y un contrato millonario con
una casa de cosmética, como prueban la propia Chimamanda Ngozi Adichie o
uno de las últimas caras de L’Oreal, nada menos que Susan Sarandon.
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