Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

27 dic 2016

El renacimiento de Gucci

Con su desembarco como director creativo en 2015, Alessandro Michele ha reinventado esta firma en términos estilísticos y financieros.
 En apenas dos años, la compañía se ha posicionado a la cabeza de los emblemas italianos del sector del lujo.
 ALESSANDRO Michele, el hombre que desde 2015 reescribe la historia de Gucci y que en apenas dos años ha logrado darle la vuelta a uno de los emblemas más legendarios del sector del lujo, asegura que solo se trataba de dar con el cable de tensión adecuado. “He querido provocar un cortocircuito entre el pasado y lo contemporáneo, porque los símbolos de una firma siempre pertenecen al pasado, pero a la vez siempre tienen algo que contar de nuestra contemporaneidad”, dice Michele (Roma, 1972) antes de desgranar las claves de lo que él considera un mero “capítulo” en la historia de esta mítica casa florentina.

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, El Dionysus DIY Corner de Vía Montenapoleone, en Milán, donde se personalizan los bolsos de la firma italiana. 
 
Sin embargo, el sorprendente renacimiento que ha vivido Gucci en los últimos tiempos pasará a los manuales de la historia de la moda reciente. 
También a los de la gestión empresarial.
 Un golpe de timón, propiciado desde el centro de operaciones administrativas en Milán por el director ejecutivo Marco Bizzarri y el propio Michele desde el cuartel general creativo en Roma, que no se ha limitado a la pasarela ni a los escaparates, sino que aspira al replanteamiento global de uno de los buques insignia de la moda italiana, nacido en 1921 y vincu­lado exclusivamente a los artículos de piel en sus inicios.
 La transformación arrancó en enero de 2015 y ocurrió a una velocidad de vértigo, la misma que rige los grandes emporios de la moda y que de forma voraz consume nuestro sentido de la realidad y el tiempo.
 Marco Bizzarri, entonces recién elegido director ejecutivo, decidió cambiar las reglas del juego al darle la batuta creativa a un diseñador hasta entonces desconocido pero curtido en los talleres de marroquinería de la empresa.
 Alessandro Michele, un romano de pelo largo, barba, con las manos cargadas de anillos y un aura hippy de tintes mesiánicos, había llegado a la casa en 2002 de la mano de Tom Ford.
 Doce años después, era uno de los miembros destacados del equipo de la entonces directora creativa saliente, Frida Giannini. 

De la noche a la mañana, Michele se vio con todo el poder a sus espaldas y un reto: realizar su primer desfile contrarreloj, en nueve días.
 Sin apenas dormir, y como recuerdan testigos directos de aquel bautismo, con muchas de las prendas sin rematar, su primera propuesta (la colección masculina de otoño-invierno) logró despertar una ilusión que hasta entonces parecía aletargada.
 Su cambio radical de color, energía y referencias no dejó indiferente a nadie
. De un solo golpe, entraba por la puerta un nuevo universo cuyo efecto dominó favoreció a la marca al completo. 
En un tiempo récord, todo empezó a cambiar: desde el despacho del director creativo, redecorado por Michele con objetos antiguos traídos de su casa, a los míticos bolsos emblema de la firma, a los que les empezaron a crecer preciosos cierres en forma de serpiente o bordados de inspiración bucólica.
La de Tom Ford fue una de las primeras voces en declarar que Michele era el hombre adecuado para el puesto.

 Su etapa en Gucci, pese a ser una de las páginas más brillantes en la historia de la compañía, parecía haber caído en el olvido hasta que Michele –con guiños explícitos al archivo del diseñador tejano– le ha devuelto al lugar que merece.
 “Tom fue una figura clave para mí y para Gucci”, afirma Michele. “Él inventó la idea de que esta empresa de bolsos se podía transformar en una firma de moda”.
Modelos en el backstage del desfile de la colección crucero 2017. Gucci

 
GUCCI Cruise 2016 Front Row 
 
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Detalle de la serpiente que decoraba la pasarela del desfile masculino de la temporada primavera-verano 2017. Gucci
 

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