El político socialista francés ha convertido a su esposa en una de sus armas políticas.
Cuando François Hollande anunció, a principios de diciembre, que se retiraba de la contienda electoral
para 2017, Manuel Valls se apresuró a relevarlo.
Acudió a su feudo en Évry, la localidad de la empobrecida periferia parisina que gobernó durante años, para dar un paso al frente y declararse candidato.
Y lo hizo con su mujer sujetándole la mano.
La violinista Anne Gravoin, con la que el ex primer ministro se casó en 2010, decidió subirse incluso al escenario para acompañar a su marido durante su discurso.
Un gesto inhabitual en la política francesa, habitualmente partidaria de separar lo público y lo privado, que solo algunas estrellas mediáticas como Carla Bruni se suelen permitir.
Acudió a su feudo en Évry, la localidad de la empobrecida periferia parisina que gobernó durante años, para dar un paso al frente y declararse candidato.
Y lo hizo con su mujer sujetándole la mano.
La violinista Anne Gravoin, con la que el ex primer ministro se casó en 2010, decidió subirse incluso al escenario para acompañar a su marido durante su discurso.
Un gesto inhabitual en la política francesa, habitualmente partidaria de separar lo público y lo privado, que solo algunas estrellas mediáticas como Carla Bruni se suelen permitir.
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